miércoles, 28 de abril de 2010

Reflexiones críticas sobre "La conquista del aire" de Belén Gopegui

La novela como medio para saber
Ramón Pedregal Casanova
Rebelión

La primera edición de La conquista del aire es de 1998, y ha venido mostrando año tras año la actitud y el comportamiento de ese sector de la sociedad que rozó la conciencia social, y cuya posición de menor o mayor compromiso no fue más allá de la transición. Los personajes de La conquista del aire son los que adoptan un lenguaje superficialmente de izquierdas conforme sus actos legitiman el orden que sojuzga a la mayoría. De la misma manera que hincan sus garras con temor a su salvavidas, saben que nunca van a sobrepasar el límite del lenguaje vago.Belén Gopegui, la autora, deja a los personajes en medio de una tesitura, de un conflicto que uno de ellos presenta a los demás y, las decisiones de cada uno en el día a día hacen que, mediante su comportamiento, nos vayan mostrando su verdadero pensamiento. Belén Gopegui vino a decir en cierta ocasión que uno no se manifiesta como es realmente en circunstancias excepcionales, sino que lo importantes es el comportamiento diario, la actitud y la resolución ante las contradicciones del mundo en cada momento de nuestra vida. La novela nos pregunta sobre nosotros mismos, sobre nuestro comportamiento anterior y sobre el presente, no trata de moralizar, trata de comprometer: qué piensas hacer en adelante, cuáles son tus objetivos y cómo vas a conseguirlos.La conquista del aire es la novela en la que dos amigos prestan dinero a otro, y debido a ciertos imprevistos va pasando el tiempo, dos años, hasta que el tercero devuelve lo que le han prestado, tiempo que adquiere el carácter de una noche simbólica entre 1994 y 1996, última noche de octubre de 1994 y amanecer del primer día de noviembre de 1996. Esa larga oscuridad en las relaciones entre ellos va haciendo aparecer las contradicciones en marcha para la definitiva transformación a los ojos del lector. Pero si el argumento nos va a ir abriendo la inteligencia, antes de llegar a el debemos leer con toda la atención el Prólogo, con el Prólogo tendremos en la mano los antecedentes y el presente de la novela como género.En el Prólogo, apunta los fines comerciales de las empresas del libro, y, el poco espacio que dan a los autores para indicar a los lectores cuál ha sido su objetivo y cuáles sus búsquedas y reflexiones para conseguirlo; en este primer apartado, la contratapa, el espacio de presentación dedicado al libro es donde el capital abre las puertas al engaño comercial con un lenguaje que busca aislar la inteligencia: seducir – dice Belén Gopegui – antes que convencer, tocar en las emociones, donde el lector es mas débil y no puede responder porque tendría que cambiar de sentido el discurso. Belén Gopegui se enfrenta a eso diciendo: la novela no es un mero estimulador de sensaciones; y recoge unas palabras de Raymond Williams: …el dilema entre el arte como medio y el arte como algo autónomo… es la prueba de un fracaso; con lo que señala que han instalado esa división a cuenta de olvidar el por qué de tal separación, a cuenta de olvidar que intereses la han instalado. Las dos vertientes de la novela: una, el derrotero puramente comercial y de entretenimiento: había que desengancharla de la máquina que era el significado, había que educar a los lectores en la docilidad, y eso se hace, entre otras cosas, eliminando las dudas y reflexiones para dejar tan solo emociones compulsivas extraídas… de la intriga, la pena, el morbo o el deseo de emulación,… la simpatía por las ocurrencias del narrador, o la complicidad en el reconocimiento de guiños formales y literarios; la otra, la novela… como algo autónomo, reservada para grupos que se consideran por encima del resto y que buscan el relumbre público como seres especiales. Pero si, como dice Raymond William, todo ello no es más que la historia de un fracaso, esas divisiones que parecían definir la novela, aunque persistan, hoy ya no funcionan de manera preponderante, el cuchillo que se ha hincado en medio de las dos es el dinero, el dinero como valor que rige la existencia de todo lo demás: la novela, hoy, se articula en torno a la elaboración comercial, y de este modo se equipara a otros pasatiempos: vacía de sentido contará sucesos que busquen las emociones, dejando el significado fuera.Belén Gopegui señala que las emociones no pueden ser eliminadas de la novela, pero la novela no estará completa si no contiene el significado. Es por ese valor característico de la novela, su significado, por lo que resulta un instrumento formador de vida en tanto que propone…direcciones para la experiencia de las persona. Emprendido el camino, la capacidad de raciocinio y el sentimiento darán paso a la conciencia.Nuestra escritora, en el Prólogo a La conquista del aire, pone el dedo en lo esencial: los trucos, las formas más o menos elaboradas sin significado no son nada. Entonces explica por qué se entrega al lector una historia en la que la capacidad de decisión personal esta anulada y ha sido sustituida por el empuje del dinero como único valor, todo esta condicionado por el dinero. Si en Grecia –nos viene a decir- algunos hombres podían relegar el dinero al recinto doméstico, hoy no parece haber nada por encima de él. El progreso acabó con los privilegios aristocráticos, pero no pudo instaurar la hegemonía de lo común, de la razón, sino un único y último valor de cambio. Pero ella en su novela no quiere dejarlo aquí, quiere probar algunos espacios apenas tocados, y mira al discurso idealista y al de los afectos: los amigos hablan del pasado idealista y parecen conservarlo al margen de la vida diaria, y hablan del cariño que parecen tenerse. La voz narrativa va a indagar porque quiere saber hasta dónde estos conceptos están preservados del empuje del dinero.En el Prólogo añade un análisis histórico que atañe a esto: La concepción que se ha atribuido al progreso de que con él, el fuerte y el débil son iguales, es el triunfo último de la aristocracia derrotada con la revolución burguesa, que sí terminó con aspectos importantes de aquél mundo, pero recuperó y desarrolló el poder del dinero como único elemento de fuerza social.Tan solo una cosa más, la autora declaró en cierta ocasión que la novela en su conjunto trata sobre la presión que recibes, del daño que te hacen y del daño que te obligan a hacer. Y continuaba diciendo que la presión es una fuerza, y lo que ella (Belén Gopegui) quiere es disputarla, hacerle mostrar sus cartas y su falta de legitimidad.Por eso en La conquista del aire… El narrador quiere saber si es cierto que esas áreas (el discurso idealista y los afectos) permanecen al margen o si es tal la socialización que el dinero crece con el sujeto, construye su conciencia y, por tanto, a partir de ahora sería cuando menos romántico y falaz escribir una novela de aprendizaje pues, no habiendo escalas de valores en liza, primero tendría que darse la posibilidad de que una persona actúe de forma libre y entre en conflicto con la realidad sin haber interiorizado el libro de órdenes de nuestro tiempo.Recuperar el valor de la novela como objeto de transformación requiere conectar la idea con nuestra conciencia.Irreductible Belén Gopegui. Cuántas escritoras hacen falta como ella. Prólogo y novela de lectura imprescindible.Título: La conquista del aire.Autora: Belén Gopegui.Editorial: Anagrama.
Rebelión ha publicado

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