viernes, 14 de enero de 2011

Debate acerca del libro: “Qué hacer con los indios…”

Ver como pdf 13-01-2011

Debate acerca del libro: “Qué hacer con los indios…”
Los libros se defienden solos

Página 7


Decía Oswald Spengler que los libros deben defenderse solos, y que si no son capaces de hacerlo no sirven de nada los comentarios ad hoc. Por eso, el autor de La decandencia de Occidente nunca respondió a las críticas. Creo que tenía razón. Sobre todo los ensayos ya deben anticipar, explícita o implícitamente, las críticas que caerán sobre ellos. Con todo, un caso menos esperable es que las críticas se hagan sin leer el libro, sin leerlo al menos “en diagonal”, incluso sin leer la contratapa, incluso incluso sin conocer el título completo. Este último caso extremo ocurrió con el periódico Bolivia Sol (Ver "Solís, Stefanoni, y la Guerra contra los Indios"), al que se le pasó que “Qué hacer con los indios…”, el título del libro que critican, además de llevar comillas, va acompañado de “Y otros traumas irresueltos de la colonialidad”. Es decir, la pregunta no es mía, sino de las élites coloniales que ellos dicen criticar. Por eso la contratapa agrega otras preguntas “coloniales” (las cito resumidas así pueden al menos criticar sin la deshonestidad intelectual de no leer 180 páginas). 
"¿Qué hacer con los indios?, ¿estamos degenerando?, ¿de dónde venimos?, ¿existe Bolivia?, ¿el nacionalismo es una mera fachada del colonialismo interno? La historia boliviana estuvo signada por estas y otras preguntas vinculadas a una idea de nación para la cual las poblaciones indígenas preexistentes a la conquista siempre fueron una contrariedad".
A tal punto llega la incoherencia de estos compañeros que viven en Estados Unidos que para entender a los indígenas nos proponen… visitar los museos de Washington. Gracias, creo que para entener Bolivia es mejor darse algunas vueltas por El Alto, el Norte de Potosí, los Yungas, la feria 16 de julio o simplemente tomarse unos cuantos minibuses y escuchar lo que la gente dice. Además de dar algunas vueltas por el oriente y la Amazonía para tener una visión algo más amplia del país. Pero supongo que mantener la legitimidad en el exterior supone sobreactuar adhesión a ciertas causas, aunque su asociación indígenas-museos dice algo de su visión del tema.
Hay que hacer méritos. Y Juan Carlos Zambrana M. hace algunos. Tampoco leyó nada pero qué importa eso. Su caso es curioso: se define como superrevolucionario y a la vez entusiasta militante del Partido Demócrata de EE.UU. pero a los editores del diario estatal Cambio no les importan esas pequeñas “contradicciones”. El caso de Jorge Echazu Alvarado es más curioso: puede reivindicar a Stalin –y lo hace a menudo-, encontrar por todos lados enemigos trotskistas y ahora hacer una conversión sobreactuada -y probablemente con escasa fe- al indigenismo de última hora. Creo que el PCML (maoísta) no fue tan amistoso con los kataristas (eso muestra por ejemplo el libro de Javier Hurtado), pero quizás estoy equivocado. Y el proyecto de Mao en China no fue precisamente “ancestralista”, pero la demagogia no repara en esos detalles. Como dice Echazú, es “tiempo de arremeter contra estos dos representantes de la colonialidad”, por Soliz Rada y por mi, juntos, aunque nunca militamos en la misma corriente político-ideológica. Por suerte, Echazú carece de poder, si no su amenaza habría que tomarla en serio en un defensor del gulag stalinista.
El artículo de Bolivia Sol que elogia trivializa la discusión sobre el tema de los indígenas urbanos y de la religiosidad popular, especialmente la incidencia pentecostal. Es obvio que un indígena obrero o protestante sigue siendo indígena (salvo para los etnofóbicos): el problema surge a la hora de discutir las cosmovisiones indígenas contemporáneas. Son las ideas “pachamámicas” las que construyen la sinonimia indígena=defensor de la naturaleza estilo Avatar, una asociación fuertemente criticada por el periódico Pukara más que por mi o por Soliz Rada (otra vez, una ayudita a los que reseñan sin leer lo que reseñan). Como ha señalado Pedro Portugal, la exotización de los indígenas, los aleja, no los acerca al poder. Si Evo tuvo un mérito, fue rearticular indianidad y nación en un renovado y potente proyecto político.
Citando el libro (ayudita final): “La historia y el debate continúan... Y los ‘indios’ seguirán su camino hacia la igualdad como les parezca mejor, decidiendo libremente su futuro, sin prisiones identitarias ni ataduras a lo que muchos esperan de ellos. Como seres humanos de carne y hueso, no como la buena conciencia de la humanidad”.
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Libro: P Stefanoni, “Qué hacer con los indios…” y otros traumas irresueltos de la colonialidad, Plural, Bolivia, 2010 / http://www.plural.bo

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