viernes, 27 de noviembre de 2009

Teoría y práctica del libro electrónico

Carlos Martínez
Rebelión

Todos hemos oído hablar ya de los nuevos “libros electrónicos” (ebooks). Su pantalla, contrariamente a las de un ordenador o teléfono móvil, funciona con “tinta electrónica”, motivo por lo cual no despide luz ni la imagen parpadea. De esta forma, la lectura en este soporte es prácticamente igual que en papel. La gran ventaja frente al libro ordinario es que permite viajar con cientos de libros o apuntes con sólo unos gramos de peso y muy poco espacio. Otro uso adicional de este aparato es que no sólo permite descargar libros, sino también artículos de prensa diarios para leerlos tranquilamente en el Metro o en la cafetería. El diario El País ya ha alcanzado un acuerdo con Amazon para vender su edición diaria de papel en formato de libro electrónico.

¿Por qué utilizar un libro electrónico?

A pesar de estas ventajas técnicas, siempre me han gustado los libros tal y como los hemos conocido hasta ahora, y albergaba muchas reticencias hacia el ebook. Dos artículos que recientemente leí en la web me han hecho cambiar de opinión. En el primero de ellos es un magnifico texto en el que abogado Carlos Sánchez Almeida hace una encendida defensa de la cultura libre y las posibilidades que para ello ofrece Internet. Y cuando ya estaba bastante convencido de la bondad de que los libros estuvieran contenidos en un archivo informático, una tras la lectura de una intragable columna de opinión de Vicente Molina Foix me decidí definitivamente a comprar un lector de libros y fomentar el libre intercambio de libros en la Red.

Manos a la obra

En primer lugar, hay que decidirse por un modelo. Desaconsejo el ebook Kindle, pues resulta caro y está dotado de software propietario, de tal forma que Amazón puede borrar títulos de nuestra biblioteca sin pedirnos permiso, como ya ha realizado. Dos son las ofertas que he encontrado en el mercado español de libros electrónicos que funcionan bajo GNU/Linux: Bookeen y Papyre. El hecho de que su sistema operativo sea Linux no impide que los libros puedan cargarse desde un PC que funcione con Windows u otro sistema operativo, es algo totalmente indiferente.

El primero de estos modelos –Bookeen– se encuentra en comercios del Reino de España al precio de unos 270 euros; el segundo –Papyre– vale unos 290 euros. Aun siendo los modelos más sencillos, todavía son algo caros, pero con su popularización es previsible que bajen los precios. Existen otros modelos algo más baratos, pero tienen el inconveniente de que su pantalla es menor de seis pulgadas, que es el tamaño mínimo razonable para leer con cierta comodidad y no estar continuamente pasando hojas. A pesar de su precio, en USA se han disparado las ventas de ebooks , lo cual se explica porque no suponen una inversión exagerada para aquellos que compran habitualmente libros, los cuales, desde luego, tampoco son baratos.

El modelo que he probado ha sido el Booken Cybook Gen3, que tiene una memoria interna de 500 megas y una tarjeta SD de 1 gigabyte, suficiente para albergar cientos de libros. Además de leer es posible visualizar fotografías y escuchar música. La primera posibilidad es bastante inútil, pues solo permiten la reproducción de gráficos en escala de grises. Con respecto a la reproducción de mp3, al parecer, acorta la duración de la batería que, según afirma el fabricante, permite la lectura de 8.000 páginas.

La documentación que viene con el Cybook es muy escasa, pero el manejo del aparato es relativamente sencillo. Cuando se conecta con el cable de mini-usb comienza a cargar la batería. Para que el ordenador detecte las memorias interna y la tarjeta se requiere que el ebook esté previamente encendido en el momento de conectarlo al ordenador.

Tras la primera y exhaustiva carga de baterías de rigor, se enciende el ebook , se elige el idioma que uno prefiera (está disponible el castellano) y posteriormente aparece la biblioteca precargada. Todos los libros en el modelo que compré estaban escritos en francés e inglés, entre ellos, una autobiografía de Bill Clinton y la Biblia, en vista de lo cual decidí borrar el material precargado para empezar a crear mi propia biblioteca. El libro electrónico viene con tres tipos de letras pero es muy sencillo instalarle nuevas fuentes copiando el archivo “ttf” correspondiente en la carpeta “fuentes”.

Qué formatos leer

El Cybook puede leer documentos en formato html, txt, palmdoc, pdf y Mobipocket . Son muchos los libros libres disponibles en la Web en el formato “pdf”, pero su lectura en el ebook da muchos problemas. El formato de Adobe Reader es el adecuado para la impresión en papel, pero no para su lectura en un libro electrónico. El formato “txt” se lee correctamente, si bien hay que tener en cuenta las diferentes codificaciones de los caracteres. Lo mismo ocurre con las páginas en html . El formato óptimo para la lectura en esta máquina es el de Mobipocket , también conocido por Mobi.

Lo mejor que he encontrado en esta nueva aventura tecnológica me lo ha brindado el software libre. En la documentación del libro sólo se hace referencia a un programa que sincroniza la biblioteca del disco duro del ordenador con el ebook (sólo para Windows), pero no alude a ningún programa para convertir textos de diferentes formatos a Mobi.

En los sistemas operativos GNU/Linux he probado dos aplicaciones. La primera de ellas es “ grammata ”, escrito en java, con el que he tenido algunos problemas que me impidieron hacerlo funcionar correctamente. El programa que funciona a la perfección es “ calibre ”: cualquier usuario de Ubuntu y derivados sólo tiene que escribir ese nombre en la ventana de búsqueda de Synaptic e instalarlo.

Esta aplicación está preparada para crear libros electrónicos con los requerimientos técnicos y de formatos exigidos para muchos lectores, entre ellos el bookeen y el papyre . El funcionamiento es sencillo: en primer lugar se añade el libro a nuestra biblioteca particular, que puede estar en formato odt, txt, rtf o pdf. En el caso de word , habrá que abrir el documento con OpenOffice y guardarlo con alguno de los formatos compatibles descritos anteriormente.

Una vez añadido el libro a nuestra biblioteca podemos editar la metainformación: titulo, autor, editorial, etiquetas e incluso es posible descargar la portada del libro desde Internet. Por último, se convierte a “libro electrónico” y se envía el archivo resultante al dispositivo. Por omisión, se convierte al formato Mobipocket, que es el óptimo para la lectura. La conversión es perfecta y permite aumentar y cambiar el tipo de letra sin que se “descuadre” la página. El único problema que he detectado desde la exportación de formato OpenOffice (odt) es que las tabulaciones y sangrías en ocasiones son exageradamente amplias en el libro electrónico.

A compartir y leer

El programa permite, así, tener sincronizada tu biblioteca en el PC y en el lector. Los formatos más aconsejables para compartir con los demás internautas son el txt, rtf y odt (OpenOffice document) puesto que son formatos libres y garantizan que se puedan leer en un futuro. No ocurre así con los documentos Word que, incluso, tienen problemas de compatibilidad entre las diferentes versiones de MS-Word, además de ser un formato “propietario”.

En el modelo estudiado, la lectura es muy sencilla y descansada. Además, se pueden marcar las páginas pero se echa de menos la posibilidad de subrayar y un sistema de búsqueda de palabras.

Donde están los libros

Cada vez existen más tiendas en Internet que venden los libros para su descarga, pero hay que tener cuidado, pues hay que comprobar que el formato del libro que se compra es compatible con el lector que uno tiene. Esto es importante, ya que al venderos el libro, usualmente, se hace con restricciones DRM, a las que me referiré más adelante, que no permiten convertirlo, con el procedimiento estudiado, al mejor formato que hayamos elegido para nuestro ebook.

Además de libros para comprar, existe una infinidad de obras libres y gratuitas para su descarga, como la sección “Libros libres” de Rebelión u otras páginas dedicadas en exclusiva a los libros. Además, también es posible buscar y descargar títulos en el emule o con el BitTorrent .

Y los autores… ¿cobrarán?

Con el libro electrónico se va a dar la misma paradoja que con la música. La industria discográfica impulsó el paso del formato del vinilo al CD e inmediatamente se produjo el efecto, no deseado por la industria, de que las copias no perdían calidad y, por lo tanto, se multiplicaron. Parte de la industria editorial está fomentando el paso al libro electrónico, si bien vendiendo las obras dentro de dispositivos que la propia compañía controla (es el caso del ebook Kindle de Amazon) o vendiendo los libros en archivos informáticos con Gestión Digital de Restricciones ( DRM , por sus siglas en inglés), que impide reproducirlo en otro dispositivo distinto del primero en que se abrió.

Muchos son los problemas del archivo protegido con DRM. No permite hacer copias de seguridad, de manera que si uno cambia de ebook deberá comprarlo de nuevo. El DRM también impide que se pueda imprimir más de una vez, de forma que si uno imprime sólo unas hojas luego será imposible imprimir ninguna parte más del libro.

La venta de música protegida con DRM ha sido un fracaso, pues quien compraba el mp3 tenía muchos más problemas que quien optaba por descargarlo sin autorización. Por eso, las principales compañías discográficas han abandonado la venta de música protegida contra la copia.

Sin embargo, la popularización del libro electrónico permitirá que los autores puedan vender y distribuir directamente su obra, sin intermediarios. También podrán crear editoriales con una mínima inversión.

Los autores que han visto descatalogados sus libros, podrán recuperarlos para sus lectores. La Ley de Propiedad Intelectual del Reino de España establece la resolución del contrato de edición cuando el editor procede a la venta como saldo o a la destrucción de los ejemplares que le resten de la edición, o cuando previstas varias ediciones y agotada la última realizada, el editor no efectúe la siguiente edición en el plazo de un año desde que fuese requerido para ello por el autor. También se extinguirá el contrato por la venta de la totalidad de los ejemplares, si ésta hubiera sido el destino de la edición, por el transcurso de diez años desde la cesión si la remuneración se hubiera pactado exclusivamente a tanto alzado o, en todo caso, a los quince años de haber puesto el autor al editor en condiciones de realizar la reproducción de la obra. En todos estos supuestos el autor queda libre de su contrato y podrá publicar de nuevo su obra, gratuita u onerosamente.

No cabe duda de que la industria editorial tiene temor al libro electrónico pero tiene, igualmente, la sensación de que su popularización es algo inexorable. Muchos autores, probablemente, verán rebajados sus ingresos en un futuro próximo a causa de las descargas en la red. En ese momento, serán muchos los escritores que se escandalizarán y protestarán desde sus columnas periodísticas por la merma de sus ingresos. Pero no olvidemos que en este cambio tecnológico (como en todos), también perderán su empleo trabajadores de imprentas, de distribuidores, librerías... Obreros que serán despedidos de sus empresas bajo las leyes inexorables de la competitividad y la adaptación que, al parecer, sólo parecen aplicables a los más desfavorecidos. A cambio, todos nosotros seremos más cultos y, por ende, más felices y cultos.

¿Donde está mejor conservado el patrimonio cultural?

Las bibliotecas han sido tradicionalmente pasto de las llamas. La cualidad inflamable del papel fue aprovechada por franquistas, nazis e inquisidores. Aún así, se han salvado ejemplares que, a pesar de estar levemente carcomidos, pueden ser leídos siglos después de su escritura. Por el contrario, ninguno de nosotros podría leer un documento escrito en nuestros primeros ordenadores personales almacenados en un disquete 5 ¼ con un formato “dw3”.

El papel parece un soporte más duradero pero, además del peligro del fuego intolerante, tiene una nueva amenaza, como nos recuerda Almeida en su artículo citado: el cada vez más depredador copyright. Ejemplos de esta tendencia son la extensión de los derechos de autor patrimoniales, la imposición del canon por préstamo en las bibliotecas, por la posesión de una fotocopiadora, de una impresora...

Cuanto más ejemplares de libros haya, más difícil será que los enemigos de la cultura los destruyan u oculten. Así, aún siendo imprescindible su impresión, cualquiera de nosotros podemos convertirnos en bibliotecarios descargándonos libros y compartiéndolos desde el disco duro de nuestro ordenador.


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jueves, 26 de noviembre de 2009

Y el médico sustituyó al sacerdote

Prólogo a El rapto de Higea, de Jesús García Blanca

Pascual Serrano
Rebelión

El rapto de Higea, de Jesús García Blanca, de Editorial Virus, Barcelona.


En las tribus, a quien se le adjudicaba el dominio de la hechicería, la curandería y el conocimiento de la vida y la muerte, terminaba ejerciendo el control sobre la comunidad. ¿Quién puede ser más poderoso que quien conoce –o nos convence de que conoce- el origen de la vida, los componentes más recónditos de nuestro cuerpo, el funcionamiento del organismo y los secretos para mantener la salud o restituirla en caso de enfermedad? Es lo que Jesús García Blanca analiza como el paso de los clérigos a los médicos como detentadores del poder, de la institución médica como relevo de la institución religiosa en nuestras sociedades modernas. Basta con recordar las tremendas similitudes que pude apreciar hace una década en Centroamérica entre el predicador evangelista en un parque y el vendedor de medicamentos en los autobuses. “El rapto de Higea”, en referencia a la diosa griega de la salud, desmonta, con ese necesario espíritu crítico tan poco frecuente en nuestras sociedades, el tabú de infalibilidad que posee el modelo sanitario moderno y que sirve al poder como herramienta eficacísima de control y dominación social.
El individuo se siente indefenso y dominado ante el soldado que le apunta con un arma, el juez que puede sentenciar su destino y el médico a quien encomienda su cuerpo. Lo curioso es que solamente a éste último se le busca voluntariamente.

En nuestras sociedades –supuestamente democráticas- nos posicionamos y participamos en el debate referente a cuestiones como el gasto público, el código penal o la política de vivienda. En cambio, no nos vemos capacitados a intervenir en la decisión de optar entre si lo acertado para nuestra salud es una intervención quirúrgica, una medicación o un cambio en la dieta. El modelo sanitario está diseñado para que el ciudadano no comprenda, no analice, no opine y no decida. Incluso cuando abren la puerta a la decisión ciudadana crean una angustia en la medida en que anteriormente no ofrecieron los elementos necesarios para poder elegir. Hace varios años, ante un brote de meningitis infantil, las autoridades de la Comunidad de Madrid propusieron a los padres que ellos eligieran si vacunar a sus hijos o no. El resultado fue que las familias se encontraron ante un dilema frente al que no poseían la información ni conocimientos necesarios, debido a que el sistema de salud está planteado para que el usuario no conozca, no sepa y nunca pueda decidir, aunque se le ofrezca la posibilidad.

Jesús García también nos explica en este libro, cómo en el origen y diseño actual del sistema sanitario estadounidense se encuentra el control militar. Baste como ejemplo que el denominado Servicio de Inteligencia de Epidemias de Estados Unidos, que tiene ámbito de intervención mundial, posee un “ejército” de 2.700 agentes militares “incrustados” en instituciones, fundaciones, compañías farmacéuticas y de seguros, medios de comunicación y universidades. Al final el “gran hermano” se ha adueñado de la sanidad mundial. Un ejemplo claro de esa coordinación fue la presencia del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, como importante accionista en la empresa propietaria de la patente del medicamento para tratar la gripe aviar1, antes de que apareciese esa epidemia.

También se ha podido saber que la institución internacional de salud, la OMS, ha creado un departamento (Internacional Medical Products Anti Counterfeiting Taskforce) en el que participan la INTERPOL, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio y las Organización Mundial de la Propiedad Intelectual y la Federación Internacional de Asociaciones de Compañías Farmacéuticas2, que, bajo la excusa de la detección de medicamentos falsificados, tiene como objeto la persecución de la fabricación de genéricos al margen de la industria farmacéutica. No debemos olvidar, como nos recuerda el autor, que “el mercado controla la investigación, las publicaciones especializadas, la difusión masiva de noticias relacionadas con la salud y a una enorme cantidad de ONGs que trabajan en este campo, y que ello repercute sobre los discursos, los conceptos de salud y los modelos sanitarios más allá de cómo se administren”. El sistema además sacraliza las publicaciones científicas. Como señala García, estas publicaciones están sometidas a los mismos condicionamientos económicos y empresariales que el resto de medios de comunicación, no pueden arrogarse, como lo hacen, el valor de la infalibilidad científica. Las publicaciones médicas disfrutan de una patente de imparcialidad por la que están siendo reconocidas como la fuente más neutral hasta para determinar el número de muertos en la invasión de Iraq, ofrecido sin cuestionamiento por la revista The Lancet.
El caso de estas publicaciones es sólo un elemento colateral del modelo cientifista que nos domina, según el cual, las aseveraciones que logran presentarse como científicas se convierten en incuestionables e infalibles. Se trata de algo que explotan muy bien en el ámbito de la economía, donde se permiten presentar sus recetas neoliberales como ciencia ajena al debate y la crítica política. Hasta el término “receta” es tomado del vocabulario médico, tan científico él, para aplicarlo en la economía. Y es que con la sanidad consiguen algo similar, mediante la presentación de cualquier iniciativa médica bajo la patina de ciencia neutral logran erradicar cualquier atisbo de crítica o debate.

Por ello, es necesario recordar e insistir en el fracaso del modelo capitalista global que nos gobierna y que ha instalado en los ciudadanos de los países ricos la enfermedad de la frustración. Pasamos nuestra vida persiguiendo la comida más sofisticada, el arte más excéntrico, el sexo más impulsivo, el mobiliario más chic. Quienes viven en zonas rurales, en cuanto pueden buscan las aglomeraciones de las grandes ciudades, los urbanos del interior se escapan a la costa y los habitantes de las regiones con temperaturas cálidas sueñan con una chimenea. A nuestros jóvenes les resulta insoportablemente aburrido un sol de primavera, el canto de un pájaro o una charla en un café. Internet ha supuesto la huida absoluta del mundo hacia lo irreal que no es nada. Vivir instalados en la frustración conlleva esa huida –que no búsqueda- hacia no se sabe dónde.

Nuestro sistema sanitario es el vivo ejemplo del surrealismo y la paradoja. Un indigente podrá recibir en los servicios de urgencia, de forma gratuita o subvencionada, un medicamento contra la sarna que debe disolver en el agua de una bañera, pero no tiene bañera, ni agua corriente, ni vivienda. A quien duerme en un frío invierno en la antesala de un cajero automático porque no tiene otro lugar, el sistema lo ingresa en un hospital cuando se enferma de pulmonía pero antes no le pudo ofrecer una manta para evitarla. Y además le dará el alta para que se dirija de nuevo a pasar la noche donde de nuevo enfermará.

En la versión global se mantienen también esas insultantes paradojas. Si, por ejemplo, naciesen en una inmunda barriada de Filipinas en el seno de una familia sin recursos para alimentarlas, dos gemelas adheridas por la espalda, los mejores hospitales del mundo competirían por realizar la intervención quirúrgica que las separe. Ya ha sucedido en alguna ocasión. Si, por el contrario, las niñas hubiesen nacido normales, ninguna institución se hubiera preocupado de que pudiesen ser alimentadas o de que recibieran asistencia médica ante una diarrea.

El mercado infesta todos los intersticios de nuestro sistema sanitario. Desde la ilegalidad se crean mercados de órganos o úteros de alquiler, y con la legalidad los jóvenes venden su semen y los equipos médicos de trasplantes cobran incentivos por cada donante que consiguen. Un hospital privado de los que ahora se conciertan por el Estado tendrá un gran negocio si hay una epidemia en su área de asistencia porque se multiplicarán las atenciones sanitarias y la facturación. Conforme a nuestro cálculo del Producto Interior Bruto, éste aumentará y, por tanto, el “crecimiento económico”, si surge un brote de Alzheimer que disparará la construcción de centros de asistencia, puestos de trabajo y la comercialización de material relacionado con la atención de esos pacientes. La película futurista La Isla (Michael Bay, 2005) ilustra bien algo que no podría resultar tan incongruente con el sistema que estamos creando. En ella una empresa “produce” clones de ciudadanos acaudalados con el único objetivo de disponer de órganos de repuesto para ellos. Por supuesto, ni los “originales” ni los clones conocen el planteamiento, los primeros sólo saben que pagan a una empresa que les encuentra donante, los segundos viven artificialmente en una comunidad cerrada y secreta creyendo que son la únicos supervivientes de un desastre nuclear, periódicamente se celebra un sorteo y uno de ellos es elegido para viajar a “la isla”, un lugar paradisíaco no contaminado. Nunca lo vuelven a ver sus compañeros. Se me ocurren dos preguntas: ¿Acaso tendrían prejuicios muchos de los ciudadanos de los países ricos en recibir un órgano de otro humano si lo necesitan para seguir vivos, aunque fuera a costa de la vida del donante? ¿Acaso no estarían en condiciones de pagar lo suficiente como para que sea rentable para una empresa dedicarse a ello? Al fin y al cabo ya estamos consumiendo su alimento en forma de combustible para nuestros vehículos.

Las empresas farmacéuticas merecen capítulo aparte, pero basta con señalar que el propio premio Nobel de Medicina Richard Roberts reconocía que “no les interesa buscar la curación"3. Ni las empresas de armamento desean acabar con las guerras ni las de medicamentos con la enfermedad. La razón es que nuestro sistema de mercado se fundamenta en crear empresas a las que paga por atender los problemas, de forma tal que éstas serán las primeras interesadas en que no se solucionen definitivamente esos problemas.
García también afronta en su libro serias discrepancias científicas en lo referente al origen infeccioso de las enfermedades, el SIDA y otros paradigmas médicos. No estoy en condiciones de darle la razón o no, pero hemos de reconocer el valor de que su trabajo tenga el mérito de que, como afirmaba Einstein, “lo importante es no dejar nunca de cuestionar”. Llevar este cuestionamiento hasta el altar de la sacrosanta ciencia de la salud es de gran valor para ir creando un ciudadano crítico e independiente ante el poder, no sólo el político y el económico, sino también el científico que, como bien nos demuestra en su libro, no es ajeno a los dos primeros.

Por último, como ya viene siendo obligado en toda obra que quiera dejar en evidencia la indignación hacia el modelo dominante, Jesús García Blanca aporta propuestas de insurgencia y rebelión. Y, como para que el levantamiento sea eficaz necesita cimentarse en el conocimiento y la información, ni una de estas propuestas debo adelantar en este prólogo para que sólo se conozcan una vez leído este libro.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Procesos revolucionarios en América Latina, de Alberto Prieto

Novedad editorial


Una inspiradora travesía por la historia de los procesos revolucionarios de América Latina iluminada por Túpac Amaru, Hidalgo, Martí, Bolívar, Mir anda y San Martín, Mariátegui, Sandino y el Che.

Las insurrecciones y revueltas en el siglo XVIII, la avalancha independentista, las transformaciones democráticas y antiimperialistas, el influjo de la Revolución cubana, el Sandinismo y el nuevo auge revolucionario y democrático en nuestra región quedan registrados en sus páginas.

Cierra el periplo un escenario de esperanzadoras luchas por la unidad latinoamericana lideradas por Fidel Castro, Hugo Chávez y Evo Morales, quienes retoman el pensamiento y esfuerzos integradores de otros próceres que lucharon por una Patria Grande en América Latina.

SOBRE EL AUTOR

Alberto Prieto. Profesor titular de la Universidad de La Habana. Doctor en Ciencias Históricas y miembro de los Tribunales Permanentes Nacionales de Historia y de Ciencias Políticas. Dirigió el Grupo de Investigaciones Interdisciplinarias para América Latina, el Caribe y Cuba (GIPALC) y actualmente es presidente de la Cátedra Benito Juárez de la Universidad de La Habana.

Entre sus principales libros publicados se encuentran: La burguesía contemporánea en América Latina (1983 y 1986); Apuntes para la historia económica de América Latina (1986); Héroes latinoamericanos (1987); Centroamérica en Revolución (1987); Las civilizaciones precolombinas y sus conquistas (1992); Ideología, economía y política en América Latina, Siglos XIX y XX (2005) y Las guerrillas contemporáneas en América Latina (2007).

Más información sobre este libro en http://www.oceansur.com/product/procesos-revolucionarios-en-america-latina/ • • • Contenido

Introducción

Capítulo I

Insurrecciones y revueltas en el siglo

1. Conflictos entre criollos y portugueses en el Brasil

2. Sublevación veguera en La Habana

3. Rebelión chacrera en Paraguay

4. Alzamientos del campesinado indígena

5. Sublevación comunera en Nueva Granada

Capítulo II

Inicios del movimiento revolucionario liberador

1. Precoz emancipación haitiana

2. Frustraciones republicanas norandinas

3. Fraccionamiento rioplatense

4. Fracasos populares en México y Centroamérica

Capítulo III

La avalancha independentista

1. Imperio esclavista en el Brasil

2. Separatismo conservador en México y Centroamérica

3. Gesta liberadora de San Martín

4. Coalición revolucionaria bolivariana

5. Involución tradicionalista en países emancipados

Capítulo IV

Predominio de las reformas liberales

1. La excepcionalidad paraguaya

2. Luchas revolucionarias en México

3. La llamada República artesana en Colombia

4. Complejidades político-sociales en Centroamérica

5. Guerras independentistas en Cuba

Capítulo V

Transformaciones democráticas y antiimperialistas

1. La Revolución mexicana

2. Luchas de los tenentistas y de Sandino

3. Concepciones socialistas en América Latina

4. Bloque de la Victoria en Costa Rica y violencia en Colombia

5. Democracia en Guatemala y MNR en Bolivia

Capítulo VI

La Revolución cubana y su influjo

1. El movimiento antidictatorial cubano: Fidel Castro

2. Foquismo guerrillero latinoamericano

3. Nuevas opciones socialistas

4. La epopeya del Che

5. Combates armados urbanos

6. Nacionalismo revolucionario de los militares

7. Allende y la Unidad Popular en Chile

Capítulo VII

Sandinismo y nuevo auge revolucionario

1. EL FSLN en el poder

2. Surgimiento y consolidación del FMLN en El Salvador

3. Formación de la URNG en Guatemala

4. Multiplicidad guerrillera en Colombia

5. Sendero Luminoso y MRTA en Perú

Capítulo VIII

Ascenso revolucionario, democrático y unitario

1. Del Caracazo al Gobierno de Chávez en Venezuela

2. Derrocamiento de los regímenes fascistas

3. De la caída del Che en Bolivia al Gobierno del MAS

4. Dificultades de la transición democrática en Chile

5. Triunfos electorales en Ecuador y Nicaragua

6. La integración latinoamericana

Notas

Índice onomástico

• • • Introducción, por Alberto Prieto. Proceso revolucionario es la denominación que se brinda al conjunto de fa­ses evolutivas de un fenómeno progresivo, que transforma de manera cuali­tativa una sociedad debido a la metamorfosis del antiguo régimen social en otro nuevo, mediante los cambios que se producen en el Estado y sus insti­tuciones o dependencias, tras ser ocupado el poder político con el objetivo de alterar el derecho y consecuentemente las formas de propiedad. Dado este concepto, se comprende el hecho de que no toda revuelta implica una revolución, pues el propósito de alcanzar un mundo mejor es imprescindible para calificar de aquella manera la mutación llevada a cabo. Por lo tanto, se debe subrayar que las heroicas resistencias simbolizables en Hatuey, Cuauhtémoc, Rumiñahui, o Caupolicán, a pesar de haber represen­tado la más admirable y tenaz oposición a la conquista foránea, solo tenían la intención de preservar las sociedades precolombinas tal y como se encon­traban hasta el momento de la Conquista y no la de establecer un modo de vida superior. De igual forma sucedió con las tempranas rebeliones que se produjeron en la Hispanoamérica colonial, como las encabezadas por Gonzalo Pizarro, Rodrigo Contreras, Álvaro de Oyón, Sebastián de Castilla, Francisco Hernández Girón, o Martín Cortés, segundo marqués del Valle de Oaxaca, quienes, soberbios, se alzaron en armas al sentir que algunos de sus privi­legios adquiridos durante la Conquista, estaban amenazados por la implan­tación de las antes desconocidas ordenanzas absolutistas emanadas de la metrópoli feudal. Por eso, dichas insurrecciones no dejaron huellas visibles de avance material ni gloria alguna en la historia de nuestro subcontinente. En lo que hoy constituye la América Latina, hubo que desarrollar una creciente división social del trabajo que ligara los diversos territorios entre sí, para que empezara a forjarse la necesaria e indisoluble unidad econó­mica entre las diferentes regiones, pues entonces se trazaban caminos y se impulsaban las vías de comunicación. De esa manera se iniciaba una exis­tencia común para todos los pobladores, los cuales comenzaban a constituir una colectividad social estable, con un mismo idioma junto a una confor­mación mental y ética propia, muy distinta a la de los peninsulares. La nueva psicología comenzó a reflejarse en valores literarios originales, como en Cuba Espejo de paciencia, escrito por Silvestre de Balboa en 1608, 4 el cual evidenciaba una fisonomía espiritual diferente de las demás; su esencia se expresaba en peculiaridades culturales formadas durante gene­raciones como resultado de condiciones específicas de vida. Estas caracterís­ticas desempeñaban un papel aglutinador y constituían una idiosincrasia, al ser asimiladas y puestas en práctica por todas las personas susceptibles de conformar una comunidad de cultura. Una situación similar se expresa en la trascendente Historia do Brasil, es­crita en 1627 por Vicente de Salvador, en la que se exponen los contrastes y diferencias entre autóctonos y metropolitanos en un sinfín de cuestiones. Por ello, no puede extrañar que a partir de 1630, cuando se produjo la in­vasión holandesa a Pernambuco, los criollos —blancos, mulatos y negros libres— bajo el mando de André Vidal y Enrique Dias, combatieran con persistencia y denuedo contra el dominio extranjero hasta la recuperación de Recife a principios de 1654, a pesar de las múltiples treguas y hasta al­guna alianza pactadas entre los gobiernos de Lisboa y los Países Bajos. Ese gran triunfo militar reveló el poderío de las fuerzas nativas, que habían es­tructurado un formidable movimiento popular contra los ocupantes gracias a la aglutinación de todas las clases y grupos sociales, en un proceso que demostró su capacidad de hacerse respetar en la consecución de objetivos propios. Pero la conciencia emancipadora estaba lejos aún, pues el amor al suelo patrio se mezclaba todavía con sentimientos de fidelidad hacia el so­berano y la metrópoli colonialista. Por ello los criollos, al vencer a los inva­sores, en vez de luchar por constituir un Estado independiente, decidieron restablecer en Pernambuco la soberanía de Portugal. Ese tipo de problemática evidencia la necesidad de poseer una adecua­da ideología, susceptible de ayudar en la correcta organización de las ideas acerca de qué hacer luego de la toma del poder político, teniendo en cuenta las heterogéneas condiciones materiales de los variados componentes so­ciales. Ello determina que aun cuando en todas partes se esgrima la misma concepción del mundo, los procesos de cambio tienen que ser diferentes, pues cada cual debe adecuar su convicciones a las características socioeco­nómicas y a las tradiciones que sustentan la identidad; por empecinado que sea cualquiera en romper con el pasado, siempre encuentra límites en los nexos de continuidad, objetivos o subjetivos, que sobreviven. Se comprende así que las relaciones entre las clases y grupos sociales, e incluso los indivi­duos, se tienen que practicar con gran tacto, ya que resulta imprescindible desarrollar el arte de lo posible al máximo. A partir de los principios, leyes y axiomas esenciales de una concepción ideológica, y teniendo muy en cuenta a quién se desea beneficiar, los que han pretendido moldear una sociedad nueva a partir de la antigua han teni­do que realizar evaluaciones de las exigencias fundamentales de las clases y grupos sociales que viven en los territorios de su incumbencia, para dise­ñar entendimientos según el precepto de satisfacer la principal demanda de cada agrupación y sacrificar las otras de aquellos interesados en transitar hacia un sistema que se avenga mejor a sus intereses. Desde la Conquista, además, los hegemónicos siempre han contado en nuestra región con el apoyo de influyentes fuerzas provenientes del exte­rior. Y emanciparse de ese poderío foráneo aliado de las elites dominantes, ha requerido que se conciban políticas de amplias y creadoras alianzas. Por eso, el paradigma ha sido defender los reclamos básicos de la mayoría, al reivindicar los derechos generales de la sociedad; nada más se han exclui­do los privilegiados de adentro y sus socios externos. Sin embargo, llevar a cabo semejante tarea no solo implica una profunda comprensión de las ca­racterísticas socioeconómicas de la población, sino también haber calado en sus rasgos psicológicos, los cuales se manifiestan en la cultura; es conocido que esta expresa la subjetividad de los valores humanos propios, íntima­mente relacionados con los acontecimientos históricos. Estos se proyectan mediante las tradiciones, las cuales recuerdan lo que en su momento se de­bía hacer. Y si hecho está, dicen quién lo hizo. Las tradiciones sostienen los anhelos de las etnias, nacionalidades, clases y grupos sociales; dejan saber lo deseable de un cambio y siempre lo preceden, como anticipo del hecho mismo. Cuando se llega al criterio de que, para implementar una transforma­ción que alcance el éxito se deben conocer bien las peculiaridades del de­sarrollo material y espiritual de una sociedad determinada, se comprende la magnitud del reto existente para metamorfosearla. Por eso, se requiere una dirigencia capaz, decidida y firme, susceptible de formar una vanguar­dia nacional-liberadora que, por medio de una política acertada, adecue su ideología a la realidad concreta, sin abandonar los preceptos básicos e in­soslayables que sostienen su visión del mundo. Entonces, se podrá tomar el poder y avanzar hacia una sociedad superior mediante la revolución. Ocean Sur

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sábado, 21 de noviembre de 2009

La gran evasión

Novedad editorial
La gran evasión narra la espectacular huida de prisión de los últimos exiliados de Pinochet

Rebelión

El libro es una crónica de la fuga de 49 presos políticos, en 1990, del Centro de Detención Preventiva de Santiago de Chile.

El libro de Xavier Montanyà ha sido publicado por Pepitas de calabaza y Llaüt.

El libro se presentará en Madrid hoy sábado 21 de noviembre a las 19,30 en la librería Traficantes de sueños (c/ Embajadores 35).

Olvidados tristemente por algunos de sus compatriotas, los últimos exiliados chilenos de Pinochet aún están pendientes de un resarcimiento que restaure ante la opinión pública su arrojo. A pesar de que protagonizaron algunas de las acciones más desestabilizadoras contra la dictadura, fueron los olvidados de la transición democrática. Un primer paso para remediar esta injusticia lo ha dado el periodista y escritor Xavier Montanyá (Barcelona, 1961) recuperando la memoria de estos luchadores en las páginas de su libro ‘La gran evasión’, cuya edición castellana acaba de ver la luz.

La obra rememora un capítulo esencial de la historia contemporánea chilena: la espectacular evasión de cuarenta y nueve presos políticos de la cárcel de alta seguridad en la que estaban encerrados, algunos de ellos por haber atentado contra Pinochet. Su fuga, a través de un túnel de casi cien metros, se reveló como una obra maestra de ingeniería clandestina, bien argamasada tras un esfuerzo ímprobo de meses de trabajo, en los que no faltó una fuerte dosis de suerte y de complicidad ideológica. Utilizando utensilios rudimentarios, lograron escapar del penal propinando un golpe de efecto a la moribunda dictadura.

Acercándose a la realidad con las herramientas del nuevo periodismo, Xavier Montanyá trenza una apasionante crónica que transmite emoción y verosimilitud. El pulso cinematográfico de la narración se combina con los testimonios de los protagonistas reflejando el clima de excitación que vivía la sociedad chilena a principios de los años noventa. Esta obra supone una muestra más del compromiso del autor por desentrañar la verdad oculta tras la historia oficial. Dominador del lenguaje escrito y visual, Xavier Montanyá ha abordado esa otra verdad histórica en títulos tan significativos como ‘Pirates de la llibertat’ y en documentales tan incisivos como ‘Memoria negra’. La traducción del catalán de ‘La gran evasion’ ha corrido a cargo de Zoraida de Torres Burgos. Su valiosa contribución ha propiciado la publicación de este libro en castellano, en el que se nos recuerda que muchos de los luchadores a favor de la democracia chilena todavía no pueden volver del exilio.

Xavier Montanyà (Barcelona , 1961), escritor, periodista. Es autor del libro Pirates de la llibertat y coautor de La torna de la torna: Salvador Puig Antich i el MIL . Entre sus trabajos televisivos destacan Música per a camaleons y Tres, catorze, setze , así como los documentales Granados y Delgado: Un crimen legal , Winnipeg: palabras de un exilio , Sense Llibertat , Nfumu Ngui: el goril·la blanc, Joan Peiró i la justícia de Franco y Memòria negra . Es colaborador de Vilaweb y Sàpiens , además de miembro del consejo asesor del suplemento Cultura/s de La Vanguardia .

martes, 17 de noviembre de 2009

Trotsky, “el ogro de Europa”

Tariq Alí
The Guardian/Sin Permiso


Trotsky: una biografía. Por Robert Service 600 pág., Macmillan. Némesis de Stalin: el exilio y la muerte de León Trotsky. Por Bertrand M Patenaude 352 pág., Faber.

Durante más de medio siglo, la biografía en tres volúmenes de Trotsky de Isaac Deutscher, una obra maestra histórico-literaria por derecho propio, se consideró como la última palabra sobre la materia. Mucha gente profundamente hostil a la revolución rusa y sus principales líderes aclamaron no obstante estos libros: en 1997 al preguntarle a Tony Blair por su libro preferido para el Día Nacional del Libro, el recién elegido primer ministro mencionó la trilogía. Doce años más tarde la cultura en este país se ha vuelto tan profundamente conformista que cualquier alternativa al capitalismo se considera descabellada.

La diligencia de Service ha sacado un pesado volumen sobre Trotsky que se incorpora a una colección que incluye a Lenin y a Stalin. A diferencia de Deutscher, nos dice, Service está en contra de la revolución y de sus líderes, pero le molesta el hecho de que Trotsky tenga tan buena prensa en occidente (una novedad para mí). Era igual que los demás excepto que escribía muy bien, lo que atrajo a los intelectuales neyorquinos. La opinión de Service puede resumirse en una frase: Trotsky era un asesino brutal y con sangre fría y merece ser presentado como tal.

Esta aproximación que se aparta de los hechos no es nueva y es la especialidad de la mayoría de ideólogos anticomunistas y pro-Stalin durante gran parte del pasado siglo. Service nos informa de que Winston Churchill apoyó a Stalin contra Trotsky durante los juicios apañados. Por descontado, el viejo sabía como distinguir entre conservadores y radicales. Tampoco tuvo mucho tiempo para Gramsci y casi ensalzó a Mussolini como baluarte contra la peligrosa ola de bolchevismo.

El ensayo de Churchill denunciando a Trotsky como el “ogro de Europa” está escrito con un brío y una pasión casi idéntica a la de su objetivo. Por desgracia no se puede decir lo mismo de la pesada narración de Service en la que algunas de las alegaciones son tan triviales que más vale ignorarlas. En la mayoría de los asuntos importantes –el peligro de substitución del Estado por el partido en Rusia, la necesidad de unirse con los socialdemócratas y los liberales para derrotar a Hitler, la futilidad de forzar a los comunistas a aliarse con Chiang Kai-shek en China, el destino que aguardaba a los judíos si Hitler llegaba al poder y avisos constantes de que los Nazis se preparaban para invadir Rusia– [Trotsky] demostró tener razón una y otra vez.

Como es de esperar, la escuela de historiadores contrafactuales no discute casi nunca lo que hubiera pasado si hubieran triunfado los Generales Kornilov, Denikin y Yudenich en lugar de Lenin y Trotsky. Una cosa es virtualmente segura: puesto que la revolución se presentó como la obra de los judíos-bolcheviques, una ola de progroms hubiera diezmado a los judíos.

El libro de Patenaude, más corto y mejor escrito es mucho más objetivo y, de hecho, más académico. Aunque se concentra en la etapa del exilio mexicano de Trotsky y ofrece fascinantes pinceladas de amantes, acólitos y asesinos por igual (inclusive detalles del affair de Trotsky con Frida Kahlo que Isaac Deutscher esconde dulcemente), también abarca su vida anterior a este período.

A diferencia de las revoluciones burguesas que transformaron Europa en los siglos XVI y XVIII, la revolución socialista fue un proyecto premeditado pensado para un país mucho más avanzado que Rusia. Incluso para sus líderes, la revolución bolchevique fue un salto en el vacío. La ortodoxia bolchevique no creía que la república recién nacida pudiera aguantarse por sí propia. La cúpula del partido esperaba que la revolución en Alemania rompiera su aislamiento y transformara Europa. En vez de esto, los principales estados imperialistas decidieron apoyar la contrarrevolución Blanca, conduciendo a una guerra civil que ganó el recién creado Ejército Rojo aunque a un coste terrible: los campesinos habían sido alienados por las requisiciones forzadas y las conscripciones. La guerra civil de 1918-21 dejó exhausta a la reducida clase obrera. Muchos murieron y el estrato que sobrevivió fue rápidamente absorbido en la maquinaria del nuevo Estado. Trotsky, como fundador y organizador del Ejército Rojo, fue sin duda alguna implacable al asegurar la victoria de su bando, como lo fue Lincoln durante la guerra civil norteamericana. Exhaustos en el interior y aislados en el exterior, los líderes bolcheviques, obsesionados por el destino de Robespierre y Saint-Just, decidieron que debían mantenerse en el poder a toda costa. Una consecuencia temprana fue la brutal represión del motín de los marineros de Kronstadt. Una consecuencia más tardía fue el estalinismo que destruyó no solamente las aspiraciones de la revolución sino también a muchos de sus cuadros dirigentes.

El noventa por ciento de los miembros del comité central de Lenin fueron denunciados como traidores y ejecutados. Stalin mató a más bolcheviques que el Zar. Tal como apunta Patenaude, el asesinato de Trotsky era inevitable. Las tempranas caricaturas antisemitas presentándole como un agente de Hitler tuvieron que ser retiradas, no fuera que molestaran al Führer después del pacto Stalin-Hitler. Trotsky pasó a ser un agente de los EEUU. No había necesidad de más cambios, puesto que había sido eliminado antes de que los EEUU se convirtieran en un aliado en tiempos de guerra.

Los intentos de reformar el sistema desde dentro fracasaron debido sobretodo a que la burocracia se negó a entregar su poder. Finalmente se agotó por sí mismo y capituló silenciosa y vergonzosamente ante las fuerzas del capitalismo global. El reino de la necesidad no tuvo que ser nunca reemplazado por el reino de la libertad, la auto-emancipación y el dominio humano, como había escrito Marx. Llegó al final – tal como Trotsky había predicho calmadamente– con la restauración del capitalismo. Cromwell, Napoleón y Stalin habían creado, todos ellos, un sistema que hacía casi inevitable la restauración del antiguo régimen.

* Tariq Alí es escritor paquistaní radicado en Londres. Militante en las luchas estudiantiles de los años 1960-70. Activista en el movimiento antiguerra y el Foro Social Mundial.

Traducción de Anna María Garriga

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2899

domingo, 15 de noviembre de 2009

A la sombra del Granado, de Tariq Alí

La Iglesia que impone sus principios por la fuerza


Javi Álvarez
laRepúblicaCultural.es


Tariq Alí es un gran pensador que desde la izquierda nos muestra su visión del mundo. Una persona que aboga por los frutos que producen la mezcla y la integración a través de una convivencia natural y sin fundamentalismos. Con una apuesta firme porque el impulso de América latina, con sus propuestas nuevas por un socialismo del siglo XXI, sea exportable como modelo para el resto de mundo. Tuve el placer de escucharle durante la Semana Negra de Gijón de este año y desde entonces traía la cuenta pendiente de leerme una de sus novelas. Elegí “A la sombra del Granado”, tal vez porque transcurre sobre tierras españolas y la sentí más cercana.

Arranca con la trágica imagen de la quema de libros andalusís en la plaza Bib-Rambla de Granada. Con esta acción ocurrida en la fecha del 23 de febrero de 1502, el Cardenal Cisneros, apoyado por los Reyes Católicos, ejerce la fuerza de la sinrazón para que todos los habitantes del reino se conviertan al catolicismo o abandonen las tierras que habían habitado sus antepasados durante ocho siglos. Es el fin de toda convivencia.

A la sombra del Granado es una novela que coloca a sus protagonistas sobre un precipicio y, desde él, les exige tomar una decisión vital. Situados en un momento crucial en el que se lo jueguen todo, donde valoren el pasado, el presente y el futuro, donde midan las tradiciones y las sopesen con sus creencias. Donde repasen, contabilicen, rindan cuentas, pidan explicaciones,luchen o desistan. La Iglesia, con afán inquisitorial, con ansia de acumulación de poder, con su equivocada certeza de mantener la razón a ultranza, es quien ha tendido el precipicio. Una Iglesia despreciable y vil, que ve en la “limpieza de sangre” una forma de expoliar bienes y cultura, de borrar esa parte de la historia construida a pulso entre todos, sin distinciones por creencias. Una Iglesia borracha y, aún sedienta, que precisa la humillación del otro, que las piernas tiemblen y se tambaleen, para su propia fortaleza, para que “su verdad” sea la única. La verdad marcada con la fuerza de la espada, el oscurantismo, el miedo siempre presente levantado por el fundamentalismo católico a su alrededor.

Es una novela cargada de injusticias, en la que los prejuicios traerán sangre e incapacidad. Sangre de los que no entienden que de la noche a la mañana se trate de expulsarles de sus casas. Incapacidad e impotencia de mantenerse con vida, sabiéndose de antemano condenados.

Los musulmanes se ven ante la disyuntiva de tomar su decisión entre tres posibles, someterse y aceptar el catolicismo como religión única abandonando sus preceptos musulmanes, irse de su casa hacia el Norte de África para empezar de nuevo o plantar cara en una batalla ya perdida. Da lo mismo la decisión que tomen, ninguna será la buena. Los primeros perderán el alma que viene atada a sus costumbres, los segundos se quedarán sin raíces y los terceros morirán. Cada uno tomará individualmente su camino, usando en unos casos la experiencia o el ímpetu de la juventud en otros, a veces escuchando a los otros, con espíritu colectivo, o explorando en sus antepasados, en filósofos de la tradición y de lo contrario, indagando. Muchos no son especialmente creyentes, pero saben que no sólo es un asunto de religión.

Lo más triste de la novela, independientemente de las propias tragedias o la falta de esperanza, me resultó al cerrar el libro y realizar entonces una mirada a nuestra propia actualidad para darme cuenta de que en cinco siglos apenas hemos cambiado nada, las discusiones y los métodos de resolver la propia vida, siguen siendo muy parecidos. Hay odio en las plazas que se tiñen a menudo de la misma xenofobia de entonces, de pánico al diferente lanzado desde tribunas por políticos y eclesiásticos. Mirando al hoy, no me siento muy contento de los caminos que hemos tomado, ni del punto que hemos alcanzado. Mirando al libro descubro que Tariq Alí me presenta aquí las causas de esta barbarie, el momento en el que se rompió la esperanza de una convivencia entre iguales, gentes libres, que se abrazan fraternalmente para construir un futuro de paz. Me da que sin nuestros pasado no seremos capaces de fabricar nuestro presente.

A modo de pequeño anecdotario: Sobre Tariq Alí decir que se convirtió en el año 1965 en el primer paquistaní elegido presidente del Sindicato de Estudiantes de Oxford (Oxford Union). Sobre la propia novela, decir que se ha documentado el número de libros que el propio Cisneros eximió de la quema en 4.000.

http://www.larepublicacultural.com/

jueves, 12 de noviembre de 2009

Reseña de El artesano, de Richard Sennett

Un referente clave para la izquierda real

Luis Roca Jusmet

Uno de los grandes ensayistas sobre la sociedad contemporánea es, sin duda, el sociólogo Richard Sennett, nacido en Chicago el año 1943. Forma parte de lo que podríamos llamar la sociología crítica, que sin perder su base empírica se arriesga a definirse sobre los temas que aborda. Es, por otra parte, un pensador de izquierdas bastante inclasificable, radical en la medida que buscar el fondo de las cuestiones y cuestiona los tópicos convencionales, vengan de donde vengan. Resulta especialmente interesante la manera como reflexiona hoy, después de casi cincuenta años, sobre su experiencia juvenil de militancia en la Nueva izquierda. Años de madurez y reflexión personal, así como de desarrollo del capitalismo, son el material para este análisis.

En El declive del hombre público (traducción de Gerardo di Maso) analizaba de manera certera e implacable la influencia de los movimientos juveniles contestatarios de los años 60, a los que él había pertenecido. De esta manera la espontaneidad, la sinceridad, la personalidad, la creatividad aparecían como signos de un proceso que en nombre de la defensa de lo privado estaban destruyendo el espacio público y empujando las relaciones sociales hacia una deriva narcisista. El tema lo redondeó Sennett con otros textos de la misma época como Vida urbana e identidad personal (traducción de Josep Rovira) y Narcisismo y cultura moderna ( traducción de Jorge Fibla).

Posteriormente desarrolló un proyecto muy interesante sobre la cultura del hombre moderno en tres libros titulados La corrosión del carácter, El respeto y La cultura del nuevo capitalismo . Esta tríada me parece imprescindible para entender la cultura del tardocapitalismo globalizador.

En La corrosión del carácter (traducido por Daniel Dajmías) nos presenta la transformación interna que produce los nuevos métodos de gestión del capitalismo

( precareidad, cambio, incertidumbre ). La estructura del carácter (basado en la lealtad, el compromiso, la solidez) se diluye unos supuestos valores (flexibilidad, fluidez, novedad) que acaba produciendo angustia e inestabilidad interna en los trabajadores.

En El respeto (traducido por Marco Aurelio Galmarini ) Sennett parte de recuerdos personales, en este estilo tan propio, para profundizar lo que significa el respeto en una sociedad basada en la desigualdad. Reflexiona sobre el tema del talento, que continuará en los dos libros posteriores en una investigación extraordinariamente fecunda. Y también sobre la incompatibilidad entre respeto y dependencia.

Finalmente La cultura del nuevo capitalismo (traducido también por Marco Aurelio Galmarini) plantea un análisis de la cultura del capitalismo, muy complementario con el de otro grande de la sociología crítica, Zygmund Baumann. Reflexiones muy certeras sobre la burocracia y el capitalismo en relación con el capitalismo. Y también propuestas sobre las que merece la pena reflexionar. La primera es sobre la necesaria reinvención de los sindicatos como una red social de ayuda, más allá de las derivas corporativas. La segunda es la búsqueda de experiencias de empleo compartido. La tercera es la renta básica. Las tres cuestiones son polémicas, sin duda, entre la propia izquierda. Pero vale la pena pensarlas porque justamente lo más necesita la izquierda hoy son propuestas concretas.

Ahora Sennett nos presenta un nuevo proyecto, igualmente elaborado en una tríada de libros, que tiene un carácter complementario con las reflexiones anteriores. Lo que ahora aborda es la cultura material y no el tema de los valores, las actitudes y las conductas, como había hecho ante riormente. Los tres libros son El artesano , Guerreros y sacerdotes y El extranjero , títulos algo desconcertantes pero que Sennett justifica lúcidamente en el prólogo. No deja de resultar curioso que el título del prólogo sea “El hombre como creador de sí mismo”. No será un implícito homenaje a su antiguo y malogrado amigo Michael Foucault, que dedicó la última parte de su obra al tema ? Tanto Sennett como Foucault, desde perspectivas y tradiciones diferentes, representan lo que éste último llamaba “la ontología del presente”. Lugar en el que la sociología cualitativa y la filosofía mundana pueden encontrase en un espacio crítico muy útil para diagnosticar el tiempo en que vivimos y que podría abrir un horizonte en la superación de lo que Wallernstein llama la escisión de la dos culturas, la filosófica y la científica.

Ahora Sennett nos presenta un nuevo proyecto, igualmente elaborado en una tríada de libros, que tiene un carácter complementario con las reflexiones anteriores. Lo que ahora aborda es la cultura material y no el tema de los valores, las actitudes y las conductas, como había hecho anteriormente. Los tres libros son “El artesano”, “Guerreros y sacerdotes” y “El extranjero”, títulos algo desconcertantes pero que Sennett justifica lúcidamente en el prólogo. No deja de resultar curioso que el título del prólogo sea “El hombre como creador de sí mismo”. No será un implícito homenaje a su antiguo y malogrado amigo Michael Foucault, que dedicó la última parte de su obra al tema ? Tanto Sennett como Foucault, desde perspectivas y tradiciones diferentes, representan lo que éste último llamaba “la ontología del presente”. Lugar en el que la sociología cualitativa y la filosofía mundana pueden encontrase en un espacio crítico muy útil para diagnosticar el tiempo en que vivimos y que podría abrir un horizonte en la superación de lo que Wallernstein llama la escisión de la dos culturas, la filosófica y la científica.

Lo que plantea este libro es un elogio del trabajo manual con un estatuto de dignidad propia, en una línea de progreso orientada por la satisfacción del trabajo bien hecho. Pero Sennett combina el sentido restringido de la palabra artesanía con otro más amplio ya que como dice en el prólogo abarca también el trabajo de educar, de ser un ciudadano comprometido, de la paternidad... En el fondo, nos dice, la artesanía responde a un impulso ético de hacer bien las cosas que consideramos importantes. De esta forma introducimos una forma de espiritualidad en la viuda material que se concreta en lo práctico, en lo cotidiano. Y aunque de esta manera podríamos remontarnos a Marx en su reivindicación de la filosofía transformadora y no contemplativa, la tradición que reivindica Sennett, viejo luchador de la izquierda, no es ésta sino la del pragmatismo. Y no sólo reivindica a los clásicos de esta tradición ( James, Pierce, Dewey) sino a otros más actuales como Richard Rorty. Y lo hace a partir de una noción que a mí me parece clave, la de experiencia, que me parece la puerta adecuada para superar el relativismo epistemológico sin caer en el planteamientos dogmáticos.

La artesanía, para Sennett, se basa en la habilidad, en el juicio y en el compromiso. Genera una disciplina que cristaliza en el hábito y la rutina, y aquí reivindica este término como algo que puede ser vivo y rico y no necesariamente pobre y aburrido como solemos pensar. Seguimos así en la misma línea de reivindicación, con alegría y sin complejos, de la lealtad, la disciplina y la autoridad como valores ilustrados que debe reivindicar la izquierda. Porque si aceptamos la hipótesis de que la Modernidad se mueve en la dialéctica entre ilustración y romanticismo es evidente que Sennett defiende la primera opción y desconfía profundamente de la segunda, cosa que le lleva a no utilizar el término creatividad por las connotaciones románticas que tiene. Podríamos decir que Sennett es un crítico radical de lo que Baumann llama la modernidad líquida.

Los análisis de Sennett son siempre sugerentes y brillantes, aunque en ocasiones sólo sean conjeturas y se permita una cierta dispersión por el gusto de entrar en cuestiones asociadas que no tiene tiempo ni espacio para profundizar. Algunos de ellos he de reconocer que tienen mucha gracia, como las referencias al sabio taoista Zhuang Zhi o al tiro al arco en la tradición del budismo zen.

La marca de izquierdas de Sennett aparece sobre todo en dos cuestiones. La primera es en su defensa sin fisuras de la cooperación en contra del individualismo competitivo, al que desmonta como uno de los mitos que supuestamente garantizan su eficacia. La segunda es su larga y profunda reflexión sobre la habilidad y la capacidad como algo básico y común en todos los humanos. Aquí continua con una elaboración teórica muy interesante que ya había inciado en su libro anterior, “La cultura del nuevo capitalismo”. Para Sennett hay que combatir intensamente la moderna ideología de la predestinación que adquiere la forma de determinismo genético y defensa de la excelencia de unos pocos. Lo que hay que buscar, nos plantea siguiendo lo ya planteado por Amaryrta Sen, es el desarrollo de las capacidades de todos los humanos y la competencia para gobernarse a sí mismo y participar en el gobierno de la sociedad en la que vivimos. Veo aquí un buen complemento de las teorías de la democracia radical de Rancière y de Castoriadis.

La habilidad manual, para volver al tema más específico del libro, depende de la motivación y del aprendizaje, ya que la torpeza no es genética sino resultado de la poca estimulación en edades tempranas. Sennett desprecia el elitismo y desconfía del perfeccionismo, por lo que acaba el libro con el buen consejo de que la figura mitológica de Hefeso cojo , orgulloso de su trabajo aunque no de sí mismo, representa el tipo más digno de persona a la que podemos aspirar. la propuesta pasa por el trabajo propio y por la manera como nos creamos a nosotros mismos. Nos aceptamos como algo imperfecto, aprendemos de las dificultades y no caemos en las trampas del narcisismo, tan actual como devastador. Pero no nos engañemos, es una propuesta ética y no estética. Hay que evitar la frustración del obseso perfeccionista que no acepta sus fallos, así como la del competidor compulsivo que no sabe perder. Siguiendo el modelo del viejo artesano el sabio Sennett nos sugiere, con firmeza pero sin paternalismo, que aprendamos de nuestros fallos para mejorar en lo que realmente cuenta, que es el oficio de vivir.

El artesano, de Richard Sennett
(Traducido por Marco Aurelio Galmarini)
Ed. Anagrama, Barcelona, 2009
363 páginas

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Cuando la injusticia se hace banal

Reseña del libro Trabajo y sufrimiento. Cuando la injusticia se hace banal, de Christophe Dejours

Antonio Madrid
mientras tanto electrónico

Este libro aborda dos cuestiones: la creciente aceptación de las injusticias en las sociedades contemporáneas y el trabajo (en especial la organización y gestión del trabajo) como fuente de sufrimiento. Para abordar estas cuestiones el autor utiliza investigaciones de campo hechas desde los años 80 en empresas francesas.
Más allá de las polémicas que este libro puede generar, especialmente cuando para analizar la experiencia neoliberal la compara con los tiempos del nazismo, su lectura resulta interesante y provocadora, en el mejor sentido de la expresión. Leyéndolo encuentras explicaciones plausibles al incremento de suicidios en el puesto de trabajo (por ejemplo, en France Telecom), al silenciamiento del padecimiento relacionado con el acceso, el mantenimiento y las condiciones de trabajo, y a lo que el autor llama la colaboración en sistemas laborales manifiestamente injustos.

No se aborda en el libro la actual crisis, ni sus efectos sobre los trabajadores. Sin embargo plantea líneas de reflexión sobre la práctica de los trabajadores, los sindicatos y las organizaciones de izquierdas que son necesarias. No es poco para un libro.



Trabajo y sufrimiento. Cuando la injusticia se hace banal
Christophe Dejours
Modus Laborandi (Madrid, 2009)
216 páginas
Traducción de Beatriz Díez


Fuente: mientras tanto electrónico, nº 73, octubre de 2009.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Hacendados en Armas.

Argentina: La Revolución de Mayo en el marco de las revoluciones burguesas
Presentación del libro Hacendados en armas; El cuerpo de Patricios, de las Invasiones Inglesas a la Revolución (1806-1810), de Fabian Harari


Razón y Revolución




Panelistas
Horacio González (Director de la Biblioteca Nacional)
Eduardo Gruner (Docente - UBA)
Fabián Harari (CEICS-RyR)

Lunes 16 de noviembre- 19 hs.
Centro Cultural San Martín - Sala F
Sarmiento 1551

Sobre el libro

El Cuerpo de Patricios aparece como el corazón de la alianza revolucionaria y la dirección del partido de la revolución. Es la organización más numerosa, la que ejerce las principales acciones desde 1808 y ostenta una intervención decisiva en los sucesos de enero de 1809 y mayo de 1810. Las milicias no son organizaciones armadas al servicio del Estado, ni árbitros de las disputas, sino organizaciones políticas que se enfrentan por la conducción de la sociedad. El Cuerpo de Patricios es un partido político.

La dirección de la organización está compuesta, en su mayoría, por una burguesía agraria en desarrollo. Esta burguesía no actúa sola, sino que debe trazar una serie de alianzas con diferentes clases, actuando como fuerza social. Esa fuerza social se da una se da una estrategia revolucionaria. El desarrollo de los combates lleva al cuerpo a oponerse a la legalidad colonial y a las autoridades enviadas desde la península, hasta llegar a su deposición y expulsión. Es decir, estamos ante un sujeto conciente. Sin embargo, la victoria de la insurrección de 1810 no hubiera sido posible si esa fuerza social no se hubiera constituido en partido, si ese conjunto de organizaciones y programas no hubiera coagulado en el predominio de uno de ellos, mediante la eliminación de sus rivales. El hecho de haberse constituido en partido a tiempo, antes de que la reacción se pudiera rearmar operó como factor determinante para la victoria.

Índice

Introducción
Capitulo I - La revolución burguesa
Capítulo II - Las relaciones sociales en el Buenos Aires tardocolonial
Capítulo III - La composición social del Cuerpo de Patricios
Capítulo IV - La estrategia del Cuerpo de Patricios (1806-1810)
Capítulo V - Las armas de la víspera. Lucha teórica, periódicos y formación del programa revolucionario (1801-1810)
Conclusión
Apéndice: Tres vidas memorables

Biografía

Fabián Harari es historiador, egresado de la Universidad de Buenos Aires. Miembro de la Organización Cultural Razón y Revolución, realiza sus investigaciones en el CEICS. Ha sido editor de la revista Razón y Revolución y del periódico El Aromo. Su labor docente abarca desde el nivel primario al universitario. Ha escrito numerosos trabajos referidos al Río de la Plata en los siglos XVIII y XIX. Este es su tercer libro, defendido originalmente como tesis de licenciatura. Su primer libro, La contra, sobre la misma problemática, agotó su primera edición y fue reeditado en 2008.


Fuente: www.razonyrevolucion.org

La revolución negra

Novedad Editorial: La rebelión de los esclavos en Haití: 1791-1804

Rebelión

La revoluciçon negra: La rebelión de los esclavos en Haití: 1791-1804, Libro de María Isabel Grau, perteneciente a la colección Historias desde abajo (Ocean Sur, 2009)


Haití es el país más pobre del continente. ¿Qué más sabemos de Haití? ¿Por qué no sabemos nada más?

Este oportuno texto se suma al proceso de reescritura de la historia de nuestros pueblos. Al conocer sobre la rebelión de los esclavos en la antigua colonia de Saint-Domingue (1791-1804) vislumbramos la conexión entre el crudo escenario actual y el proceso de violenta expropiación a la que ha sido sometida esta nación caribeña desde el siglo XV hasta nuestros días.

Personajes emblemáticos como Toussaint Louverture y Jean-Jacques Dessalines, o míticos como Mackandal, protagonizaron las insurrecciones de negros y mulatos que abrieron el camino hacia la independencia de la primera república de América.

SOBRE LA AUTORA

María Isabel Grau. Nació en Buenos Aires en 1977. Es profesora de Historia, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Actualmente ejerce como docente en la enseñanza secundaria y universitaria.

SOBRE LA COLECCIÓN HISTORIAS DESDE ABAJO

Coordinada por Néstor Kohan

Los monopolios de la (in)comunicación recrean día a día la hegemonía de la historia oficial. Hartos de esos discursos globalizados y apologéticos, necesitamos nadar contra la corriente y recuperar la tradición revolucionaria. ¡Basta ya de aplaudir a los vencedores! ¡Basta ya de legitimar lo injustificable! Frente a la historia oficial de las clases dominantes, oponemos una historia radical y desde abajo, una historia desde el ángulo de los masacrados, humillados y desaparecidos.

En cada acontecimiento de la historia contemporánea se esconden la guerra de clases, la lucha entre la dominación y la rebelión; entre el poder, la resistencia y la revolución. Cada documento de cultura es un documento de barbarie. Debajo de la superficie, laten y palpitan las rebeldías de los pueblos sometidos, la voz insurrecta de las clases subalternas, los gritos de guerra de las explotadas y los condenados de la tierra.

Esta colección, de autores jóvenes para un público también joven, pensada para las nuevas generaciones de militantes y activistas, se propone reconstruir esas luchas pasándole a la historia el cepillo a contrapelo. La contrahegemonía es la gran tarea del siglo XXI.

Mas información sobre este libro en: http://www.oceansur.com/product/la-revolucion-negra/

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN

CONQUISTA Y COLONIZACIÓN DE AYITI

El sistema colonial y la acumulación de capital

La conquista española y el exterminio de la población local

La conquista francesa

El tráfico de esclavos

«Acumulación originaria» para el desarrollo industrial francés

ESTRUCTURA ECONÓMICA Y SOCIAL

Los propietarios

El Código Negro

Los mulatos

Los esclavos

El créole y el vudú

ESTALLA LA REVOLUCIÓN

Los colonos frente al monopolio francés

El color de la piel y la propiedad

La Sociedad de los Amigos de los Negros

La Revolución Francesa prende la mecha

La rebelión de los mulatos

LA REVOLUCIÓN NEGRA

La rebelión de los esclavos

Los orígenes de Toussaint Louverture

La reacción de los propietarios blancos

Los mulatos se organizan en el Oeste

El ejército popular negro

La revolución se radicaliza en Francia

La abolición de la esclavitud

La invasión inglesa

Los jacobinos sancionan la abolición de la esclavitud

LA GUERRA REVOLUCIONARIA

La campaña de Toussaint Louverture

La propiedad: ¡otra vez!

La república francesa contra los mulatos

La reconstrucción económica. Volver al trabajo

DEFENDER LA LIBERTAD

Toussaint Louverture en el poder

La expulsión de los ingleses

Se esboza la idea de la independencia

La huida de los mulatos

El ejército popular conquista toda la isla

El cónsul negro

LA GUERRA DE INDEPENDENCIA

El ejército de Napoleón Bonaparte

Primeros combates y victorias francesas

La independencia como programa

La tragedia de Toussaint Louverture

Arresto, deportación y muerte de Toussaint

Contrarrevolución

Libertad o muerte

LA REPÚBLICA NEGRA

Primeros años de independencia

Por la libertad latinoamericana

Las potencias extranjeras

Los intereses imperialistas en Haití

EL PODER DEL PUEBLO

La era de los Duvalier

El poder del pueblo

La misión de estabilización de las Naciones Unidas para Haití

ANEXOS

1. El Código Negro

2. Carta de Toussaint Louverture al Directorio de París, que intenta reestablecer el dominio sobre la colonia y la esclavitud

3. Nota en la London Gazette, aparecida el 12 de diciembre de 1798, luego de que las tropas inglesas fueran expulsadas de Saint-Domingue

4. Proclamación de la independencia de Haití

5. Discurso pronunciado por Dessalines después de declarar la independencia

CRONOLOGÍA

BIBLIOGRAFÍA

Introducción

En 1804, el pueblo de una pequeña isla del Caribe, Saint-Domingue, se declaró independiente de Francia y dejó de ser una colonia.

La nueva República de Haití fue la primera nación políticamente independiente de América Latina, constituyendo un antecedente fundamental para las revoluciones que se iniciarían a partir de 1810.

Hoy Haití es el país más pobre del continente. ¿Qué más sabemos de Haití? ¿Por qué no sabemos nada más? ¿Por qué los Estados Unidos encabezan actualmente la ocupación militar de un país aparentemente tan insignificante? ¿Para qué?

La revolución haitiana, 1791-1804, se produjo en un momento histórico en el que se estaban desarrollando importantes cambios a nivel mundial. Tras dos siglos de transición, de la estructura económica de la sociedad feudal estaban surgiendo las relaciones sociales capitalistas que se impondrían como dominantes en todo el mundo.

Dirigida por Toussaint Louverture y Jean-Jacques Dessalines, la revolución de Haití comenzó siendo una rebelión de esclavos que luchaban por su libertad y se transformó en una guerra por la independencia, en la que un ejército popular de ex esclavos negros derrotó al ejército de Napoleón Bonaparte.

Sin embargo, económicamente estrangulada, con disputas internas, cercada y boicoteada por las potencias capitalistas, «la primera república negra» se fue sumergiendo en la miseria, que continúa hasta el día de hoy.

Conocer los acontecimientos de la revolución de los esclavos negros de Haití es indispensable para recuperar la conexión entre la miseria actual y el proceso de expropiación que se desarrolló desde el siglo XV en adelante, destacando la importancia que tuvieron las colonias en el desarrollo del capitalismo y, posteriormente, del imperialismo.

Comprender la historia de esta revolución nos permitirá analizar, en una de sus formas más crudas, cómo la usurpación violenta ha sido y es la fuente de enriquecimiento y de acumulación de las clases dominantes.

A pesar de la ocupación militar de Haití que hoy encabezan los Estados Unidos, miles de trabajadores y campesinos haitianos recuperan y actualizan la lucha de aquellos esclavos. Se plantean ahora, necesariamente, la construcción de nuevas relaciones sociales que permitan una verdadera emancipación.



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domingo, 8 de noviembre de 2009

Ernesto Che Guevara. Sombras y luces de una memoria siempre presente

Entrevista a Michael Löwy, uno de los primeros estudiosos del pensamiento del Che


Camille Pouzol
contretemps

Traducido para Rebelión por Caty R.

Nadie puede negar que en la actualidad la imagen del Che se ha convertido en un fenómeno comercial, sin embargo, ¿cree que eso tiene aspectos positivos? ¿Qué piensa de películas como la de Soderbergh (1) que juegan en un doble aspecto: la voluntad de que el gran público descubra al Che y que al mismo tiempo produzcan beneficios?


No podemos hablar de aspectos positivos, se trata simplemente del síntoma de un interés, de una simpatía, de una atracción que no siempre es muy política, pero que existe y da testimonio de algo. Eso no tiene aspectos positivos ni negativos, pero es interesante porque manifiesta un cierto estado de ánimo, sobre todo entre los jóvenes.


Con respecto a las películas de Soderbergh, éstas se rigen por las leyes del beneficio, como todo el cine. No son muy políticas. Se concentran en la faceta del combatiente heroico, el mito, la biografía. Sin embargo, la lucha y los retos políticos de la vida del Che se abordan de una forma muy limitada. Esos son los límites de la película. Al mismo tiempo, vemos que el cineasta simpatiza con el Che, y una vez más el punto más interesante de la película es sobre todo su éxito, que de nuevo indica un interés del público por saber más sobre el Che, por conocer mejor su biografía. Este aspecto es un auténtico síntoma representativo de una cierta manifestación pero sigue siendo superficial. La película en sí misma no es mala, pero no es muy profunda.

Su último libro (2) sobre el Che Guevara, ¿puede ser un despertador de la conciencia? ¿Y quiénes son los destinatarios? ¿Los jóvenes, la clase política?

En realidad no está destinado a la clase política, sino a todas las personas que se politizan, que se interesan, jóvenes o menos jóvenes, ¿Que si es un despertador de conciencia? Las personas que compran el libro ya tienen una conciencia, si no la tuvieran no harían nada o, como mucho, comprarían una camiseta. El libro puede ayudarles a profundizar esa conciencia, a conocer mejor los desafíos políticos más allá de la biografía, más allá de lo que hace Soderbergh. El libro puede desempeñar ese papel de ayudar a dar un paso más en el conocimiento del mensaje del Che, un mensaje revolucionario, anticapitalista, un socialismo diferente. Nos gustaría que las personas que lo lean quieran traducir esas ideas a la práctica, y esperamos que quieran comprometerse políticamente, que militen en los movimientos sociales, en el «Nuevo Partido Anticapitalista». Pero no hay una relación directa entre el libro y una práctica política.

¿Cómo ha evolucionado la percepción de la figura del Che en Francia?

En los años 60 hubo una primera percepción del Che por la izquierda radical. Especialmente en las Juventudes Comunistas Revolucionarias, JCR (3), en torno a Bensaid (4) y Jeannette Habel (5), para quienes Guevara es tan importante como Trotski, de quien traducían los textos. Fue una referencia importante para las JCR y también para otros, especialmente para algunos que se reivindicaban maoístas. Algunos se consideraban «guevaristas», como Debray (6) por ejemplo. La recepción de Guevara fue importante, estuvo presente en Mayo del 68 y en los años siguientes. Y no sólo el Che guerrillero, ellos reivindicaban precisamente su crítica de la Unión Soviética, su concepción del socialismo. Al Che se le veía como un pensador marxista en los años 60-70.

Reinterpretación de la imagen del Che


En el Che Guevara hay aspectos que si se malinterpretan pueden suscitar contradicciones, como es el caso de su autoritarismo. ¿Se puede explicar, sin embargo, por las condiciones extremas de la guerrilla?


No creo que se trate únicamente de la guerrilla. El aspecto autoritario está presente en el Che, sobre todo al principio, porque una parte de su formación política se hizo en el movimiento comunista estalinista. En algunos de sus textos, cuando era muy joven, escribió «viva Stalin», eso demuestra que aceptaba, hasta cierto punto, esa visión autoritaria de la política que era la del movimiento comunista estalinista. Al principio admiraba la Unión Soviética, admiraba el campo socialista y los consideraba un modelo a seguir.

Sin embargo, muy pronto muestra una sensibilidad antiburocrática, radical contra los privilegios. Desde el principio, y de forma creciente, es sensible a la cuestión de la libertad de expresión, de opinión. Afirmó que las divergencias no se arreglan a porrazos. No creo que la guerrilla fuese la causa esencial, aunque pudiese reforzar ciertas prácticas del mando. Son los límites de su formación política, pero muy pronto el autoritarismo cedió el paso a esa sensibilidad democrática radical, antiburocrática, igualitaria. Fidel Castro ha experimentado la misma evolución. Antes de empezar la guerrilla se definía como jacobino, y también tenía ese aspecto autoritario. La guerrilla pudo reforzarlo pero no era el punto de partida.


Parece que se ha establecido una reescritura histórica negativa cuando se habla del Che (UMAP (7), el verdugo de «La Cabaña» (8), el Che sexista…) ¿Cómo se puede explicar esta propaganda «antiguevarista» mientras que los escritos del Che, por lo tanto huellas históricas, parecen demostrarnos lo contrario?


El Che no era ni más ni menos sexista que la media de los militantes revolucionarios de América Latina de esos años. Ignoraba las cuestiones feministas. Son limitaciones obvias, pero no propias del Che.


Por principio, nosotros estamos contra la pena de muerte, humanamente es inaceptable, por lo tanto no vamos a justificar ni esas ejecuciones ni otras. Admiramos mucho a los sandinistas porque cuando llegaron al poder abolieron la pena de muerte. Sin embargo hay que tener en cuenta el contexto. En Cuba, tras derrocar una dictadura feroz, la multitud reclamaba justicia y estaba dispuesta a hacerla ella misma linchando a los responsables de la represión, los asesinos, los torturadores, los jefes de policía. Se instituyeron los tribunales para evitar que esa justicia popular expeditiva juzgase a los verdugos. Era una justicia relativamente expeditiva, pero los tribunales escuchaban y juzgaban aunque a menudo condenasen a muerte. En comparación, no es muy diferente de lo que hicimos en Francia cuando la liberación. Establecimos tribunales excepcionales y condenamos a los colaboracionistas. En Cuba ejecutaron a 500 ó 600 personas, en Francia por lo menos diez veces más. Los que llaman al Che «verdugo de La Cabaña» deberían decir «De Gaulle, los resistentes, una banda de verdugos y asesinos» Nadie ha dicho nunca eso en Francia salvo la extrema derecha fascista.

Si por principio estamos contra la pena de muerte en Cuba en 1960, en China, en Estados Unidos, en Francia cuando la liberación, entonces condenemos el principio en todas partes del mundo. Pero decir que sólo el Che fue un asesino es absurdo. Se puede decir que estamos ante una política de guerra fría, de doble rasero: si nosotros actuamos así, tenemos razón, pero si los demás actúan de la misma forma, entonces ellos cometen un error. Es la ideología de la Guerra Fría. Hay que relativizar las cosas a la luz del contexto.


He leído cosas sobre los campos de trabajo, y también los testimonios de personas que trabajaron con el Che. No niego la existencia de esos campos, pero no parece que fueran «gulags» tropicales, ya que el Che enviaba allí a sus colaboradores por un período de semanas o un mes. No me parece un buen método, pero tampoco hay que exagerar, esos campos eran campos de trabajo a los que el Che enviaba a sus colaboradores por pequeños problemas y ellos volvían y retomaban su trabajo como antes.

Machover (9) presenta al Che como un ser sanguinario, atraído por la muerte, que arrastró consigo vidas enteras a un combate inútil y perdido de antemano. ¿Cómo se pueden decir esas cosas sabiendo contra qué luchaban los jóvenes y esas organizaciones? ¿Por qué los gobiernos actuales toleran ese punto de vista y no rinden un homenaje a la «Junta de Coordinación Revolucionaria» (10) creada en abril de 1974?


Es cierto que existió el asunto de «La Cabaña», pero el mejor ejemplo de que el Che no era en absoluto un verdugo sanguinario es cómo trataba a sus prisioneros. En el diario Pasajes de la guerra revolucionaria cuenta cómo actuaba, exigía que sus soldados respetasen a los prisioneros. Hay testimonios de personas que vieron como prohibía que se atacase a los prisioneros, y en Bolivia existen montones de pruebas. En El diario de Bolivia, muchos pasajes confirmados por testigos lo demuestran. Por ejemplo, los guerrilleros estaban ocultos en las montañas de Bolivia, dos oficiales del ejército los espiaban y fueron capturados. En cualquier ejército del mundo, cuando se captura a un espía se le fusila, es la ley de la guerra, sin embargo, el Che no sólo no les fusiló, sino que les impartió una clase de política para explicarles los objetivos de la rebelión y después los liberó. Hay otra anécdota típica sobre el Che. La contamos en el libro. Ernesto podía ver a los soldados desde donde estaba escondido. Pasó un camión del ejército con los soldados dentro, el Che se preparó para disparar, no corría ningún riesgo, él estaba en alto y los soldados abajo, pero vio que tenían frío, iban tapados con una manta, y sintió compasión, le dieron lástima. Ése era el verdugo sediento de sangre.

Tampoco se puede decir que le atraía la muerte y que emprendió una batalla inútil y perdida de antemano. Sin duda creía en lo que hacía, y aunque cometió errores para él no se trataba de una batalla perdida de antemano. En absoluto era un suicidio político. Pensaba que había una posibilidad, y no estaba totalmente equivocado, porque Bolivia era un país con una dictadura, un país en el que había una tradición de lucha, obreros, campesinos, una izquierda. Pero es verdad que el Che no supo cómo integrarse en esos movimientos sociales, cómo aliarse con ellos. Tuvo problemas, fue traicionado por los partidos de izquierda. Al principio, dichos partidos le apoyaban, después le dejaron caer, pero su lucha no era absurda ni estaba perdida de antemano. Los que le acompañaron en su combate sabían lo que hacían, no obligó a nadie. Dijo «los que quieran venir conmigo, que vengan». Además eran sus amigos, sus antiguos lugartenientes… los que aceptaron, arriesgaron sus vidas y no murieron todos, algunos sobrevivieron.

Lo mismo se puede decir de todos los jóvenes que lucharon en la «Junta de Coordinación Revolucionaria», las personas del MIR, las personas de la guerrilla brasileña, de todos los que lucharon contra las dictaduras en América Latina. Muchos murieron, otros sobrevivieron, no era un combate inútil, ni absurdo, ni perdido de antemano; el problema real se basa en el hecho de que la gente piensa que si perdieron fue porque no tenían razón. Es una forma determinada de escribir la historia que debemos rechazar totalmente, es el punto de vista del vencedor, los ganadores vencieron porque tenían razón, los perdedores perdieron porque estaban equivocados.

En efecto, habría que rendir homenaje a aquellas personas de la «Junta de Coordinación Revolucionaria» que intentaron heroicamente, con grandes dificultades, luchar contra las espantosas dictaduras en América Latina; no triunfaron, fracasaron, fueron abatidos y sin duda cometieron errores. Se pueden cuestionar sus estrategias y sus tácticas, pero no su valentía y su dedicación. En primer lugar, intentaron hacer lo que era necesario, es decir, enfrentarse a las dictaduras. Estoy de acuerdo, sería necesario rehabilitarlos, pero por desgracia no se da el caso. Como mucho se está empezando a perseguir a los militares asesinos y torturadores en algunos países, y ya es un paso.

También se acaba de publicar un manuscrito del Che que ha estado en el cajón durante 30 años, hay que preguntar ¿Por qué? Dicho manuscrito es una crítica del manual económico-político soviético, y es muy interesante porque muestra hasta qué punto el Che en la última etapa (1966) era crítico con el modelo soviético en todos los ámbitos, incluidas la libertad de expresión, la democracia, el modelo económico basado en la economía de mercado… y la ausencia de internacionalismo. En otras palabras, se trata de una crítica en regla del modelo soviético. Vemos que el Che intentaba crear un modelo socialista alternativo. Es muy importante, aunque sea fragmentario, aunque los contenidos sean sobre todo notas y comentarios. Es un documento muy interesante, está bien que se haya publicado y es una lástima que se no publicase treinta años antes.


Reescritura ideológica de la memoria del Che

¿Cómo se puede explicar que la memoria del Che, que desapareció durante muchos años, se redescubra ahora? ¿Significa que el Che va más allá del icono romántico? ¿En Europa se le considera un auténtico teórico marxista?

La memoria del Che nunca desapareció totalmente, siempre ha estado presente, a veces un poco marginada. Podemos decir que ha sufrido la curva ascendente y descendente del estado de ánimo, de la conciencia, de la lucha revolucionaria en el mundo. Primero conoció un gran auge en los años 60-70, después un declive en los 80 con el punto más bajo en 1991, con el «fin de la historia», de la utopía, la muerte de Marx, el fracaso de los sandinistas (11), la anunciada disolución de la Unión Soviética. Pero, muy rápidamente, la imagen del Che vuelve al primer plano cuando resurgen las ideas radicales anticapitalistas y revolucionarias. Y no es por casualidad que el primer movimiento que relanzó una dinámica radical, utópica y revolucionaria fueran los zapatistas en 1994. Éstos se formaron en el guevarismo, por lo tanto es lógico que empiece un nuevo ciclo radical con el guevarismo.


Sin embargo para la mayoría de las personas, incluso las que le tienen simpatía, el Che continúa siendo el icono, es decir, que conocemos muy pocos elementos de su biografía; el hecho de que alguien tenga la valentía de dejar su puesto de ministro para relanzar la lucha revolucionaria impresiona porque es un comportamiento insólito en los altos cargos políticos. Existe ese lado romántico que suscita la simpatía. Películas como las de Soderbergh contribuyen a extender esta imagen, pero su pensamiento se conoce mucho menos. Están las obras publicadas, los libros, pero se difunden mucho menos. En la medida en que aparece un interés renovado por la teoría marxista, la gente va a interesarse por leer los escritos del Che; la gente se interesará y se fijará en ese aspecto.

Quienes conocen América Latina, los que han seguido la historia del pensamiento en América Latina, consideran al Che un pensador marxista, pero la mayoría de la gente, incluso quienes le tienen simpatía, le consideran y le ven como el guerrillero heroico. En este aspecto hay que trabajar para mostrar al público que era un pensador marxista interesante, innovador. Por otra parte, éste es el objetivo del libro.

La figura del Che en la actualidad, ¿no podría haberse vuelto apolítica, por encima de las divisiones políticas? (Entre ciertos líderes trotskistas hay quienes afirman que el Che era trotskista. ¿Por qué asistimos a este intento de apropiación? ¿No se trata, finalmente, de una idea que limita la aportación del Che?

Cuando existe un personaje tan popular, todo el mundo intenta apropiárselo. Dicho esto, si tomamos seriamente sus escritos, podemos ver que no era estalinista, quizás muy al principio, pero después se disoció del estalinismo. En las notas sobre el manual soviético trata a Stalin de criminal, no le hacía ninguna ilusión. Tampoco fue trotskista, su idea de la revolución permanente no la descubrió leyendo a Trotski (12), sino a través de su propia experiencia como les pasó a otros, a Mariatégui (13), por ejemplo, que por otra parte la denominaba «revolución ininterrumpida». Al principio, el Che no conocía los escritos de Trotski, no se sentía demasiado atraído por los trotskistas cubanos, que eran un poco delirantes y aparecían en una corriente vinculada a Posadas. Después empezó a descubrir los escritos de Trotski y encontró que había cosas interesantes. Cada vez se interesó más, y la prueba es que partió a la guerrilla boliviana con las obras de Trotski, porque las consideraba importantes. Hay un cuaderno de notas que requisaron los militares todavía inédito, salvo en italiano curiosamente, en el que hay numerosas notas sobre los escritos de Trotski. En resumen, no podemos decir que se convirtió en trotskista pero tuvo un interés creciente por él.

Guevara es un personaje del que no se puede apropiar ninguna corriente: ni maoísta, ni trotskista, ni estalinista, y mucho menos socialdemócrata. Era guevarista, era él. Tenía su propio pensamiento autónomo, que en determinados aspectos puede estar próximo a tal o cual corriente. Su pensamiento político no se puede identificar con ningún movimiento tradicional de la izquierda europea internacional.

Actualidad del socialismo guevarista: ¿Qué continuidades?


En la actualidad el capitalismo se tambalea… ¿La reflexión guevarista podría ser el punto de partida de una nueva alternativa socialista en América Latina?


El pensamiento político de Guevara no puede ser el punto de partida del nuevo socialismo de América Latina. Puede contribuir, ya contribuye a la reflexión y a la acción para una nueva alternativa socialista. Muchos de los que están en el proceso de lucha por una alternativa socialista, la que ahora denominan «el socialismo del siglo XXI» en América Latina, tienen referencias en el Che, bien sea el EZLN (14), Evo Morales (15), Hugo Chávez (16) o Rafael Correa (17). Pero van más allá de lo que era el movimiento guevarista, que persiste, pero de forma marginal.


El antiguo movimiento aún permanece de alguna manera en Argentina. En Colombia sigue existiendo un movimiento guerrillero guevarista. En Chile están intentando reconstruir el MIR. También hay personas que se autoproclaman guevaristas de forma más directa, pero se trata de movimientos un tanto marginales. Algunas fuerzas importantes, por ejemplo el MST (18) brasileño, se identifica con Guevara, no es un movimiento guevarista pero para ellos el Che es una inspiración muy presente, uno de sus iconos, porque descubrió la importancia del campesinado en la lucha, porque quería acabar con el imperialismo, porque era anticapitalista. Es una referencia fundamental, mientras que en los años 60-70 Guevara era sobre todo una referencia para los movimientos guerrilleros que querían copiar el modelo cubano. En la actualidad son otros aspectos del Che-héroe los que movilizan, tomamos su figura de una manera más general. El Che es más que una táctica, que una estrategia de lucha, que la guerra de guerrillas, es más que un «foco rural» (19); es la encarnación de una revolución, de una lucha revolucionaria sin concesiones contra el capitalismo, el imperialismo. La cuestión del socialismo era fundamental para el Che y para las personas que se identifican con él y se reivindican como sus herederos. El Che decía: «No hay otra revolución que hacer, o revolución socialista o caricatura de revolución» Es una idea que está muy presente en esos movimientos en América Latina.

Da la impresión de que el Che está muy instrumentalizado en Cuba y en cambio otros, como Evo Morales por ejemplo, tienen menos necesidad de él en la construcción del socialismo en el proceso boliviano. ¿Cómo es en realidad?

Guevara está muy instrumentalizado en Cuba porque estableció los fundamentos sociales de la isla, pero ambos aspectos están presentes. Por una parte, existe en tanto que referencia destinada a reemplazar lo que se escapa, el mito del socialismo real, por lo tanto se le instrumentaliza, en parte, para legitimar al gobierno. Por otra parte, al mismo tiempo entre los dirigentes cubanos hay una adhesión sincera a las ideas del Che. Es una mezcla de ambas cosas. La utilización no es completamente inocente, pero tampoco es una mentira. No quieren engañar a la gente. El Che desempeñó un papel tan importante en la revolución, en la cultura de la revolución cubana, que esa paradoja es normal.

Por otra parte, la imagen del Che es necesaria para Morales porque para muchos bolivianos el Che representa, encarna el radicalismo. La imagen es necesaria, pero en ningún caso suficiente.

La cátedra «Che Guevara» de Néstor Kohan (20) ha terminado recientemente, ¿cómo se puede explicar esto mientras se está redescubriendo y profundizando el pensamiento del Che? ¿Sigue siendo tan inquietante? ¿Incluso para los gobiernos de izquierda?


Existe un conflicto interno, pero Néstor Kohan continúa con sus actividades bajo otro nombre. Sigue identificándose con el Che y publicando sobre él.


El Che inquieta al mismo tiempo a las clases dominantes y a la izquierda reformista. Para las clases dominantes la reacción es el odio y la izquierda reformista se preocupa o le desprecia. En realidad, todo depende de la naturaleza del gobierno de izquierda del que hablemos. Los gobiernos que tienen una dinámica radical, anticapitalista, antiimperialista, antioligárquica, se identifican con el Che, como Venezuela, Bolivia, Ecuador o Cuba. Éstos le reivindican. Por el contrario, los gobierno de la izquierda blanda, social liberal, como Lula en Brasil, Tabaré-Vázquez en Uruguay, Kichner en Argentina o Bachelet en Chile, pueden ir a rendirle homenaje el 8 de octubre, conmemorar su muerte, pero el Che no es una referencia para ellos. Éstos pueden intentar o bien edulcorarle o bien rechazarle.

¿Cree que la izquierda francesa se interesa por las nuevas izquierdas latinoamericanas que buscan otra vía hacia el socialismo?


Todo depende de qué izquierda se trate. La izquierda social liberal, el PS, no se interesa en absoluto más que por la izquierda latinoamericana equivalente, es decir, los social liberales, Brasil y Chile. La izquierda radical, antiliberal, en el sentido amplio, anticapitalista, obviamente se interesa por los intentos del socialismo del siglo XXI en América Latina, que forman parte de las experiencias más alentadoras. Nosotros somos solidarios, los apoyamos de manera crítica. Es una referencia muy importante para nosotros, de la que el legado del Che forma parte. El regreso al Che no es la única, pero es una de las raíces de esta nueva vía.


Existen un desprecio, una desconfianza, un miedo por parte de la prensa burguesa, que no habla y si lo hace es para hablar mal, para tacharlos de populistas y antidemocráticos. Y cuando es imposible decir que las medidas, las decisiones, no son democráticas, prefieren no decir nada. Por eso hay tan poca información.

En un partido guevarista, como tal, empuñar el fusil forma parte de la elección ¿Sería posible en Francia o en América Latina?


En Francia no, las condiciones no son propicias. En América Latina ya existe eso pero, a decir verdad, un partido guevarista sin la elección del fusil es difícil de imaginar, porque ya en la propia definición del guevarismo está ese aspecto de la lucha armada…

En Colombia hay un grupo guerrillero, el ELN (21), que se proclama guevarista de una forma imprecisa, pero en la medida en que tienen una referencia de lucha, es la del guevarismo. Pero ese movimiento no es muy fuerte y está un tanto marginado. El guevarismo, en tanto que lucha armada, ha sido fuerte en el pasado pero se ha debilitado en la actualidad. Colombia es un país especial «una democracia» de muy baja intensidad, un régimen autoritario en el que la policía, los militares y los paramilitares ejercen el poder, matan impunemente a los sindicalistas, a los militantes de los derechos humanos. En resumen, es terrible. En semejante contexto, es comprensible que la gente tome las armas, pero en cambio, en el resto de América Latina, donde por lo menos hay un mínimo de derechos democráticos, no es viable. El propio Che decía que en cuanto hay un mínimo de democracia la lucha armada no se justifica. Un guevarista puro y duro que no empuñe el fusil no tiene mucho sentido. Un movimiento como el de los zapatistas, que nació del guevarismo, que tomó las armas en un momento determinado, se dio cuenta de que en la situación actual de América Latina eso no estaba justificado. Cambiaron de estrategia, de orientación, el movimiento continúa siendo revolucionario y el guevarismo forma parte de sus referencias, pero no es la única. No podemos decir que el EZLN es guevarista.

Sin embargo, un partido anticapitalista en Francia debe tener entre sus referencias centrales el guevarismo, aunque no únicamente. Cuando salió el libro, la prensa francesa intentó decir que ahora Besancenot era guevarista, pero no es cierto. El Che es una referencia, podemos inspirarnos en él, pero no vamos a crear una ortodoxia guevarista.

En relación con el altermundismo, ¿hay una continuidad del Che? ¿Se puede decir que el altermundismo es el auténtico heredero de Guevara y encarna la renovación de la lucha política?


El altermundismo es muy importante, hay continuidades del Che en la izquierda del movimiento, pero el altermundismo es un movimiento muy amplio, muy heterogéneo, muy largo, en el que existen corrientes más o menos reformistas que todavía creen en la existencia de un capitalismo keynesiano reformado; también están las corrientes anticapitalistas y, entre ambas, la gente que duda. Hay una unidad contra el neoliberalismo y cada vez más contra el capitalismo. En el último Foro Social Mundial, en Belem (22), los documentos procedentes de la asamblea de los movimientos sociales y de las asambleas temáticas (indígenas, mujeres…), todos se pronunciron en un sentido anticapitalista, es lo que predomina. El Che es una referencia importante, hay una continuidad en la sensibilidad anticapitalista, un interés antiimperialista, el socialismo, el papel de los campesinos. Incluso si dicha referencia se encuentra sobre todo entre los latinoamericanos.


Al mismo tiempo existen diferencias, el movimiento es mucho más amplio. La guerrilla no es un partido político, sino un lugar de encuentros y debates. Hay que decir, como mínimo, que la dinámica del Che era tercermundista, aunque reconocía la importancia de las luchas en Europa. Su preocupación era sobre todo tercermundista, el espíritu de la Tricotinental; su último documento es la carta a la Tricontinental dirigida a los combatientes de África, Asia y América Latina, y corresponde a la situación de los años 60. En la actualidad, el altermundismo es intercontinental; por otra parte, ya en 1996, el zapatismo convocó una conferencia que no era tricontinental, sino intercontinental, e incluso «intergaláctica», porque había estadounidenses y europeos… Estamos, por lo tanto, en una nueva dinámica que ya no es el apoyo de los europeos u otros a las luchas tercermundistas, sino que se trata de una convergencia de luchas contra los enemigos comunes: la OMC (Organización Mundial del Comercio), el FMI (Fondo Monetario Internacional), las multinacionales o el imperialismo estadounidense. Este movimiento, esta fuerza, es muy interesante porque es lo nuevo del altermundismo.


¿Che Guevara puede ser un auténtico referente político e ideológico para el siglo XXI?


Sin duda, pero no el único. Trotski tampoco. En el siglo XXI no tiene sentido ser un trotskista puro y duro o un guevarista ortodoxo. El socialismo del siglo XXI, necesariamente, tiene que ser un producto de la pluralidad, de enriquecimiento por las aportaciones de las diversas tradiciones: trotskismo, guevarismo, tradición libertaria, la Comuna de París... Existen numerosas referencias a las que hay que añadir los movimientos sociales, que no están escritos en el marxismo: el movimiento feminista, el movimiento indígena… Varios de esos movimientos son muy interesantes y debemos aprender de ellos, no sólo impartirles lecciones. El socialismo del siglo XXI debe salir de todo eso, de ese caldo de cultivo. Guevara es un condimento indispensable, da el sabor, pero no es el único ingrediente. Es un pilar necesario si queremos construir ese nuevo edificio.


La gente en general se interesa más por el aspecto espectacular y personal del Che. Pero los que se interesan por el pensamiento marxista deben tomar nota del hecho de que Guevara es un importante pensador marxista y no quedarse en la imagen del guerrillero heroico…

Notas:

(1) Steven Soderbergh: realizador estadounidense. En 2008, su díptico sobre el Che se presentó en el festival de Cannes. La primera película, Che el argentino, cuenta el último año de la revolución cubana, 1958, y se detiene en 1964, en la conferencia de la ONU. La segunda película, Guerrilla, narra el último combate de Che Guevara y su fracaso durante la guerrilla boliviana en 1967.

(2) Olivier Besancenot, Michael Lowy, Che Guevara, une brise qui brûle encore, Mille et une nuits, París, 2007.

(3) JCR: Juventudes Comunistas Revolucionarias (vinculadas a la IV Internacional)


(4) Daniel Bensaid: filósofo marxista y cofundador de la Liga Comunista en Francia. En la actualidad miembro del Nuevo Partido Anticapitalista.


(5) Jeannette Habel: politóloga y profesora universitaria (Institut des hautes études d’Amerique latine), especialista en Cuba. Durante mucho tiempo militó en la JCR y después en la Liga Comunista Revolucionaria.


(6) Régis Debray: escritor y filósofo francés que participó en la guerrilla boliviana donde fue capturado y estuvo preso de 1967 a 1971.

(7) UMAP: Unidad Militar de Ayuda a la Producción, campos de trabajo que existieron en Cuba de 1965 a 1968.


(8) La Cabaña: fortaleza de La Habana construida en 1763 que sirvió de prisión bajo el régimen del dictador Fulgencio Batista. Tras el triunfo de la revolución en 1959, los procesos y las ejecuciones decididas por los tribunales tenían lugar allí bajo la dirección del Che Guevara.


(9) Jacobo Machover: profesor, periodista, escritor cubano, exiliado en Francia desde 1963. Profundamente anticastrista, ha publicado un libro crítico sobre Che Guevara: La face cachée du Che, Buchet Castel, París, 2007.


(10) Junta de Coordinación Revolucionaria: movimiento creado en 1974. Está compuesto por el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) chileno; el PRT-ERP (Partido Revolucionario de los Trabajadores – ejército Revolucionario del Pueblo) argentinos; los Tupamaros Partido Revolucionario de los Trabajadores – (Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, MLN-T, grupo de extrema izquierda) de Uruguay; y el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) boliviano


(11) FSLN: Frente Sandinista de Liberación Nacional, en el poder desde 1984 tras la revolución. El FSLN perdió las elecciones en 1990 en provecho de una unión liberal apoyada por Estados Unidos.


(12) León Trotski: (1879-1940), revolucionario y político ruso soviético, fundador del Ejército Rojo y de la IV Internacional, se oponía a la burocratización del régimen y a Stalin. Fue asesinado en México por la NKVD, la policía política de la Unión Soviética.


(13) José Carlos Mariátegui: (1894-1930, político peruano, autor de los Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana (1928), fundador del periódico Amauta, foro de expresión sobre el socialismo, el arte y la cultura en Perú y en América Latina. Fue el fundador del Partido Comunista Peruano.


(14): EZLN: Ejército Zapatista de Liberación Nacional, creado el 1 de enero de 1994; la figura emblemática del movimiento revolucionario es el subcomandante Marcos.


(15) Evo Morales: líder sindical y político boliviano de origen Aymara, fue elegido presidente de Bolivia en 2005, su partido político es el MAS, Movimiento Al Socialismo.

(16) Hugo Chávez: presidente «bolivariano» de Venezuela desde 1999, su partido político es el PSUV, Partido Socialista Unido de Venezuela.


(17) Rafael Correa: economista y político ecuatoriano elegido a la presidencia desde 2006, su partido político es Alianza País, que es una alianza de diversos partidos de izquierda.

(18) MTS: Movimiento de los Sin Tierra, organización popular brasileña que milita para que los campesinos brasileños sin tierra dispongan de terrenos para poder cultivar. Se trata del movimiento social más poderoso del continente latinoamericano.


(19) «Foco Rural»: preconizaba la creación de focos de guerrilla que se integran incorporándose progresivamente al conjunto de la población.

(20) Néstor Kohan: autor y politólogo crítico argentino. Ha escrito numerosas obras sobre el marxismo, el Che Guevara y sobre los movimientos sociales de América Latina.

(21) ELN: Ejército de Liberación Nacional, movimiento revolucionario creado en 1964 que se reivindica de Simón Bolívar y de los comandantes Camilo Torres y Manuel Pérez.


(22) FSM: Creado en 2001, el Foro Social Mundial, foro altermundista, se plantea como alternativa al Foro Económico Mundial que todos los años reúne en Davos, Suiza, a los políticos y a los que deciden la economía. La edición de 2009 tuvo lugar en Belem, en el norte de Brasil, a las puertas de la Amazonía.


Michael Löwy es director de investigación jubilado del CNRS, ha publicado varias obras sobre el marxismo, la teología de la liberación, Kafka y Walter Bejamin. Publicó La Pensée de «Che» Guevara: un humanisme révolutionnaire, ed. Maspero, en 1970, reeditada por la editorial Syllepse, París, en 1997 y entre sus últimas obras (con Olivier Besancenot), Che Guevara. Une braise qui brûle encore, Mille et une nuits, 2007.

Camille Pouzol es estudiante en Master 2, Universidad Stendhal Grenoble 3. Está realizando una investigación sobre las imágenes y representaciones contemporáneas de la figura del Che Guevara, bajo la dirección de Franck Gaudichaud.


Fuente: http://contretemps.eu/interviews/ernesto-che-guevara-ombres-lumieres-memoire-toujours-presente