viernes, 10 de junio de 2011

Reseña de Capitalismo verde. Una mirada a la estrategia del BID en cambio climático


10-06-2011

Reseña de Capitalismo verde. Una mirada a la estrategia del BID en cambio climático
El despliegue de los ajustes del capital se enmarca en la tendencia de dominar con sus leyes todo lo que pueda

Observatorio Petrolero Sur


¡Girasoles!, ¡osos, iguanas, animales exóticos!, ¡árboles, hojas o gotas de agua..!, son hoy imágenes recurrentes en propagandas de grandes empresas y de organizaciones que buscan mostrar ante la opinión un gran interés por las problemáticas ambientales y el futuro que le depara a la humanidad, a la vez que ocultan la realidad de una sociedad altamente consumista e inequitativa y los impactos socioambientales de la producción del capital.
Más allá del efecto que buscan, conviene mirar a qué responde ese andamiaje comunicativo. El capital necesita hacer un ajuste ecológico o verde, pues ha tenido que reconocer los enormes impactos ambientales generados por su modo de acumulación y por la ideología del progreso que impulsa (Gudynas, 2010). Y lo hace porque los impactos también lesionan sus posibilidades de acumulación.
El ajuste consiste en integrar la naturaleza y los seres como bienes escasos en el campo de los valores de uso, capitalizando (1) así las condiciones de producción para permitir la sostenibilidad del capital (O’Connor, 1994). Es decir, ya no se utilizan solamente como simples fuerzas productivas.
El término con el que se entiende aquí de manera amplia esta variación o ajuste verde del capitalismo será capitalismo verde y hace referencia a una etapa del capital en la que se considera el mercado como el principal medio para responder a la crisis ambiental global. ¿De qué manera? Integrando consideraciones ambientales en la economía y los procesos de producción y creando nuevos mercados, denominados verdes y limpios, ello para permitir la reproducción del capital y una salida a la crisis económica y energética, sin alterar las relaciones sociales y de producción del sistema capitalista.
El capitalismo verde se puede asimilar con lo que Escobar (1996) describe como la forma postmoderna del capital ecológico, refiriéndose con esta noción a la conquista semiótica de la naturaleza y la vida que posibilita el uso sostenible y racional del medio ambiente; o con el capitalismo benévolo de Gudynas (2010), que a través de “ajustes” ecológicos busca integrar la naturaleza en el mercado, mientras mantiene un modelo extractivista con profundos impactos sociales y ambientales. Gudynas advierte que ese capitalismo no niega sus impactos, ese no es su propósito; lo que pretende es sí “administrarlos”, compensarlos o amortiguarlos con programas sociales que permitirán legitimar el modelo y apaciguar la protesta social.
En este texto se verá entonces el capitalismo verde desde los diferentes “ajustes verdes” que pone en marcha el capital para resolver las siguientes necesidades de su proceso de expansión: limpiar la imagen de las tradicionales formas de explotación del capitalismo cuestionadas por sus impactos sociales y ambientales; concebir nuevos fundamentos para el modelo de crecimiento económico y así mantener vigente el paradigma del desarrollo, el cual se encuentra en crisis ante la incapacidad de responder a problemas ambientales generados por el mismo y a una mayor crisis civilizatoria que lo desborda; garantizar una mayor cantidad de recursos naturales y servicios ambientales para la reproducción del capital; y apaciguar la creciente protesta social y resistencia ligadas a las luchas por el agua, la soberanía alimentaria, la diversidad y la defensa del territorio.
El despliegue de los ajustes del capital se enmarca en la tendencia de dominar con sus leyes todo lo que pueda: eso implica ver la naturaleza, la diversidad o el conocimiento ancestral como nuevas formas susceptibles de ser explotadas, creadoras de ganancia y determinadas por el mercado. Un claro ejemplo de ello es el Pacto Verde Mundial promovido por el PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente) en 2008, producto de una iniciativa para, promover un plan global para una “revolución industrial verde” que incentive las inversiones en una nueva generación de activos, como los ecosistemas, las energías renovables, los productos y los servicios derivados de la diversidad biológica, las tecnologías para el manejo de productos químicos y residuos, así como de mitigación del cambio climático y las “ciudades verdes” (edificios, construcciones y sistemas de transporte inocuos para el ambiente) (Cepal, 2010: 59).
En esta dinámica han surgido distintas categorías como: “crecimiento verde”, “ambientalismo de mercado”, “marketing verde”, “industrias verdes”, “economía verde”, entre otras, que hacen referencia a aspectos específicos del capitalismo verde, pero su expresión global y hegemónica se encuentra representada en los acuerdos promovidos en la CMNUCC (Convención Marco de las Naciones sobre Cambio Climático) (2) y en las medidas adoptadas por corporaciones, organismos multilaterales e instituciones financieras en relación a estos.
Es por ello que resulta importante identificar ¿cuáles son los caminos que toma el capitalismo verde para hacerse real y adquirir forma?, pasando de un discurso que maquilla la privatización del agua o la biodiversidad a una transición hacia nuevas tecnologías, formas de extractivismo cobijadas por perspectivas de desarrollo “limpias” y nuevos mercados con complejas formas de regulación que definen una “gestión” o “manejo” ambiental a partir de mecanismos financieros.
Para responder esta pregunta, se caracterizará la estrategia que viene implementando el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) en materia de cambio climático, dado que su enfoque, estrategia y operaciones permiten identificar tanto la expresión global de dicho ajuste, como también el papel que desempeñan los gobiernos nacionales, el sector privado, la banca y sectores de la sociedad civil de América Latina en el proceso de capitalización de la naturaleza y de puesta en marcha del ajustes verde en diferentes ámbitos (político, económico, técnico, financiero, institucional, etc.).
De acuerdo a esto se verá cómo la economía del cambio climático y el desarrollo bajo en carbono representan la expresión global del ajuste verde de los marcos políticos y económicos que permiten responder a las necesidades del capitalismo en su expansión y que son a su vez el marco de la estrategia aplicada por el BID en cambio climático. Estrategia que requiere contar con marcos de regulación internacionales que faciliten la canalización de recursos financieros hacia los países de la región latinoamericana, razón por la que se define un alto interés en la adopción de un acuerdo vinculante en la CMNUCC que de mayor fuerza al desarrollo de reformas políticas, legales, comerciales y financieras y de capacidades técnicas e institucionales que den mayor dinamismo a los mercados del cambio climático en la región.
Por último, se tratarán operaciones del BID que hacen concreta su estrategia en cambio climático, la cual tiene paralelos con los programas de ajuste estructural de finales de los 70 (Garzón, 2010), caracterizados por, el fortalecimiento del sector privado; el diseño de una arquitectura institucional a nivel de país que permita la aplicación de las prioridades identificadas desde el sector bancario; la elaboración y reforma de marcos normativos; los diálogos tripartitos (gobiernos, empresas, sociedad civil) en los cuales los bancos se han autodesignado como facilitadores para la negociación entre actores; la sustitución de regulaciones y principios para la protección de los derechos económicos, sociales, ambientales y culturales contenidas en tratados y convenios internacionales por débiles políticas institucionales; y la aplicación de “recetas” regionales sin atención a las particularidades de cada país (Garzón, 2010: 41).
De tal manera que en estas operaciones se delinea la manera en que se establece una relación entre diferentes actores y sus roles en el desarrollo de los diferentes ajustes verdes para definir y legitimar el mercado como principal forma de responder al cambio climático y alcanzar los objetivos del capitalismo verde en la ampliación de la matriz energética, un lavado verde del modelo extractivista y la implementación de una geopolítica del cambio climático que abra paso al capital transnacional para su entrada directa en aquellos territorios aun diversos y/o con un alto suministro de agua en la región latinoamericana.
El documento consta de 4 secciones: Economía del cambio climático en América Latina, donde se abordan los fundamentos de las políticas de cambio climático; Desarrollo y cambio climático, en la cual se busca evidenciar la nueva dimensión que el desarrollo adquiere en su preocupación por el cambio climático; Estrategia del BID en cambio climático, donde se caracteriza la construcción del BID al respecto y los componentes de la estrategia; y Operaciones del BID en cambio climático: que muestra las reformas políticas en cambio climático, el fortalecimiento de la banca comercial y de desarrollo en el financiamiento climático, lavado verde del extractivismo y ampliación la matriz energética, y las organizaciones de la sociedad civil como agentes de mercado en la geopolítica del cambio climático.
Título: CAPITALISMO VERDE. Una mirada a la estrategia del BID en Cambio Climatico
Autor: Diego Rodríguez Panqueva
ISBN-10(13): 978-958-99801-2-5
Editorial: CENSAT Agua Viva - Amigos de la Tierra Colombia
Fecha de publicación: abril de 2011
Páginas: 32

Índice
Capitalismo verde Una mirada a la estrategia del BID en cambio climático 3
1. La economía del cambio climático en América Latina 6
2. Desarrollo y cambio climático en América Latina 8
2.1 Desarrollo bajo en carbono 10
3. estrategia del BID en cambio climático 13
4. Operaciones del BID en cambio climático 16
4.1. Reformas políticas en cambio climático 16
4.2. Fortalecimiento de la banca comercial y de desarrollo en el financiamiento climático 19
4.3. Lavado verde del extractivismo y ampliación de la matriz energética 20
4.4. Organizaciones de la sociedad civil como agentes de mercado en la geopolítica del cambio climático. 22
Conclusiones 26
Bibliografía 27
Siglas 30
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Notas
1 “Por capitalización se entiende la representación del medio biofísico (naturaleza y de las economías no industrializadas, así como de la esfera humana doméstica (naturaleza humana) como reservas de «capital», y la codificación de estos stocks como propiedad susceptible de ser comercializada «en el mercado», es decir, que puede venderse a un precio que represente el valor (utilidad) del flujo de bienes y servicios como factores de producción (inputs) de artículos básicos y en el consumo” (O’Connor, 1994: 16).
2 La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático surge con la necesidad de reducir la concentración de gases efecto invernadero en la atmósfera y con ello evitar una interferencia antropogénica peligrosa al sistema climático. Es la mayor instancia internacional en la cual se reúnen gobiernos del mundo para definir los diferentes mecanismos mediante los cuales se logre este objetivo, siendo el protocolo de Kyoto el acuerdo más avanzado en la materia.
Fuente: http://opsur.wordpress.com/2011/06/02/capitalismo-verde-una-mirada-a-la-estrategia-del-bid-en-cambio-climatico/

jueves, 9 de junio de 2011

Para que nos dejen respirar


09-06-2011

Reseña: Javier Mestre, Komatsu PC-340. Caballo de Troya, Madrid, 2011
Para que nos dejen respirar

Mundo Obrero


Komatsu PC-340 no es ninguna escisión tardo-numérica del PC coreano. Podía serlo pero no lo es. “Komatsu PC-340” es el nombre de un prototipo de maquinaria de excavación usada con frecuencia en las obras públicas y es, por este motivo, el nombre de la primera novela de Javier Mestre, un periodista y profesor de lengua y literatura que colabora con frecuencia en medios alternativos de la red. Que se fuera escaldado de la cadena SER o del diario Levante son dos importantes entradas de su curriculum. Para enmarcarlas. Komatsu PC-340 es muchas cosas a la vez. La principal acaso: una magnífica historia de amor entre Victoria, una ingeniera de clase bien situada que salta desde una clase privilegiada, sin apenas protección, como el que lee un razonable manifiesto de jóvenes rebeldes, y Santiago, un obrero, un maquinista que como ella trabaja en las obras infernales de la construcción de la M-30 y que es, en sí mismo y en sus alrededores, un homenaje merecidísimo al Madrid resistente, al PCE, a la ciudadanía que no ha claudicado ni tiene intención alguna de claudicar. Vivieron, viven y quieren seguir viviendo erguidos, de pie, sin arrodillarse a dictados ajenos e interesados.
De las cosas mejores que puede decirse de una novela es que enganche. No la tomamos, de hecho, nos toma. Komatsu lo consigue. Es difícil, muy difícil, dejarla una vez hemos entrado en ella. Advertidos están por si tienen compromisos. También de lo mejor que puede señalarse de una narración es que enseñe. Komatsu lo hace y no sólo sobre los entresijos casi inimaginables de determinados momentos históricos recientes sino educándonos en nuestra sensibilidad y aproximación a los seres menos protegidos y más desfavorecidos de nuestra sociedad. Seres casi trasparentes para nosotros que, en ocasiones, si no nos empeñamos, apenas logramos percibir.
Está en Komatsu, por otra parte, una crítica documentada al capitalismo realmente existente, a los poderes públicos que le son serviles y a una concepción fáustica de la tecnología que la convierte no en un instrumento afable que permita prolongar nuestras habilidades y facilitar la realización de nuestras tareas más difíciles, sino en un mecanismo casi autónomo, todo poderoso, que, sin más consideraciones, arrasa con todo y con todos, incluidos aquellos que supuestamente controlan la situación. Ningún obstáculo detiene sus ansias de conquista, de transformación y los enormes intereses que la alimentan.
Sin dejar de reconocer la importancia de los dos personajes centrales me permito señalar esos otros personajes laterales que también pueblan la geografía del autor y de la novela que nos ha regalado. Y no sólo, digámoslo así, los personajes a los que podemos sentir próximos sino también algunos que sólo pueden merecer nuestro máximo alejamiento. Germán, el novio inicial de Victoria, es prototipo de ellos. Reales como la vida misma, magníficamente descritos.
Hay, desde luego, y no está cogida por los pelos, una lectura feminista de “Komatsu”. No sólo por la grandeza humana de la protagonista sino por los valores poco masculinos que dan vida y ser a su compañero, a Santiago, un militante incansable con cabeza, con rebeldía inagotable… y con corazón tendido al sol y a la vida. También para él, como el mejor Octavio Paz, amar es combatir (como lo sería, seguramente, para Pedro Racionero a quien está dedicada la obra).
Se apunta en la contraportada del libro la propuesta esencial de esta novela que merece nuestra atenta lectura: que se nos deje respirar. Es otra forma de decir, de exigir, que se nos deje vivir. Javier Mestre, a través de sus protagonistas, nos sugiere cómo hacerlo, y cómo conseguirlo sin permiso, sin la aprobación de fuerzas e individuos sin rostro que han promulgado su sentencia, una y mil veces: condena perpetua con abandono de toda esperanza. ¡No lo conseguirán! ¡Respiraremos y viviremos con dignidad!

jueves, 2 de junio de 2011

El Che Guevara, ejemplo de vida para las nuevas generaciones


02-06-2011

Prólogo de a la versión argentina de En la selva
El Che Guevara, ejemplo de vida para las nuevas generaciones

Editorial «Amauta Insurgente»


Este libro que ahora está en tus manos condensa un trabajo de muchos años de investigación, estudio y militancia.
Nuestro primer acercamiento al pensamiento del Che Guevara se produjo en los últimos años de la escuela secundaria, todavía bajo la dictadura militar argentina. Un compañero nos regaló unas fotocopias totalmente gastadas y descoloridas de su hermana mayor que para nosotros significaron la joya más preciada. Se trataba del libro de Michael Löwy El pensamiento del Che Guevara. Por esos años habíamos leído y estudiado aproximadamente unas 50 veces, o quizás más, el mensaje del Che a la juventud (que los compañeros cubanos publicaron con el título “¿Qué debe ser un joven comunista?”). En esa secundaria, la primera cartelera del Centro de Estudiantes que hicimos, siempre bajo dictadura militar, la inauguramos con una cartulina blanca con la cara del Che y su entrañable “Carta a mis hijos” reproducida con marcadores y fibras escolares. Nuestra primera revista escolar se llamó La trinchera. Su primera portada llevaba el rostro del Che y una estrella roja de cinco puntas, también pintada artesanalmente con marcadores (una por una). En medio de la movida de esa revista cortamos la calle y tomamos la escuela, a amigos nuestros los expulsaron, nosotros terminamos presos en la comisaría. El Che nos acompañó desde nuestra primera militancia adolescente, cuando un sector importante de la izquierda institucional argentina —la que quedó viva luego del genocidio del general Videla— lo veía como “un extremista”, “un romántico idealista”, “un aventurero” o simplemente como “un foquista”.
Muchos años después fuimos a Cuba. Conocimos compañeros suyos que habían combatido junto a él en Sierra Maestra, en el Congo, en Bolivia. Los entrevistamos. También conversamos y grabamos a los principales especialistas en su obra. Nos trajimos un cargamento de libros y materiales. Seguimos profundizando.
Nuestro primer escrito teórico sobre el pensamiento del Che fue publicado en 1989, en medio de la debacle ideológica de la Unión Soviética (URSS) y del sandinismo (Nicaragua), mientras militábamos en la villa miseria «Carlos Gardel» (ubicada en la provincia de Buenos Aires), durante los nefastos tiempos de Raúl Alfonsín (cuyos intelectuales se reían de Guevara y lo caracterizaban como “el otro demonio” equiparable al terrorismo de estado). Allí, en ese primer ensayo, titulado “Marxismo y humanismo”, confrontábamos al Che Guevara y su lectura de El Capital con Louis Althusser (y elípticamente, con Marta Harnecker, su principal discípula latinoamericana, de gran influencia en Argentina y en todo el continente). Luego, en 1992, en pleno auge del neoliberalismo a escala mundial, nos fuimos a Bolivia. Allí, junto a guevaristas bolivianos publicamos nuestro segundo texto teórico sobre el Che (bosquejo del artículo “El Che Guevara y la filosofía de la praxis”, aquí incorporado).
Hasta que en 1997, ayudados por el Centro Che Guevara de La Habana, inauguramos la primera Cátedra Che Guevara en la Universidad de Buenos Aires (UBA), como parte de un colectivo de trabajo bastante heterogéneo. Las Cátedras Che Guevara proliferaron por todo el país. Recorrimos innumerables ciudades argentinas con ese mensaje. El Che era —para nosotros— el mejor antídoto contra el neoliberalismo de Carlos Saúl Menem, uno de los personajes más bizarros y miserables de nuestra historia política.
Desde aquel lejano 1997 hasta hoy pasó mucho tiempo. Las modas van cambiando. La “onda del momento” es muy errática. Algunos compañeros abandonaron el barco, ya no se sentían afines. Giraron entusiastas hacia el posmodernismo de Toni Negri. Otros y otras se desplazaron subrepticiamente hacia el multiculturalismo y el autonomismo. Las opciones “a la moda” fueron de lo más variadas. Nosotros continuamos batallando con la Cátedra Che Guevara y la formación política de la militancia de base. En la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, en el Hotel Bauen (recuperado), en la fábrica textil Brukman (recuperada), en la Escuela piquetera de formación política 22 de agosto «Héroes de Trelew» que funcionó en una fábrica textil de Florencio Varela (barrio periférico de la provincia de Buenos Aires), en la villa miseria «1-11-14» del Bajo Flores (villa ubicada en plena capital federal), en la Universidad de Buenos Aires, ahora en la Universidad de los Trabajadores inaugurada en la fábrica metalúrgica IMPA (recuperada) o donde sea. También inauguramos Cátedras Che Guevara en Chile y Bolivia y la Escuela de cuadros «Manuel Marulanda» en Venezuela, además de participar en la Escuela Nacional Florestan Fernandes (ENFF) del Movimiento Sin Tierra de Brasil. Con viento a favor, con viento en contra. Siempre remando y haciendo trabajo de hormiga en la misma dirección, teniendo como faro y horizonte al Che Guevara, a Mariátegui y a Bolívar. Con el pesimismo de la razón, pero con el irrenunciable optimismo de la voluntad.
Todos los análisis y estudios incorporados a En la selva constituyen el producto de esa historia personal que al mismo tiempo es una historia política colectiva. Su fuente de inspiración puede resumirse en dos actividades paralelas.
Por un lado, años y años de investigación (el material inédito del Che Guevara en Bolivia nos lo entregó generosamente Tristán Bauer hace como diez años... bastante tiempo para invertir en un libro, no es una investigación redactada de apuro en un fin de semana). Nos tomamos en serio la tarea de indagar, profundizar y estudiar al Che. No nos satisface repetir tres consignas superficiales. Guevara se merece un estudio en serio.
Por otro lado, años y años de militancia voluntaria (jamás cobramos un solo peso) en la Cátedra Che Guevara y en todos los espacios de formación antes mencionados.
Militancia, investigación y estudio. Ese es el “secreto” de este libro. Así lo hicimos. Como actualmente (fines de mayo de 2011) continuamos impulsando la Cátedra Che Guevara lo utilizaremos para continuar la batalla de las ideas y la formación de la militancia de base con el objetivo de formar cuadros revolucionarios. Nuevos jóvenes se acercan hoy al Che. Ojalá sean sus continuadores. Como decía Lenin, no hay nada más divertido… que luchar por la revolución.
Aunque de gestación y escritura argentina, En la selva salió publicado por primera vez en Venezuela, gracias al apoyo de los compañeros bolivarianos de Misión Conciencia, la Escuelita “Un grano de maíz” y el periódico Debate socialista. La primera presentación de todas se hizo junto a los obreros y obreras del petróleo, organizados en la agrupación sindical Vanguardia Obrera Socialista (VOS) y en los núcleos sindicales de trabajo voluntario de la costa oriental del lago de Maracaibo. El libro se distribuyó gratuitamente, principalmente entre los trabajadores y en la juventud. Y además se publicó en Internet, tanto en la página web de nuestra Cátedra Che Guevara-Colectivo Amauta como en varias otras páginas amigas de comunicación alternativa (Rebelión, La Haine, La Rosa Blindada, Kaos en la red, Revolución o muerte, etc).
En el momento en que redactamos este prólogo a la edición argentina, el libro En la selva ha sido ya traducido al gallego-portugués y está siendo publicado —nos referimos a ediciones en papel, no solo digitales— en Galiza y Portugal por las organizaciones Primera Línea (comunista independentista de Galiza) y Política Operaria (de Portugal). En estos momentos se está evaluando una edición por parte de compañeros brasileños a partir de esa misma traducción al portugués. También está siendo traducido al idioma euskera y publicado por los revolucionarios abertzales que luchan por la independencia y el socialismo de Euskal Herria (el país vasco). En León (dentro del estado español) militantes del sindicato ferroviario han propuesto editar el libro con dinero de sus salarios para la formación de su militancia sindical y de la juventud.
Asimismo, En la selva está siendo publicado en estos momentos en Venezuela y Colombia por la nueva editorial vinculada al Movimiento Continental Bolivariano (MCB), Gente del sur-Insur-gente, acompañado por un extenso prólogo (en realidad un estudio preliminar) del comandante Jesús Santrich, integrante del estado mayor central de las FARC-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo). Asimismo está siendo publicado en Chile por iniciativa del FPMR (Frente Patriótico Manuel Rodríguez) y en Uruguay por parte del Movimiento 26 de marzo (M-26).
Agradecemos de corazón a todos estos compañeros de América Latina y del mundo que se han sentido representados por lo que este libro intenta compartir, tanto por lo que el Che Guevara escribió y reflexionó en sus últimos días de combate como por los estudios que acompañan esos textos.
Evidentemente el guevarismo no es algo “nostálgico”, un producto mercantil pasado de moda y sepultado en los años ’60 o un inofensivo ícono posmoderno. Que las principales fuerzas sociales y políticas insurgentes, e incluso político militares, que en pleno siglo XXI siguen luchando por un mundo mejor, se hayan apropiado de este libro y lo publiquen como material propio de sus organizaciones nos llena de orgullo y de honor (ojalá alguien lo traduzca y pueda acercárselo también a los compañeros y hermanos palestinos). Ninguna de esas ediciones busca dinero ni pretenden convertir al Che en una mercancía de shopping. Esas organizaciones hermanas, insurgentes, bolivarianas y guevaristas, publican En la selva para que sirva en la lucha contra el sistema capitalista mundial. Eso está más que claro, ¿no es cierto?
Si esas son algunas de las principales ediciones que se están gestando y publicando en diversos países del mundo, al menos hasta ahora (fines de mayo de 2011), dos palabras específicas para esta edición argentina.
Aquí, en Argentina, el libro sale publicado en conjunto por dos sellos editoriales: «Amauta insurgente» y «Hombre Nuevo».
El primero, «Amauta insurgente», corresponde a nuestra Cátedra Che Guevara y a nuestro Colectivo. A lo largo de todos estos años de militancia y trabajo de formación política hemos publicado muchísimos materiales —incluyendo algunas joyas de difícil acceso que hemos rescatado del olvido— pero como nunca tenemos dinero, ya que siempre realizamos nuestra tarea con trabajo voluntario, editamos nuestros materiales en formato digital por Internet. Los difundimos en www.amauta.lahaine.org También publicamos numerosos cuadernillos en papel, pero en formato artesanal. Este es el primer libro que editamos.
La otra editorial, «Hombre Nuevo», que en su momento conocimos gracias a nuestro común amigo Orlando Borrego (amigo y colaborador de Ernesto Guevara, e invitado a nuestra cátedra en varias oportunidades), tiene su propia historia. Luego de años, nos reencontramos con estos compañeros gracias a los amigos de la fábrica recuperada IMPA, donde funciona la Universidad de los Trabajadores y nuestra cátedra.
Además de constituir la continuidad de la publicación de los libros guevaristas de Orlando Borrego El camino del fuego y Recuerdos en ráfaga por ellos editados (y presentados en nuestra Cátedra Che Guevara), accedimos a publicar en común junto con los compañeros de la editorial «Hombre Nuevo» porque consideramos que la revolución en Argentina tendrá que contar necesariamente con la convergencia de diversos afluentes.
Nosotros le dedicamos expresamente En la selva a Mario Roberto Santucho y a la corriente guevarista que Robi representó (el Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo) y con la cual nos sentimos ideológica y políticamente identificados. Pero al mismo tiempo le dedicamos esta obra a nuestros 30.000 compañeros desaparecidos, donde indudablemente también están —entre muchos otros y otras— los compañeros y compañeras de Montoneros. Nosotros reivindicamos sinceramente, sin oportunismo alguno, a todos los compañeros caídos y desaparecidos, no sólo de Montoneros sino de todo el arco del peronismo revolucionario en su conjunto, incluyendo también a las FAR, a las FAP, al Peronismo de Base, a ARP y a la resistencia al golpe gorila de 1955. ¡Todos son nuestros compañeros!
Sin ninguna duda Rodolfo Walsh, Carlos Olmedo, Marcos Osatinsky, Rodolfo Puiggrós, Rodolfo Ortega Peña, Alicia Eguren y John William Cooke también son nuestros compañeros y nuestros guías, aunque sintamos mayor afinidad política e ideológica por la corriente guevarista de Robi Santucho, Raymundo Gleyzer, Haroldo Conti, Silvio Frondizi, entre otros.
El Che Guevara no tiene dueño ni es propiedad privada de nadie. Por eso lo editamos en conjunto dos editoriales con orientaciones diversas. Cada uno lo interpela desde su propia historia y su propia identidad. En la selva constituye nuestra manera de interpelarlo y traerlo a nuestro presente. Nada más que eso. Como demuestran otras insurgencias, la revolución socialista argentina, necesariamente deberá recuperar todas las rebeldías del pasado, incluyendo también —dicho sea de paso— las anarquistas de la Patagonia rebelde de inicios del siglo XX y toda la gente que peleó y murió para cambiar este país que tanto se resiste a cambiar pero que alguna vez lograremos, por fin, dar vuelta en forma completa y reordenar de raíz.
Ojalá este modesto libro sirva fundamentalmente para la gente joven, para comenzar a formar nuevos militantes revolucionarios del campo popular que, siguiendo el ejemplo insurgente del Che, estén dispuestos a poner en riesgo su vida no por dinero ni por un puestito político o alguna otra mezquindad mediocre, sino por un proyecto colectivo mediante el cual logremos la felicidad de nuestro pueblo, la Patria Grande latinoamericana, la revolución socialista y nuestra segunda y definitiva independencia.

En el aniversario del cordobazo, Boedo, 29 de mayo de 2011
* Este texto es el prólogo Prólogo de a la versión argentina de En la selva (Los estudios desconocidos del Che Guevara. A propósito de sus Cuadernos de lectura de Bolivia)

Un gran poema caribeño de Aimé Césaire


02-06-2011

Cuaderno de un retorno al país natal
Un gran poema caribeño de Aimé Césaire

La Ventana

Dentro del conjunto de títulos del escritor martiniqueño Aimé Césaire, destaca el extraordinario poema Cuaderno de un retorno al país natal, que comenzó a escribir en 1939

La obra poética de Aimé Césaire, nacido en Basse-Pointre, Martinica, en 1913, y fallecido en la capital de su país en 2008, es la de un clásico de la literatura caribeña. También ha llevado su calidad a altos planos dentro de la poesía en lengua francesa. De rica formación académica, adquirida esencialmente en la École Normale Supérieure de París, pudo, desde muy temprano, entrar en contacto con la gran herencia espiritual francesa y con un considerable número de autores africanos, otro de los elementos fundamentales de su quehacer intelectual. El tercer ingrediente esencial en la conformación de su corpus creador lo hallamos en su propia tierra, en su desgarradora historia de colonia explotada por una gran potencia europea.

Dentro del conjunto de títulos de este singular autor contemporáneo, destaca el breve volumen Cuaderno de un retorno al país natal, que comenzó a escribir en 1939 y fue dado a conocer, ese propio año, en una revista parisina: Volontés. La primera impresión que causa ―al menos a mí― este extenso poema, es la de un abigarrado y elocuente discurso ante la Historia, lamento y exaltación simultáneos por el sufrimiento y la fuerza vital de la raza negra, brutalmente sometida por un régimen empobrecedor y discriminatorio.

Poesía americana y universal, caribeña, lírica y, a un tiempo, con numerosos elementos épicos, sus dilatados versos, que se confunden con la prosa narrativa ―rasgo propio de una modernidad en la que Césaire estaba justamente inmerso―, poseen un aliento extraordinario, de gran fuerza comunicativa, no solo por el mensaje de dolor y de impiedad que hallamos en el centro de estas páginas, sino también por la maestría y la riqueza expresiva con que el autor ha ido elaborando su denuncia. Pero no se trata solo de eso, de una denuncia airada y con sagaces juegos irónicos; es, además, un magnífico ejemplo de alta poesía política, por sus calidades artísticas y la estatura ética que nutre sus imágenes y el relato todo de la historia visible y de la historia oculta.

De gran importancia es el criterio emitido por Benjamin Péret en el prólogo a la edición del poema de 1942, donde ―con total responsabilidad, como de quien sabe de qué está hablando y por qué― dice lo siguiente:
    Tengo el honor de saludar aquí a un gran poeta, el único gran poeta de lengua francesa que ha aparecido en veinte años. Por primera vez resuena una voz tropical en nuestro idioma, no para sazonar una poesía exótica, adorno de mal gusto en un interior mediocre, sino para hacer brillar una poesía auténtica, brotada de troncos podridos de orquídeas y de mariposas eléctricas devorando la carroña; poesía que es el grito salvaje de una naturaleza dominadora, sádica, que se traga a los hombres y a sus máquinas como las flores a los insectos temerarios.
Esa primera afirmación puede asombrarnos, pues abarca no solo a la poesía francesa o hecha por franceses, sino, además, a la poesía de otros países escrita en esa lengua. Por ello, podemos preguntarnos si el prologuista no estará exagerando, teniendo en cuenta que Francia posee una tradición poética de gran jerarquía, por el crecido número de figuras universales, ya establecidas durante siglos, que podemos reconocer en su historia literaria, y por la frecuente aparición de nuevos creadores relevantes, sustentada en la solidez de ese mismo acervo.

Cuando revisamos los nombres y las obras de los poetas de lengua francesa que se dieron a conocer entre los inicios de los años veinte y los finales de la década de 1930, nos percatamos en verdad de que el aserto de Péret no es falso. Los grandes maestros de la centuria pasada (Paul Claudel, Paul Valéry, Saint-John Perse, André Breton, Blaise Cendrars, Philipe Soupolt, Louis Aragon) habían comenzado antes, con la única excepción de René Char, quizás no tan importante para Péret en el momento en que prologa el texto de Césaire.

Justa es asimismo su valoración de Cuaderno de un retorno al país natal en tanto poesía de la mayor autenticidad. Ciertamente, este poema rebosa un entrañable y sustancioso diálogo de su autor con el tema central de su discurso, diálogo que emerge de lo más profundo de la vida del poeta, de sus más genuinas y sinceras emociones, por lo que resulta impensable que estemos ante una parafernalia verbal de pura retórica constructiva para “fabricar” una obra que no pretenda más que dejar una buena impresión de escritor sagaz en quienes se acerquen al mundo verbal de esta narración.

Esta poesía sale, como dice Péret, de la materia descompuesta, de una realidad brutal, violenta, desgarradora, a la que quiere responder con toda la energía de una raza que se reivindica más allá del sufrimiento y desde esa anuladora marginalidad a la que fue sometida durante siglos. Vemos en el lenguaje de Césaire una espontánea manera que le viene exactamente de esa fuerza de los elementos de la naturaleza insular con la que el poeta se identifica en su canto. El contrapeso de los horrores de la Historia lo encuentra el poeta en el mundo igualmente violento, pero sin culpa, de nuestra sobreabundante riqueza primigenia y en la propia estatura de la raza negra, suficiente para redimirse de los atropellos e injusticias. La raza humillada puede emerger desde sí misma, desde su miseria, no obstante haber sido degradada por las oscuras y devastadoras crueldades del colonialismo.

A todo lo largo de este testimonio de crudeza inusual, hallamos expresada, de diversas formas, una cólera reivindicadora, pero que no se contamina con odios ni resentimientos infructuosos, como nos dice el poeta en este fragmento, vertido al español por Lydia Cabrera:
    No hagáis de mí este hombre de odio para quien sólo abrigo odio pues para acantonarme en esta única raza conocéis sin embargo mi amor católico sabéis que no es el odio a otras razas lo que me hace ser el labrador de esta única raza lo que quiero es por el hambre universal es por la sed universal declararla libre al fin dar de su cerrada intimidad la suculencia de sus frutos.
Hay un momento de gran intensidad, en el que los humillados se levantan en un gesto que los eleva hasta colocarlos en su estatura real, en su sitio verdadero junto a los otros hombres y mujeres, en igualdad de condiciones. Veamos este fragmento, ya hacia el final:
    Y ahora estamos de pie mi país y yo, al viento los cabellos, mis manos pequeñas en su puño enrome y la fuerza no está en nosotros, sino por encima de nosotros, en una voz que perfora la noche y el oído con la agudeza de una avispa apocalíptica. Y la voz pronuncia que durante siglos Europa nos ha atiborrado de mentiras hinchado de pestilencia, pues no es cierto que la obra del hombre ha terminado que nada tenemos que hacer en el mundo que somos parásitos del mundo que basta con que marchemos al andar del mundo mas la obra del hombre apenas ha comenzado y al hombre le queda por conquistar toda prohibición inmovilizada en los rincones de su fervor y ninguna raza posee el monopolio de la belleza, de la inteligencia, de la fuerza y hay espacio para todos en el lugar de reunión de la conquista, y ahora sabemos que el sol gira alrededor de nuestra tierra iluminando la parcela que ha fijado nuestra voluntad sola, y que toda estrella caída del cielo a la tierra queda sometida a nuestro poder sin límites.
Percibimos un tono bíblico en esas líneas y cierto sabor whitmaniano en el vigor de las afirmaciones, como en otro fragmento posterior y muy cercano, donde leemos:
    Y ando buscando para mi país, en vez de corazones de dátiles, corazones de hombre que son los que hacen latir la sangre viril para entrar en las ciudades de plata por la gran puerta trapezoidal y mis ojos barren los kilómetros cuadrados de mi tierra paterna y enumero las llagas con cierta alegría y las amontono unas sobre otras como raras especies y la acuñación imprevista de tantas bajezas aumenta siempre mi cuenta.
Al final, el texto va in crescendo en un gesto reivindicador del cual va emergiendo la figura rescatada, ya libre y de pie, situada en la historia concreta de su tierra y en la historia universal en la innegable dimensión de su significado, como una imagen deseada que se sustenta en el profundo humanismo que ha nutrido al poeta, él mismo víctima también de la injusticia. La raigambre política de este poema y, especialmente, su calidad artística ―raíz, entre otras cualidades, de su indiscutible modernidad― lo sitúan en la mejor tradición poética americana y, como ya advirtió Benjamin Péret, de la gran poesía francesa.

El contraste entre las Antillas pisoteadas y degradadas del comienzo del poema con la imagen redimida del final, donde aparecen en su verdadera estatura los hijos de estas tierras, es un logro en la concepción general de la obra. Entre esas dos visiones de la realidad se despliega un poderoso canto a los horrores y miserias de una sociedad y de una raza, con preciosos y conmovedores cuadros de auténtico dolor, como el de este momento:
    Una tarde en un tranvía frente a mí un negro. Era un negro grande como un pongo que pugnaba por hacerse chico en un banco del tranvía. Trataba de despojarse en este banco pringoso del tranvía, de sus piernas gigantescas, de sus manos temblorosas de boxeador hambriento. Y todo le había abandonado, su nariz que parecía una península abandonada en una rada y hasta su misma negrura que se decoloraba bajo la acción incansable de una curtidura en blanco. Y el curtidor era la Miseria. Un murciélago orejudo, repentino: en este rostro las heridas de sus garras habían cicatrizado en islotes de sarna. Era un obrero incansable la Miseria trabajando en algún cuartucho horripilante. Se veía muy bien cómo el pulgar industrioso y malévolo había modelado el bulto de la frente, agujereado la nariz en dos túneles paralelos e inquietantes, alargado desmesuradamente el belfo y, caricaturesca obra maestra, había cepillado, pulido, barnizado, la oreja más diminuta y graciosa de la creación.
Miseria, muerte, degradación, violencia física y moral, sufrimiento, tristeza, humillación, escenas en apariencia irredimibles en medio de una naturaleza espléndida en la que, no obstante la riqueza de su diversidad y su belleza, percibimos el oscuro dolor de esos elementos. Reaparece en distintos momentos del relato poético ese contraste entre las dos realidades, herencia romántica.

En un poeta como José María Heredia, nuestro romántico mayor, el primero en América, hallamos igualmente esa comparación en aquellos célebres versos suyos: “las bellezas del físico mundo / los horrores del mundo moral”, clara referencia a la opresión y la injusticia a que estaba entonces sometida la patria por la metrópoli española.

Similitudes más notables hallamos entre este texto de Césaire y las famosas elegías de Nicolás Guillén, otro poeta antillano de talla universal. Esas semejanzas vienen dadas por la condición racial de ambos, por los contextos históricos y sociales en los que han vivido y escrito, por las ansias de reivindicación social que anima las obras de los dos y, en no menor medida, por su coetaneidad, gracias a la cual, se formaron en la asimilación de múltiples elementos comunes, en tanto herederos de las transformaciones que trajeron las vanguardias artístico-literarias a la concepción de la cultura.

Por último, es importante señalar la aparición de este poema de Césaire en momentos en que en Europa, cuna del colonialismo sufrido en las Antillas, se movían, en acciones bélicas, las devastadoras fuerzas fascistas. Al iniciarse un infernal período de opresión, crímenes, ocupación militar y genocidio, desde una cruenta política racista y de pretensiones hegemónicas de una raza, se alza una obra de extraordinarias calidades artísticas para reivindicar una raza avasallada y, con ella, la dignidad de hombres y mujeres de todas las procedencias y culturas, rasgo capital del humanismo revolucionario de este poeta. A ello se refiere Péret en la presentación del poema para la edición de 1942. Allí nos dice el autor: Es maravilloso, entusiasma y reconforta altamente que en este año de 1942 (un año más de miseria y de abyección), cuando todos los poetas y artistas de Europa se ahogan asfixiados bajos los bigotes ―bajo el bigote blanco de Vichy que tan bien sabe encerar las botas; el bigote en agujero de bala de Berchtesgaden, etc.— un poeta haga oír desde América su grito único perforando la opacidad de una noche de bombas y de pelotones de ejecución.

 Fuente: http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&file=article&sid=6201

domingo, 29 de mayo de 2011

Reseña de “El equipo de Choque de la CIA”


29-05-2011

Reseña de “El equipo de Choque de la CIA”
C.I.A. organización criminal, Agencia de Importación de Cocaína



Hernando Calvo Ospina, periodista y escritor colombiano, hoy residente en Francia, antes de llegar a este país era conocido por sus críticas en diferentes medios de prensa al gobierno colombiano. Esa fue la causa por la que un grupo de policía militar compuesto por ecuatorianos y colombianos le secuestró en 1985; pero debido a las manifestaciones exigiendo su libertad, a los pocos días el gobierno ecuatoriano de entonces declara que está en su poder y que le ingresa en la cárcel. Allí pasó tres meses, y las movilizaciones a su favor a nivel internacional arreciaron, consiguiendo que el gobierno lo soltase, y ante el problema que le estaba suponiendo lo expulsa de Ecuador a Perú el 28 de diciembre de ese año, 1985. Ahora bien, Alan García, entonces presidente de Perú, tampoco le quiere recibir puesto que el gobierno dictatorial de Colombia presiona, y otra vez Calvo Ospina se ve expulsado, y es entonces cuando el gobierno francés se ofrece para acogerle el 15 de marzo de 1986.Hernando Calvo Ospina, además de sus reportajes, entrevistas y artículos, tiene libros como “Don Pablo Escobar”, “Perú: los senderos posibles”, “¿Disidentes o Mercenarios?, “Bacardí: la guerra oculta del Ron Bacardí”, “Colombia, democracia y terrorismo de Estado”, y el último: “El equipo de Choque de la CIA”.
“El equipo de choque de la CIA” recoge una profunda investigación sobre cómo crearon sus ideólogos la denominada Agencia, y cuál ha sido, hasta prácticamente hoy, su proyección dentro y fuera de EEUU. Nombrar a la CIA como lo hace Calvo Ospina es hacer que nos fijemos en la principal mano que ejecuta planes terroristas en el mundo desde 1954, para eso fue creada y conducida por el gobierno imperial estadounidense. 1954 es el año de su primer golpe de Estado. Jacobo Arbenz, presidente elegido democráticamente pretendió poner en marcha una pequeña reforma agraria, señalando que “Los capitales extranjeros serán bienvenidos siempre que se adapten a las condiciones locales, se sometan a las leyes de Guatemala, participen en el desarrollo económico y se abstengan de toda intervención en la vida social y política”. El gobierno imperial , con su presidente Eisenhower a la cabeza no estaba dispuesto a dejar que una de sus presas diese ejemplo de afirmación, y Allen Welsh, jefe de la CIA declaró que Guatemala era “una cabeza de playa soviética en América”, y la campaña preparando el golpe de Estado empezó: 100.000 boletines distribuidos propalando falsedades sobre el gobierno, documentales del mismo cariz que se proyectaban gratuitamente en los cines del país, colecciones de fotografías trucadas que distribuyeron presentando cuerpos mutilados que se atribuían al gobierno, dinero distribuido a ciertos sectores sociales para que se manifestasen, artículos sin firma en la prensa que pagaba la CIA describiendo supuestas acciones gubernamentales como comunistas, el gobierno de Guatemala responde denunciando la preparación del golpe y pone al descubierto la implicación del dictador Somoza, de Nicaragua, de Trujillo, de República Dominicana y del gobierno estadounidense. El ataque del gobierno de EEUU no se hace esperar, saca una resolución en la Conferencia Interamericana acusando al gobierno de Guatemala de comunista. El 24 de mayo de 1954, los barcos estadounidenses bloquean por mar a Guatemala, y el 17 de junio la invaden cruzando la frontera de Honduras con una fuerza mercenaria. Las emisiones de radio de la CIA y los bombardeos aéreos hicieron el resto. El golpe lo da la CIA a través del coronel Castillo Armas, formado en escuelas militares estadounidenses después de haber intentado un golpe contra el presidente Arbenz en 1950. El golpe de Estado en Guatemala lo da el gobierno de EEUU seis años después de terminar la Segunda Guerra Mundial. El gran número de datos que aporta Hernando Calvo Ospina permite saber de principio a fin todo lo relacionado con cada una de las maniobras de éste equipo de golpistas, en cada una de sus atrocidades, de cada uno de sus jefes directos y de sus autores intelectuales. El mismo presidente Eisenhower reconoció públicamente que había derrocado al gobierno de Guatemala.
Después le llegaría el turno a América del Sur, al Centro y a Canadá, así como a Francia, a Italia, a Alemania y a España, donde se conocerá su intervención. No deberemos olvidar el libro “La CIA en España”.
Una de sus mayores aportaciones al mundo del crimen, pero también uno de sus mayores fracasos, fue en Vietnam, sin olvidar sus acciones en Laos y África, de la que Hernando Calvo Ospina nos muestra la intervención de ésta “organización criminal” en Angola y Congo. La CIA recibió el nombre de “Organización criminal” de parte de un jurado estadounidense tras un juicio en el que se tomó declaración a testigos como Ramsey Clark, ex fiscal general de EEUU, Daniel Ellsberg, aquél que entregó los papeles del Pentágono, Howard Zinn, el historiador, …, por la denuncia de Amy Carter, hija del expresidentes Carter, ante las actividades que desarrollaba la CIA dentro de la Universidad de Massachussets. Pueden leer toda la información al respecto en la entrevista al abogado defensor de los derechos civiles en EEUU Leonard Weinglass, recientemente fallecido, firmada por Miguel Álvarez para “La isla desconocida”, y reproducida en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=125250.
A esa su primera acción terrorista en Guatemala seguiría la operación que más ha durado en toda su historia involucionista, y que aún continúa, la operación contra Cuba, poniendo los teleobjetivos de sus mercenarios apuntando a Fidel Castro, a Che Guevara y a Raúl Castro, y así lo aprueba, otra vez más, Eissenhower el 17 de marzo de 1960 con la orientación de Nixon. En un documento confidencial que escribe Nixon para la Casa Blanca, la CIA y el Departamento de Estado, después de haberse entrevistado con Fidel Castro el 19 de abril de 1959 en su oficina del Capitolio, dice: “Mi apreciación personal sobre él, en tanto que hombre, está un poco mezclada. De lo único que podemos estar seguros es que posee esas cualidades indefinibles que lo hacen un líder. Cualquiera que sea nuestra opinión sobre él, debemos reconocer que será un factor importante en el desarrollo de Cuba, y, sin duda, en los asuntos de América Latina en general.” El proyecto para la invasión de la isla por Bahía de Cochinos es detallado con minuciosidad. La CIA lo llevaría adelante bajo la responsabilidad de Robert Kennedy y con la participación de la Mafia. Su fracaso fue estrepitoso. Y hablando de la invasión de Cuba es de justicia señalar que uno de los que intervinieron para impedirla fue Rodolfo Walsh, “…descubrió, meses antes, que los EEUU estaban entrenando exiliados cubanos en Guatemala para invadir Cuba por Playa Girón en abril de 1961. Walsh era en esa época el jefe de Servicios Especiales de Prensa Latina, en la oficina central de La Habana” y consiguió descifrar un cable secreto dirigido al gobierno de EEUU por el jefe de la CIA en Guatemala, en el informaba de los preparativos del desembarco, las entrecomilladas son palabras del escritor Gabriel García Márquez que termina diciendo: “Se revelaba, inclusive, el lugar donde empezaban a prepararse los reclutas: la hacienda Retalbuleu, un antiguo cafetal al norte de Guatemala.” (Artículo “Rodolfo Walsh, el hombre que se adelantó a la CIA”)
Hernando Calvo Ospina sigue los pasos de Nixon y nos lo muestra en las mejores relaciones con la familia Bush, dedicada al negocio del petróleo, y descubre a Nixon consiguiendo para Bush padre, que tiene como socios petroleros a otros pertenecientes a la CIA, su entrada en las altas esferas de la Agencia. Después vendría la crisis de los misiles y derivado de ello el acuerdo entre EEUU y la URRSS, que dejó fuera de las negociaciones entre las dos potencias asuntos tales como el bloqueo de Cuba y otros tipos de agresiones terroristas, además de la ocupación del territorio cubano como es la base de Guantánamo.
El asesinato de Kennedy descubría el poder creciente de la CIA en EEUU, que resolvía como organización terrorista sus diferencias organizativas. En próximos golpes la Agencia acabaría con la democracia en República Dominicana, y el presidente Johnson ordenaría su invasión; a continuación llevaría a cabo el asesinato de Lumumba, presidente de la República Democrática del Congo, además de dedicarse a financiar y entrenar a los mercenarios que alzaron al tirano Mobutu.
Uno de sus más grandes fracasos (no sólo el de la invasión de Cuba y el asesinato de sus dirigentes) fue el de Vietnam; la CIA, dedicada con todas sus energías dentro del ejército estadounidense, perdió la guerra. Sin embargo la “organización criminal” consiguió asesinar a Che Guevara en Bolivia. En Portugal intervino para darle la vuelta a la “revolución de los claveles”, pero en Angola la Agencia con sus mercenarios fue derrotada por el MPLA.
Hernando Calvo Ospina continúa exponiendo el caso de Chile y Allende, la “Operación Condor”, los asesinatos de exiliados en EEUU, el atentado contra Cubana de Aviación, los atentados contra las embajadas, contra el personal diplomático de Cuba, las acciones terroristas y la guerra que emprende contra el gobierno revolucionario de Nicaragua, el entrenamiento de la contra y actos terroristas, el envío de armas, el minado de puertos, el tráfico de drogas, con respecto a esto escribe Calvo Ospina que el ex funcionario del Departamento de Estado William Blum declaró que “durante los años de guerra antisandinista se decía que CIA significaba: “Cocaine Import Agency” (Agencia de Importación de Cocaína)
Los datos, documentados todos, que nos expone el autor llegan hasta el año 2009. Si se conocían algunos, si se sospechaban otros, Calvo Ospina en su libro nos entrega las pruebas sacándolas del último rincón. ¿Habrá algún tribunal internacional que ordene poner en el listado de terroristas a la “organización criminal”, “Agencia de Importación de Cocaína” y a su brazo político para que se les detenga y se les juzgue?, no es absurdo pensarlo, ya llegará el momento histórico.
Título: El equipo de choque de la CIA.
Autor: Hernando Calvo Ospina.
Editorial: El Viejo Topo.
Ramón Pedregal Casanova es autor de “Siete Novelas de la Memoria histórica. Posfacios, edita Fundación Domingo Malagón y Asociación Foro por la Memoria (asociacion.foroporlamemoria@yahoo.es)

lunes, 9 de mayo de 2011

Las luces en la noche, la luz del amanecer


09-05-2011

Sobre A. Chéjov
Las luces en la noche, la luz del amanecer



Chéjov, (1860-1904), el gran escritor ruso revolucionó el género del cuento poniendo la estructura y el lenguaje al servicio de la manera de pensar de eso que hemos llamado modernidad, y revolucionó el teatro con tal profundidad que hizo cambiar el sistema clásico del drama. Chéjov, que vivió en una familia que tenía en su haber esclavos, desde muy joven puso todo su esfuerzo de escritor, primero para sobrevivir, pudiéndose decir hoy que, en los dos géneros, el cuento y el teatro, hay un antes y un después de Chéjov. Su obra cuentística se divide en dos etapas, la primera contiene cuentos humorísticos, hasta 1886, y la segunda, hasta el final de sus días, más concentrada en el mundo interior de los personajes, en lo que no se dice, avocada a lo que se ha dado en llamar finales abiertos, o la no resolución del problema que plantea, pues lo importante sobreviene al terminada la lectura. Sus cuentos se encuentran en Editorial Lumen, con prólogo de Richard Ford; en Editorial Alianza; en Editorial Alba. Su teatro puede leerse en Editorial Cátedra; en Editorial Alba; en Editorial Alianza;… De su obra cuentística son bien conocidos títulos como “La dama del perrito”, “Enemigos”, “Vecinos”, “Campesinos”, sería larguísimo nombrar todos sus cuentos magníficos; y su obra dramática tiene sin embargo pocos títulos, pero más que suficiente para haber hecho el cambio que hizo: “Ivanov”, con la que recogió el Premio Pushkin; “La gaviota”, (1896); “Tío Vania” (1899); “Tres hermanas” (1901); y, “El jardín de los cerezos” (1904). Además dejó novelas cortas como “La estepa”, y un libro sobre la isla-prisión de Sajalin que provocó una conmoción en la sociedad rusa de su tiempo, empujando al gobierno zarista a cambiar la legislación que se refería al trato a los presos y a mejorar sus condiciones de vida, su título es “La isla de Sajalin”, editado por Alba, que, también, acaba de sacar una biografía del gran autor titulada “Chéjov en vida. Una biografía en documentos”, su autor es Igor N.Sujij. Chéjov, que nunca fue indiferente a lo que le rodeaba, dimitió como miembro de la Academia Rusa cuando el zarismo expulsó de ella a Gorki, otro gran escritor revolucionario.
Ahora se edita en Alba Brevis, un cuento largo importantísimo en la obra de Chéjov, su título es “Luces”. Se publicó por primera vez en 1888, y en el se nos cuenta la relación entre dos personajes durante el tendido de la vía del tren a lo largo de la estepa rusa, una noche de discusión planteó la lucha entre pasado feudal y progreso. Las dos posturas, una proveniente de la aristocracia, que considera el mundo inamovible y sin interés, y la otra la defendida por la burguesía de aquel entonces, que ve en el conocimiento del mundo y en el adelanto industrial el progreso de la humanidad. A la conversación asiste un recién llegado, y fuera de la casa en la que están un estudiante aristócrata y un ingeniero, que sería el burgués, se encuentra el poblado donde habitan los obreros, al amanecer sabremos de ellos.
El cuento arranca con los ladridos de un perro a la oscuridad de la noche, simbólica, las luces del poblado de los obreros es lo único que anida en la noche que va a transcurrir; el perro, el estado más primitivo, manifiesta el miedo a lo desconocido, está a la puerta de la casa en la que los dos técnicos mencionados mantienen la conversación en presencia de un tercero, que había pasado el día en una feria y vuelve a la casa en la que se hospeda, pero se ha perdido. El perro ladra, y salen a la puerta para saber a qué ladra. Son conscientes de su miedo a la oscuridad, quizá, dicen sea el miedo a sus sueños, quizá sean fruto de su nerviosismo. Ninguno da importancia al miedo proveniente de aquel pasado ancestral, del estado tan primitivo, está olvidado. Tras resolver la escena el narrador, el mismo personaje que ha buscado refugio, define lo que hay en torno a la casa como “singular”, y declara que, debido a ello, la noche le llegó a parecer “sombría, desapacible y oscura”; éste personaje, que no sabe bien dónde se encuentra, manifiesta algo de lo que pasa al perro: lo que esta por saberse crea inquietud.
Va a ser el ingeniero Ananiev, uno de los dos habitantes de la casa, el que, ante los otros dos, manifieste admiración al contemplar la obra que llevan a cabo, la línea férrea en la estepa rusa, y hace futurismo calculando que en 100 años allí se levantarán fábricas y casas y, aún, piensa en las máquinas que se pondrán en marcha. El segundo habitante de la casa es un estudiante que cuando mira en medio de la noche el paisaje de pequeñas luces que brillan saliendo de las demás viviendas, le retrotraen a un tiempo mítico en el que las “tribus”, dice, esperan la mañana para pelear. Las visiones del ingeniero provienen del futuro, y las del estudiante del pasado más remoto. Hasta que se nos dice que el ingeniero, de edad avanzada, mostraba en el trato al ayudante cierta benevolencia, y le decía “jovencito”, y como esto distanciaba al otro. Para el ingeniero su puesto de trabajo era una conquista a contracorriente, un empleo fijo, y por tanto un seguro para la vida de su familia, y eso daba firmeza a sus opiniones. Entretanto, su acompañante, descendiente de la aristocracia, la condición social construye la conciencia de los individuos, se encuentra extraño en un mundo en el que debe abrirse camino, se siente extraño en un mundo en el que la garantía de vida de quien no nace como él esta en “un empleo fijo, un pedazo de pan asegurado y una opinión definida de las cosas”, se nos dirá. Y nuestro narrador, visitante casual, asiste al choque entre dos formas opuestas de vivir. El hijo de la aristocracia dice que todo eso que le parece una conquista al ingeniero “es una bobada…” El ingeniero sabe que para aquél joven aristócrata nada tiene valor porque él está donde está sin haber pasado por los grados inferiores, sabe que es por eso por lo que siente desprecio de todo, que es por eso por lo que se aferra a la idea de que nada cambia y que nada merece la pena; y le pregunta si le da lo mismo que se emprenda o no una guerra, si le da lo mismo que como consecuencia de la guerra mueran o no miles de personas, y ante la indiferencia del otro sigue: “Convenga conmigo en que esa lamentable forma de razonar imposibilita todo progreso, toda ciencia, todo arte y hasta todo pensamiento… seis años estuve bajo el yugo de esas ideas y le juro que no aumenté un ápice mi inteligencia. No enriquecí en una sola letra mi propio código moral. ¿No es una desgracia? Además, no contentos con emponzoñarnos a nosotros mismos, inoculamos el veneno en la vida de las personas que nos rodean”. Y, ante la respuesta despreciativa del otro, se propone contarle un caso concreto “… una novela con argumento y desenlace, ¡una lección magnífica!”, y expone su relación con una mujer y cómo, en el escaso tiempo que pasó junto a ella y sobre todo después, cambió su propio comportamiento al descubrir la profundidad de sus actos, las emociones que provocó, las respuestas que ella le dio ante la perspectiva nueva, el daño que él hizo y las opciones que se presentaron en la vida de los dos, añadiendo un drama en lo que a ella le correspondía. Pero el discurso venía de atrás y tenía planteadas sus preguntas: ¿estamos de acuerdo en que las sociedades cambian? ¿en que la introducción de valores nuevos mediante modificaciones sociales lleva a las personas a situaciones nuevas? De ahí que se nos cuente sobre la mujer su intento de liberación empezando por escapar de los lugares en los que se encuentran retenidas, marchándose con quien les parece que les oferta una posibilidad ideal para su libertad, aunque sea un porvenir incierto. Chéjov siempre interesado por la situación de la mujer, siempre discutiendo el machismo. Pero el ingeniero, que cuenta su relación con la mujer se enfrenta a si mismo y se revuelve contra su comportamiento: “Resultaba que yo, el gran pensador, no había asimilado la técnica del pensamiento… Por primera vez en mi vida traté de pensar con aplicación y tesón,… Un hombre cuyo cerebro no trabaja siempre, sino solo en momentos de tensión, suele verse acosado por la idea de la locura. … Comprendí que mis ideas no valían un céntimo,… que ni siquiera tenía idea de lo que era pensar con seriedad,… de que no tenía convicciones,… toda mi riqueza intelectual y moral consistía en fragmentos, recuerdos inútiles, ideas ajenas; mis procesos mentales eran tan poco sofisticados, elementales y primitivos como los de un yakutio,… estaba atado de pies y manos por cuentos de niñeras y por una moral convencional. Comprendí que no era un pensador, ni un filósofo, sino un simple diletante. …ese diletantismo… ha conseguido inculcar en la masa una nueva actitud… respecto a las ideas nuevas. No empecé a pensar normalmente hasta que me dediqué a aprender el alfabeto, hasta que la conciencia me llevó de vuelta a…” y se refiere a la mujer a quien había ofendido.
Fuera de la casa el perro vuelve a ladrar, se anuncia el amanecer, pero ahora ladra a unos desconocidos, los desconocidos son “los obreros que se vislumbran en la bruma matinal”. El ingeniero, el aristócrata y el visitante salen a la puerta para ponerse junto al perro. El que ha buscado refugio en la casa, nuestro narrador, viendo llegar a los obreros piensa: “No hay modo de entender nada en este mundo”, y en el párrafo siguiente , con lo discutido y con la visión de “la llanura, el cielo inmenso, el oscuro robledal, y el nebuloso horizonte que parecía decirme: ¡Sí, no hay modo de comprender nada de este mundo”, como vemos hace una afirmación antes que la negación, y a esta sigue otra que es una fórmula literaria de carácter simbólico con la que Chéjov ha querido terminar: “Empezaba a despuntar el sol…”, y lo indica, como vemos, de la manera más sencilla, como algo que resulta de la noche, de la reflexión de las tortuosidades, se ve más allá. Chéjov nos deja ante el saber futuro de la experiencia pasada, para lo cual el narrador nos había situado: “Se habían dicho muchas cosas en la noche, pero no me llevaba conmigo ni una sola respuesta”. Queriéndonos decir que la respuesta la tiene que dar uno mismo, y que la respuesta a cada asunto dirá de nosotros en qué acción y en qué pensamiento nos encontramos, en la transformación o en la reversión.
Hace más de cien años que Chéjov escribió “Luces”, y la esencia nos reclama para pensar más allá del perro, del aristócrata y del pequeño burgués. Sólo el título, con las luces de las casas de los obreros, apareciendo estos con la luz del amanecer, es un gran anuncio.
Título: Luces.
Autor: Antón Chéjov.
Traductor: Víctor Gallego.
Editorial: Alba Brevis.
Ramón Pedregal Casanova es autor de “Siete Novelas para la Memoria Histórica, edita Fundación Domingo Malagón y Asociación foro por la Memoria (asociacion.foroporlamemoria@yahoo.es)

domingo, 8 de mayo de 2011

Sobre Consideraciones de un apolítico de Thomas Mann

08-05-2011
Reacción como Progreso
Sobre Consideraciones de un apolítico de Thomas Mann



“Todo Conservadurismo es apolítico, no cree en la Política,
Cosa que sólo hace el progresista.
Sólo hay un tipo genuino de político:
Y lo es el Revolucionario occidental”
 (Thomas Mann, Consideraciones de un apolítico, 1917)
Las famosas y ya legendarias Betrachtungen eines Unpolitischen del intérprete-ideólogo Thomas Mann están de nuevo al alcance del lector español. Gracias a una oportuna y meritoria re-edición crítica, revisada y ampliada, de la exquisita editorial madrileña Capitán Swing. Además se incluye en la nueva edición un estudio preliminar de Fernando Bayón y un epílogo ineludible del filósofo marxista Gyorgï Lukács. Debemos advertir que no se trata de un libro más de ensayos académicos ni de ejercicios de memoria de un bon vivant. En absoluto. “He calificado a este trabajo de ‘bosquejo para el día y la hora’”, confiesa con humildad el propio Mann. ¿Efusión patriótica, memorandum de la Germanidad, variaciones teutónicas sobre un tema, especie de diario filosófico, genial inventario de un inteligente conservador reaccionario? Es todo ello y mucho más: las Betrachtungen… son un manifiesto todavía vivo, aún polémico e irritante de un Gedanken im Kriege, un pensamiento airado, sitiado y en guerra, notas apresuradas y enérgicas de un alemán defendiendo con pasión la beligerancia justa del IIº Reich guillermino contra los aliados durante la Primera Guerra Mundial. Plagado de un orgulloso soldatischer Geist, espíritu soldadesco, tal como él mismo solía definir su novela Una muerte en Venecia, las Betrachtungen… fueron escritas bajo urgencia febril y extrema, tanta que Mann prefirió suspender la escritura de su famosa Der Zauberberg, La Montaña Mágica, “relegué mis planes más queridos…”, para dedicarse por entero a esta obra ensayística única a partir de noviembre de 1915. Los primeros capítulos, el inicial: “Der Protest” (La Protesta) y el segundo: “Das unliterarische Land” (Una tierra no-literaria) los tenía listos a fin de ese año, y el paradigmático capítulo III, “Der Zivilisationsliterat”, que es un libro en sí mismo, lo concluyó a inicios de 1916. El resto fue sumándose a medida que Mann sufría y racionalizaba el sino en la guerra, ya no europea sino mundial, de Alemania y Austria, que concluiría con revueltas populares y la instalación de repúblicas y soviets sobre los restos putrefactos del Ancien Regime. La ocasión es la intervención político-filosófica y el combate mortal contra la figura de la mediación burguesa, el patético Zivilisationsliterat, el Literato de la Civilización, el nuevo hombre gótico, que es encarnado en la polémica tanto por Émile Zola como por Romain Rolland, que representan no solo a la misma Entente enfrentada a los Imperios Centrales, sino a la misma decadencia europea y los valores democráticos populares de la Ilustración, que colonizaron todo Occidente. El pleonasmo Zivilisationsliterat indica su marca de descendencia de los odiados philosophes de la Ilustración radical, su tierra por nacimiento o elección es la subversiva Francia y su palabras de orden son Humanidad-Libertad-Razón. Rolland precisamente había escrito un libro anti-bélico en 1915 titulado Au-dessus de la mêlée, muy estudiado por Mann y debatido incluso por Gramsci. Rolland como figura de la decádence, al fin, que se opone, sin posibilidad de cancelación ni síntesis, a la mística esencia alemana, milenariamente metafísica-conservadora, heroica e impolítica, bajo la figura del Esteta: “Lo que indigna es la aparición del satisfait intelectual, quien ha sistematizado para sí el Mundo bajo el signo de la idea democrática, y que ahora vive como ergotista, como poseedor de la Razón.”. Estos dualismos inconciliables ya se encontraban esbozados, aunque en otro tono, en su ensayo Gedanken… de 1914, pero ahora son sistematizados, extendidos, inflacionados y urbanizados sobre la topología bélica que azota Europa. Similares oposiciones extremas, “opciones excluyentes”, dite nietzschéannes, dominarán los nueve capítulos restantes: entre discursividad y música (IV, “Einkehr”), entre política y mentalidad burguesa (V, “Bürgerlichkeit”), entre moralidad popular y virtud (VI, “Von der Tugend”), entre humanidad y vida (VII, “Einiges über Menschlichkeit”), entre fe y libertad (VIII, “Vom Glauben”), entre estética y política (IX, “Ästhetizistische Politik”), entre tolerancia intelectual y radicalismo (X, “Ironie und Radikalismus”). Es un eco tardío y una reactivación de las rígidas dicotomías que atraviesan toda la Kulturkritik de Nietzsche, en realidad del joven Nietzsche como subraya una y otra vez Mann (“…y que se me perdone que por todas partes veo a Nietzsche…”), entre Instinto de ascenso y la masa-rebaño, entre Naturaleza e Intelecto, entre Kultur y Zivilisation, es decir: entre su héroe Aschenbach (de la novela Der Tod in Venedig) y el Literato burgués à la Rousseau que quedará inmortalmente plasmado en su progresista y masón Settembrini de La Montaña Mágica. El Zivilisationsliterat es una confusión en sí mismo: “confundir Moral y Humanitarismo es un error digno del Literato de la Civilización. Creer que cuando no hay guerra, hay paz, es una puerilidad que no sólo es peculiar del pacifismo…”, incluso Mann juega literariamente a describir su patética fisonomía: “es algún joven literato y colaborador periodístico de lentes de Carey y picado de Viruela.” Como político, el hombre gótico, el homo Rousseau burgués, es insalvable: “No importa que diga ‘fe’ o ‘libertad’, el político es abominable.” La política de este hombre gótico es antialemana porque es un producto latino, celto-románico, finalmente francés y germanófobo, retóricamente revolucionario y su intento de trasplante a Alemania forma parte de los intentos por “democratizarla” que vienen del Occidente capitalista. El topos antilatino hace que Mann entienda la guerra contra Alemania como el intento de una nueva Roma expansionsita por volver a conquistar el Este del Rin. La eventual victoria de Alemania será no sólo la derrota de la alianza coyuntural en torno a Francia, sino de todas las ideas del siglo dieciocho, de las ideas de la Modernidad en cuanto tales.
Y esta intelectualidad-clase erudita tiene su estandarte peculiar: el Espíritu bajo la máscara del Humanitarismo político, que no es otra cosa que “el espíritu de época, el espíritu de lo nuevo, el espíritu de la democracia, para el cual trabaja la mayoría”. ¿Y cual es el mundo del Espíritu?: “Es el de la Política, el de la Democracia”. Esprit es sinónimo para Mann de revolución, de acto jacobino. El intelectual moderno alemán (o ideológicamente afín a la Germanidad) no tiene muchas alternativas frente al dominio del nuevo pathos burgués: “El Intelectual tiene la opción (en la medida en que la tiene) entre ser irónico o ser radical; decentemente hablando, no hay una tercera posibilidad.”
El tratado de Mann tiene un plus adicional para el lector atento, una filosa lectura paralela tan valiosa como el objeto principal de su polémica, se trata de su apropiación e interpretación de Nietzsche. A contracorriente con el culto a Nietzsche de su propia época, el Nietzscheanismus, Mann se posiciona contra las lecturas digeribles y demasiado fáciles de Nietzsche: “Yo debía despreciar el Nietzscheanismo renacentista-esteticista de mi alrededor, que me parecía una secuela puerilmente equívoca de Nietzsche.” Y el Nietzscheanismo tiene dos errores de peso en su hermeneútica: 1) sus interpretes-guías lo leen mal y de manera esquemática; 2) se ha construido un corpus sobre textos del peor período intelectual y emocional de Nietzsche. Mann encuentra que la mayoría de lectores e interpretes lo han desfigurado, no detectaban (no podían) el elemento de ironía romántica que había en su ethos, el ético Nietzsche había sido asimilado sin más al Olimpo burgués. Pero no sólo rechaza el catecismo (“A Nietzsche… lo cultivaban mecánicamente”), sino incluso el etapismo oficial y el canon textual santificado por los nietzscheanos: para Mann el mejor y auténtico Nietzsche (antirrevolucionario pero conservador-revolucionario, antiradical, pletórico de germanidad) se reduce al joven y al de su etapa media (1869-1879), y no tiene problemas en calificar al Nietzsche consagrado por el Nietzscheanismus y la academia, como un espantapájaros inmoralista y esteticista, un provocador decadente. Precisamente el Zivilisationsliterat se ha “apoderado mucho más, espiritual aunque no objetivamente, del Nietzsche tardío, convertido en grotesco y fanático, que del más joven…”. Todo lo contrario, subraya Mann: “el Nietzsche que realmente valía… era el que seguía estando próximo, o siempre lo había estado, a Wagner y Schopenhauer.” El pathos de las consideraciones apolíticas no son exclusivamente nietzscheanas: Mann abreva generosamente en Goethe, Dostoievsky y Flaubert, en Schopenhauer, en el Kanzler Bismarck, en el tenebroso Paul Lagarde, en el innombrable Houston Stewart Chamberlain, por supuesto en Richard Wagner, en Hyppolite Taine, en Stefan George, en incluso Maurice Barrès y Georges Sorel... El recorrido intelectual al que nos somete no puede dejar de ser fascinante y provocador.
Mann es en esto anticipador y clarividente: la cuestión de los intelectuales desemboca naturalmente en la cuestión del poder y el estado. No por nada las Betrachtungen… son, junto con los libros de Julien Benda, Hugo Ball, Karl Mannheim y Paul Nizan, las cotas más altas de la discusión sobre la cuestión del intelectual y la política en la primera mitad del siglo XX. Sabemos que Mann evolucionó paradójicamente hacia convertirse después de 1945 en un modelo y paradigma del Zivilisationsliterat. También que Mann fue testigo privilegiado de cómo finalmente el problema del intelectual orgánico de la auténtica esencia alemana tuvo una solución práctica, tormentosa y dramática, y que con seguridad agradeció al destino la posibilidad de no transformar la Reacción en Progreso… Pero las reflexiones mannianas, más allá de estar situadas en un pesimismo coyuntural, tienen el enorme mérito de ser el primer diagnóstico pesimista sobre la función de los intelectuales, de sus relaciones con la alta y baja política, de su rol esencial en el estado ampliado burgués. Y por eso mantienen toda su actualidad de seguir siendo la talentosa acta de fundación del Modernismo reaccionario: “No creo en la fórmula del hormiguero humano, en la colmena humana, no creo en la république démocratique, sociale et universelle, no creo que la Humanidad esté destinada a la ‘dicha’ y ni siquiera que desee la felicida