domingo, 25 de abril de 2010

La Revolución

El primer viaje de Carpentier a México
Carmen Vásquez
La Jiribilla

Entre 1926 y 1932, Alejo Carpentier publicó unos seis textos que componen una referencia y explicación única sobre el viaje que hizo a México en 1926, que fue el primero de muchos viajes a ese país que tanto admiró.
Los primeros tres de esos textos se publicaron en La Habana y, naturalmente, en español. Se trata de “Diego Rivera, pintor mexicano”, publicado en Carteles el 11 de julio de 1926; de “Creadores de hoy. El arte de José Clemente Orozco”, publicado en Social, en octubre de 1926 y de “Diego Rivera”, publicado en Avance: 1927, el 15 de agosto de 1927. Una nota de advertencia en este último indica: “He aquí un fragmento de la semblanza crítica leída por Alejo Carpentier con ocasión de la apertura de la Exposición Flouquet-Rivera, organizada por 1927 y de la cual ya dimos oportuna cuenta en el número anterior”.
Después de haberse radicado en París, en 1928, publicó una serie de tres otros artículos, esta vez en francés, en la revista Le Cahier. Se trata de “Diego Rivera et la renaissance de la fresque au Mexique”, en septiembre de 1929; “Diego Rivera”, en diciembre 1931 y La Révolution mexicaine”, en febrero de 1932 [1] .
No obstante, entre la primera serie y la segunda, existe una tercera, sumamente importante, que lleva el título de Rempart de la liberté! (¡Muralla de la libertad!), la cual a su vez consta de tres artículos. Los títulos de estos son: “Mexique!, où l’on voudrait vivre…”, “Le prodigieux essor social mexicain” y “Diego Rivera, le conquérant des murs mexicains”. Esta última serie se publicó en el prestigioso diario parisino Le Soir, los días 5, 9 y 14 de mayo de 1928.
En las dos primeras series el nombre de Carpentier figura como el de su autor. De que lo sea no hay duda alguna, puesto que él mismo lo asintió en varias ocasiones. En la de Le Soir, su nombre no aparece como su autor, puesto que no fue él quien la publicó. Fue Robert Desnos, su amigo recién encontrado en La Habana, en marzo de ese año de 1928, quien la redactó y publicó. La importancia de Carpentier en estos tres escritos desnosianos es indudable. El amigo surrealista francés le otorga el papel que el cubano verdaderamente interpretó: el de narrador y de relator de sus andanzas mexicanas durante el verano de 1926. Aquí Carpentier se presenta como un héroe que descubre, un auténtico descubridor, de una realidad maravillosa y única – la de México de los años veinte – realidad que cuenta, relata, analiza y hace descubrir con gran entusiasmo a su amigo Desnos, quien a su vez lo convierte en personaje narrador de su serie de artículos. De ahí que esta presentación sea tan importante porque, de la manera más espontánea posible, nos revela el tremendo impacto que el viaje a México de 1926 tuvo en el joven periodista cubano:-Et le Mexique?Mon compagnon parut regarder très loin, comme dans un rêve. Nous étions assis à la terrasse d’un café. L’après-midi s’achevait et, dans le crépuscule tiède,…- Et le Mexique? , répétai-je.Mon ami parut s’éveiller.-C’est là que l’on voudrait vivre ! dit-il.-Qui “on”?-Nous tous. Il n’est pas un seul de mes amis, il n’est pas un seul garçon de ma génération — j’ai vingt-trois ans — qui ne désire aller au Mexique, ne fut-ce que pour un court séjour. Et pas seulement ceux de Cuba, mais encore ceux de toute l’Amérique centrale, du Guatemala au Venezuela et au Pérou et dans toute l’Amérique du Sud. Le Mexique, c’est la meilleure sauvegarde de nos libertés actuelles et la garantie que nous conquerrons celles qui nous manquent.
Sans le Mexique la mer Caraïbe serait la mer yankee et toutes les petites républiques auraient connu le sort, passager je le souhaite, du Nicaragua.
Maiis je te reparlerai un jour de cette “histoire de brigands” et de ce héros qui a nom Sandino.
¿Cómo llegó Carpentier a México? En una de lo que él llamaba “nuestras sesiones de trabajo”, la del 11 de diciembre de 1975, me contó cómo él, con otros periodistas cubanos, recibieron una invitación del entonces presidente Plutarco Elías Calles, a través de Juan de Dios Bojórquez, en aquel momento embajador de México en Cuba, para ir a visitar al país y constatar los avances que se habían logrado con la Revolución. La invitación constaba de un viaje de tres semanas. Tan pronto llegó a la capital, me dijo, “Me separé (del grupo de periodistas). Me fui por la libre. Inmediatamente fui a ver a Diego Rivera, José Clemente Orozco. Todo el equipo de Vasconcelos, Pellicer, toda la generación de ‘Contemporáneos’”.
En otra sesión de trabajo, la del 24 de marzo de 1976, nos dijo de memoria que el viaje se efectuó “en junio o julio de 1926”, el primero de esos meses siendo el más lógico ya que el primero de los artículos publicados después de su regreso a La Habana, el de Carteles, fue publicado el 11 de julio de ese año. Nos indicó también que había publicado en Social y en Avance, sobre Orozco y sobre Diego Rivera. Luego nos contó lo que descubrió:
Cosas pequeñas. Vi los mercados típicos de México. Descubrí la cerámica popular, los códices. El Museo Nacional había hecho una edición facsímil de los códices y unos amigos me la regalaron. Llevé una caja a La Habana llena de reproducciones precolombinas. El barroco latinoamericano se me revoilà en el Museo Nacional de México. Ahí conocí yo el barroco precolombino.
El entusiasmo con que nos relataba sus primeras experiencias mexicanas, 50 años después de haberlas vivido, es una prueba de lo que debió de haber sido esta vivencia iniciática para él.
El tono entusiasta fue siempre el mismo, según lo prueba en un texto —“Autobiografía de urgencia”— que publicó en la revista Ínsula (N°218), de Madrid en 1965:Hice mi primer viaje a México —después entonces he vuelto más de veinte veces— en 1926, invitado por el gobierno mexicano. Se trataba de una convención de periodistas y se me dio un banquete por ser el jefe de rédaction más joven de América. En México conocí a Pellicer, a Torres Boder, actual secretario de Educación, a Orozco, a Diego Rivera. Mi amistad con Diego duró hasta su muerte.
Volvamos a los escritos. Los tres textos publicados en La Habana, dos en el 1926 y uno en el 1927, forman un corpus homogéneo. En ellos, Carpentier habla de México y de sus amigos Diego Rivera y José Clemente Orozco. Al primero lo califica de “un hombre del Renacimiento”, añadiendo luego: “He llamado a Diego Rivera “renacentista” y es porque solo el Renacimiento supo mostrarnos hombres de esa envergadura”. A través de las pinturas de ambos, explica la política establecida como consecuencia de la Revolución y las expresiones culturales que resultaron de ella, a través de la pintura mural, específicamente. Relata asimismo a quiénes conoció y cómo los artistas mexicanos —pintores, escritores, etc.— se asocian en una misma y única estética revolucionaria.
Paralelamente, y esto es lo más interesante, narra sus actividades en la capital mexicana. Así sabemos que participó en las caminatas que solía hacer Diego Rivera por las calles de la ciudad. Sabemos, también, que fue a la casa de este, la cual describe en detalle, así como de la “tamalada” que allí se dio en su nombre —y también en el de Conrado Massaguer, el caricaturista y humorista político y social, director de la revista habanera Social—, quiénes asistieron a ella y a quiénes conoció allí, nombrando a algunos escritores como Salvador Novo, Javier Villaurrutia, Gorostiza y al folclorista Tata Nacho, que mucho frecuentaría en los años 30 en París. Menciona asimismo a Lupe Marín, entonces esposa de Diego Rivera, quien visitaría luego París en 1934 [2] . No obstante, estos tres textos, por reveladores que sean, lo son mucho menos que los otros que vamos a tratar.
Si nos mantenemos en una lógica cronológica, y si tenemos en cuenta la fecha de la llegada de Carpentier a París, en compañía de Desnos, a finales de marzo de 1928, es evidente que se deben tratar los artículos de Desnos publicados en Le Soir antes de los de Carpentier publicados en Le Cahier.
Recordemos que no bien llegó Desnos a París, publicó una serie de artículos sobre su viaje a Cuba y sobre la situación política, social y cultural cubana en el periódico Le Soir [3] . Como hemos afirmado en varias ocasiones anteriormente, estos artículos revelan no solamente el parecer del escritor surrealista francés, sino también, y sobre todo, la visión que Carpentier tenía de la Cuba de aquel momento y de la historia que a su país le había tocado vivir. Como dijimos al comienzo de este trabajo, en la serie de tres artículos sobre México —“Rempart de la liberté!”, el francés recupera las experiencias y las ideas de Carpentier sobre ese país, algo que Desnos recuerda en cada momento en sus textos.
En el primero de la serie —“¡Mexique! où l’on voudrait vivre…” (¡México! donde uno quiscale vivir…”), tras hablar de ese país ensoñador, defensor de las libertades, particularmente ante los EE.UU., el autor aborda lo que llama “el problema etnográfico”. Pasa entonces a evocar el Porfiriato y la posición de Madero. Tras mencionar la huida de Porfirio Díaz y el asesinato de Madero, se comentan las llamadas: “luchas entre los generales” —Huerta, Carranza, Villa— seguidas de la expedición punitiva de los Estados Unidos en México. Se evocan los quehaceres de Calles y de Obregón y el conflicto de los cristeros, aunque no se le llaman así. El artículo termina con unas frases elogiosas de Sandino— “l’admmirable lutte du général Sandino”— y con un Desnos pidiéndole al amigo que continúe su relato; “Raconte-moi tout ça!”.El segundo de los artículos se titula “Le prodigieux essor social mexicain” (“El prodigioso desarrollo social mexicano”). Comienza así:
Raconte-moi tout ce que tu sais du Mexique, dis-je à mon compagnon. J’arrive d’Europe. Une Europe fatiguée et lasse, où triomphent l’hypocrisie et la lâcheté, où, dans tous les pays, la liberté n’est plus qu’un mot, où la multitude des lois et des règlements constitue un appareil d’esclavage qui tend à devenit international. Parle-moi de cette République, où il y a encore place pour les hommes enthousiastes et sincères.
Continúa entonces el relato del “compañero” Carpentier. En el relato se abordan varios temas: La expedición punitiva, Los años de desorden, La época de oro, La protección de los indios, y el llamado Partido católico, es decir, la situación de los cristeros. La expedición punitiva, encabezada por el general Pershing, es presentada como una derrota con consecuencias importantísimas: “Voilà comment les Américains, en voulant punir Pancho Villa, apprirent à laisser le Mexique en paix”, dice el texto. En Années de désordre, vuelve a los años de inestabilidad y a las luchas de Pancho Villa, Huerta, Carranza, Zapata y relata la célebre huida de Carranza y su tren de oro: Carranza fut obligé de s’enfuir de Mexico. Il le fit dans ce fameux “train d’or” où avaient pris place sa famille, son état-major et… une fortune immense en ligots d’or. Poursuivi entre Mexico et la Vera Cruz, le train abandonna successivement, wagon par wagon, les lingots d’or, les domestiques, l’état-major et la famille de Carranza. Finalement, celui-ci fut arrêté dans la montagne où il avait été obligé de s’enfuir à cheval, et fusillé.
En la llamada L’époque d’or, se aborda la época de Obregón, el problema del latifundio, con lo cual se llega a la siguiente conclusión:
Le programme d’Obregon était simple, mais immense:
1° Protéger les Indiens et leur donner la place à laquelle ils avaient droit dans la nation;
2° Détruire la féodalité des grands propriétaires;
3° Eviter les vols de terre
La sección titulada La protection des Indiens, presenta la reforma agraria iniciada por Obregón así como la protección de las culturas indígenas, iniciada por Calles:
Obreron, courageusement, s’appuya sur la partie active du pays, sur la population indienne. Il lui distribua des terres et réduisit les grandes propriétés dnt les droits étaient souvent contestables.
Calles, qui lui succéda et qui, en accord avec lui, poursuivit l’œuvre commencée, fonda la Maison de l’étudiant indigène.
………………………………………………………………………………………………………………
De la sorte, le caractère même de la race est sauvegardé et, avant dix ans, la poppulation indigène, prolifique, énérgique, libre et consciente de ses droits, pourra aspirer au gouvernement.
Finalmente, cuando se trata del conflicto político-religioso, vemos que describe a los cristeros con precisión y hasta podría decirse que con sentido del humor. Así dice, “…des curés, mais des curés comme vous n’en avez pas en Europe, à demi bandits, a demi soldats”.
El artículo termina, como el anterior, anunciando el tema que se tratará en el siguiente:
Et, à côté de ce mouvement politique et social admirable, song au mouvmenet intellectuel qui en est le corollaire.
Je te dirai un autre jour qui sont Diego Rivera et ses amis.
El tercer y último artículo de “Rempart de la liberté!” lleva, como título “Diego Riuera, le conquérant des murs mexicains”. Este comienza con una recapitulación de los temas tratados en el anterior, en particular sobre la llamada “régéneration de la race indienne au point de vue social, politique et intellectuel”. La alabanza de la supervivencia de los indios en condiciones tan hostiles, permite entonces que se pueda abordar uno de los temas más tratados por Carpentier en sus obras. Se trata del sincretismo religioso. Así Desnos firma lo que Carpentier cuenta:
Quand un Indien s’agenouille devant un calvaire ou va faire ses dévotions dans une cathédrale, ce n’est pas le Christ qu’il adore, mais ses anciens dieux. Les Espagnols de la conquête avaient en effet l’habitude de briser les idoles, de les enterrer et d’élever une croix sur l’emplacement. De même les églises sont en général dréssées sur les ruines d’un temple. Les Indiens s’en souviennent. Ils adorent devant la croix le dieu brisé dont elle marque la tombe et respectent dans l’église les fondations antiques sur lesquelles elle est construite. Les années passent. Les dieux symboliques des Toltèques et des Chichimèques réunissent leurs membres épars dans la terre et, certain jour, renaissant et vigoureux, ils renverseront à jamais les croix qui les oppriment.
La siguiente sección del artículo lleva por título: “Diego Rivera”. El comienzo de ella sitúa al pintor, amigo de Carpentier, como pintor cubista y también como amigo de Picasso. Es decir, lo sitúa en un marco europeo y sumamente próximo a Desnos quien, como se sabe, fue por décadas amigo de Picasso. Luego, como hizo Carpentier en los artículos publicados en Cuba, lo describe como un verdadero y auténtico héroe, que pinta “revolver au poing, au péril de sa vie”. Rivera sienta las bases para una nueva estética mexicana y revolucionaria. Este líder artístico e intelectual le abre a su vez el campo de creación a lo que se describe como “toute une phalange d’écrivains, de peintres et de musiciens (qui) prend part au mouvemement des idées et au mouvement politique”. En esta nueva sección —Autour de Rivera— serán mencionados entre otros, escritores como Salvador Novo y Xavier de Villaurrutia “directeurs de la revue Ulysses. En efecto, la revista Ulises se creó y publicó entre 1927 y 1928. Notemos que no se menciona la revista Contemporáneos, mucho más célebre que la primera, y por razones puramente cronológicas, porque esta vio la luz entre 1928 y 1931, en fechas posteriores a la redacción de esta serie periodística.
Luego, se mencionan los pintores Leal, Charlot y Orozco, el folclorista Tata Nacho, quien, como dijimos, sería amigo de Carpentier y de Desnos en París durante los años 30, el movimiento Estridentista con algunos de sus representantes y la música clásica del momento con Carlos Chávez. Asimismo se mencionan otras revistas, como para abarcar de la mejor manera posible la variedad y profusión de la creación artística mexicana del momento.
El artículo termina con un Desnos preguntándose por qué no se embarcó hacia Veracruz y citando una canción popular de los cabarets de la época, la que termina “Hurrah! Oh México!/Oh! Oh! Oh!”.
Las consecuencias que tuvo la publicación de Rempart de de la liberté!, tanto en Francia como en México, podrán leerse en la versión final y escrita de este trabajo. Baste con decir por ahora que fueron diversas, no siempre positivas y algunas veces pintorescas.
Como ya dijimos al comienzo, Carpentier publicó unos cinco escritos en una revista parisina llamada Le Cahier. Hemos escrito ya sobre esta revista, sobre su importancia en Francia y sobre lo que significó para Carpentier haber sido invitado a publicar en ella [ 4 ] . Entre agosto de 1929 y febrero de 1932 publicó cinco textos, tres de ellos sobre México y sus experiencias de 1926. Los otros dos son, uno titulado “Edgar Varèse”, sobre la música y la personalidad del amigo compositor, el cuarto “Les points cardinaux du roman en Amérique latine” [ 5 ] , sobre el estado de la novelística latinoamericana a comienzos de la década del 30.
Los tres textos mexicanos de Le Cahier recuperan gran parte del material utilizado por Desnos en Le Soir. Utilizan los mismos detalles y revelan una misma perspectiva y análisis. El primero de ellos, “Diego Rivera et la rennaissance de la fresque au Mexique”, publicado en septiembre de 1929, muestra además una ambición literaria, de estilo propio, única en toda estas series. Relata la llegada de Carpentier a Veracruz, su encuentro con esa ciudad portuaria, su extraordinario viaje en tren y su llegada a México, la capital federal. Es un periplo maravilloso que volverá a evocar, años más tarde, en 1978, en La consagración de la primavera (primera parte, capítulo 5) y que, por lo demás anuncia otros periplos maravillosos, narrados en crónicas de viajes como las de España o las del Orinoco, o en novelas como Los pasos perdidos, El siglo de las luces, Concierto barroco, El arpa y la sombra:
On se hâte de prendre le train, de fuir cette pauvreté, cet ennui. De la plate-forme d’un wagon, on verra encore se dérouler, pendant près de deux heures, un paysage de landes sablonneuses, avec des hameaux aplatis sur le sol…Mais, tout à coup, la végétation monte, se resserre. Les arbres se multiplient. Et voici, la grande forêt tropicale…
La voie commence à monter. On laisse derrière soi les “terres chaudes”. maintenant, à chaque arrêt, des indiennes silencieuses montrent des calebasses peinte, pleines de fruits. Puis, brusquement, au-dessus d’une végétation redevenue normale, on voit paraître par une échancrure, de nuages, le pic de l’Orizaba, sentinelle des hauts plateaux que nous gravirons quelques heures plus tard…
…Commence une ascension de 2300 mètres par une voie ferrée construite littéralement sur le vida. Gouffres, tunnels, voltige au-dessus des nuages, féériques changements de décors…Nous sommes maintenant dans le vrai Mexique, aux frontières de l’empire des Aztèques.
Les maisons que nous voyons maintenant sont construites en briques, grises, identiques, par le plan et la structure à celles que Cortes rencontra lors de sa conquête. Sur les hameaux, au centre des enclos crénelés des haciendas au pied des collines, miroitent les coupoles en mosaïques des chapelles construites naguère par les prêtres espagnols, soucieux de tenir les habitants par la fois…Des merveilleux villages se succèdent. C’est Apiazo, où l’on vend des cannes sculptées; Appam, dont les cent maisons sont dominées par plus de vingt églises: Teotihuacan, où nous attendent les pyramides du Soleil et de la Lune…Ici la grandeur du décor surpasse nos prévisions. Nous entrons à Mexico sous un coup de véritable ébaissement.
Ya se anuncia el encuentro con Diego Rivera, más breve que en la narración anterior, pero que recupera todo lo anteriormente afirmado en los artículos cubanos y en los firmados por Desnos. El entusiasmo de Carpentier es aquí indudable. El objetivo que se ha impuesto es también indudable. Se trata de difundir a un público culto francés, la belleza natural, la historia colonial y reciente de ese país tan poco conocido en Europa.
En diciembre de 1931 se publica en Le Cahier un corto artículo titulado “Diego Rivera”. En él Carpentier recupera su apreciación sobre el pintor mexicano como verdadero ejemplo del hombre renacentista. Insiste, como siempre, en la importancia de la pintura mural, citando también a otros pintores como Orozco, Leal, Charlot, Siquieros. Luego afirma: “Il est bien consolant de penser que, par les temps qui courent, il y a sur la terre un groupe de peintres puissamment doués, vaillant en vue d’un autre idéal que celui d’obtenir un bon contrat chez quelque for marchand”.
El más ambicioso y completo de los tres artículos mexicanos de Le Cahier, lleva el título de “La Révolution mexicaine”. Fue publicado en febrero de 1932. Comienza con un epígrafe de La serpiente emplumada, The Plumed Serpent, en inglés, libro publicado por D.H. Laurence en 1926. Una traducción al francés había sido publicada por las ediciones Stock en 1931. El epígrafe dice así:
…les hommes au Mexique sont semblables à des arbres, à des forets que les hommes blancs ont jetés bzd lors de leur venue. Mais les racines des arbres sont restées profondes et vivaces, et donnent de nouvelles pousses. Chaque nouvelle pousse renverse une église espagnole ou une usine américaine, et bientôt la forêt se dressera à nouveau.
Procede entonces Carpentier a tratar un tema que siempre le interesó: el de la falsa imagen que los europeos tenían de la América Latina, y en este caso, de México en particular.
Pour bon nombre de lecteurs européens, le Mexique offre l’image d’un pays étrange, cinématographique, où les revolvers se déchargent avec une étonnante facilité, au sein d’une révolution qui règne incessamment.
Continúa, en esta primera parte del artículo, desarrollando el tema e insistiendo sobre “cette grande nation, qui est actuellement à l’avant-garde de la civilisation sud-américaine”. Y para confirmar su exposición, cita a Louis Guillaine y al libro de este que tanto lo marcó: L’Amérique latine et l’impérialisme nord-américain, publicado en París, por Armand Colin en 1924. Luego comienza a analizar la Revolución, con algunos excesos y banditismos innegables —la frase es suya— pero que también ha implicado un auténtico renacimiento, “l’éclosion d’une conscience nationale” en México.
Para explicar estas ideas, da una vuelta atrás, haciendo una presentación de la conquista, por parte de los aztecas y de los españoles. Así va poco a poco trazando la historia mexicana a través de los siglos hasta llegar al triunfo de Benito Juárez sobre Maximiliano. La segunda parte del artículo analiza el Porfiriato, como lo había hecho sistemáticamente en los textos anteriores, hablando de los “peones”, del “latifundio” y justificando la llegada de Madero y de Zapata. La tercera parte trata de la Revolución en sí, y de las dificultades con que esta tuvo que enfrentarse: asesinatos, creación de “ejidos”, creación de escuelas en las “haciendas”, creación de la Constitución de 1917, las diferentes reformas.
Luego, en la cuarta parte del artículo, cambia el tono, y recuerda su viaje inolvidable:
En 1926, j’arrivais à Mexico par une de ces matinées splendides, comme seuls en connaissent les hauts plateaux que peuplèrent les anciens Aztèques. Un air sec, stimulant, me récompensait d’une journée de morne accablement passée dans la torride Vera-Cruz. J’allais voir quelques amis, écrivains, peintres, tous travaillant dans les ministères…Rien ici de l’atmosphère lourde, miteuses, qui se respire un peut partout dans ces bâtiments officiels…; On n’y voit que des jeunes gens.
Después comienza a describir todo el universo que descubrió: las escuelas, las ediciones de antiguos textos y de nuevos, las bibliotecas ambulantes, el trabajo de recuperación folclórica, la pintura mural, la Casa del estudiante indígena. Su entusiasmo no tiene límites: “Et c’est ainsi partout. Jeunesse, dynamisme”. Y concluye así:
Cette révolution, les hommes du Mexique actuel l’ont payée de leur sang…; le tourbillon a fauché de nombreuses viez. Mais le sacrifice n’a pas été vain. Le redressement de l’Indien, sa libération, la naissance de sa nouvelle conscience nationale, ont donné au Mexique son vrai visage…
Et c’est pour cela que le Mexique, avant-garde de l’Amérique du Sud - l’Amérique du Sud doit commencer pour nous à Rio Grande – est le pays le plus intensément caractérisé du Nouveau-Continent. Malgré les différences morphologiques entre peuplades, malgré l’existence de 44 dialectes différents sur son territoire, ce pays donne une surprenante impression d’unité ethnique: unité qui est celle de la race indienne, la seule qui a su résister, par sa pureté et sa force, à l’invasion des hommes de l’Europe.
Si l’Amérique doit nous donner un jour le spectacle de la naissance d’une civilisation nouvelle, c’est sans doute de ce bloc qu’elle sortira.
Añadamos que, al final de este magnífico artículo se aclara el origen de las numerosas reproducciones que lo ilustran:
Pour illustrer cet article, nous avons reproduit quelques-unes des planches et dessins qui ornent le “Codice Matritence” - Histoire des Choses de la Nouvelle Espagne – du Père Sahagún, prêtre espagnol qui visita le Mexique peu de temps après la Conquête, et dont l’ouvrage constitue une sorte d’Encyclopédie de l’histoire, la religion et les mœurs des anciens Aztèques. La belle édition en fac-similé de ce Codex à laquelle nous devons ces gravures, a été publiée par les soins du Musée National d’Archéologie, Histoire et Ethnographie de Mexico.
Esta aclaración, por supuesto, prueba que aquel regalo de la edición de códices en facsímil que le habían regalado sus nuevos amigos mexicanos lo había acompañado no solamente en su retorno a La Habana, sino también en su traslado al París donde viviría hasta mayo de 1939.
Después de leer, o de oír esta exposición, no creo que haya duda alguna del enorme impacto que el viaje a México de 1926 tuvo en la vida de Carpentier. Y también en su obra tanto periodística, como de ficción. En ella recurren una y otra vez reminiscencias de aquellas vivencias que, pareciendo ser tan maravillosas, en realidad fueron verídicas experiencias para él inolvidables. Que el descubrimiento o el recuerdo de estos textos nos sirva a todos para constatar que componen un valioso testimonio del descubrimiento de América que hizo Carpentier a través de su primer viaje a México.
Notas:
1 El primero y el tercero de estos han sido reproducidos respectivamente en : «Alejo Carpentier et Los pasos perdidos», sous la direction de Carmen Vásquez, Paris, Indigo et Centre d’Études Hispaniques d’Amiens (CEHA) /Université de Picardie Jules Verne, 2003, pp. 235-238 ; Alejo Carpentier, Essais littéraires, traduction par Serge Mestre, Préface de Carmen Vásquez, Paris, Gallimard, 2003, pp. 71-88.
2 Todos estos detalles aparecen en mi tesis doctoral: Carmen Gómez Pizá de Vásquez, «Robert Desnos et le Monde Hispanique», Université de La Sorbonne Nouvelle/Paris IV, U.F.R. de Littérature Comparée, année universitaire 1978-1979, Vol. I, 450pp ; Vol II, 350 pp,.
3 Carmen Vásquez, Robert Desnos et Cuba: Un carrefour du monde, Paris, L’Harmattan, Publication de l’Équipe de recherche de l’Université de Paris-VIII, Histoire des Antilles Hispaniques, volume 19, 1999, 186pp.
4 Carmen Vásquez, Alejo Carpentier: Los artículos de Le Cahier, La Torre, Homenaje a Nilita Vientós Gastón, Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, Puerto Rico, Año VII, Números 27-28, julio-diciembre 1993, pp. 673-694. 5 Este texto ha sido reproducido en: Alejo Carpentier, Essais Littéraires, Op. Cit., pp. 58-70.http://www.lajiribilla.cu/2010/n468_04/468_04.html

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