martes, 21 de diciembre de 2010

Controladores literatos en la decadencia del capital


21-12-2010

Controladores literatos en la decadencia del capital



El ejército de reserva literato del capitalismo, compuesto de charlatanes, corruptores de conciencias, entretenedores y demás junta palabras, vienen teniendo un papel señalado en la contención de la conciencia de los lectores, papel que imprime la pasividad y marginación ante las contradicciones sociales que se agudizan llevando a la miseria absoluta a buena parte de la sociedad. Mientras aquellos a quienes encubren, por un lado les facilitan la obtención de riqueza a cuenta de que vendan sus ideas sobre el mundo, por otro les mantienen como sacerdotes. Les incentivan para que se pongan en primera fila. Objetivo: distraer, desenraizar, individualizar, y hacer que los lectores, difusores a su vez, se implanten ideas provenientes del inmovilismo y que desemboquen en la pasividad y en la disolución de la sociabilidad y del espíritu ético, descubridor, y transformador que sería una de las labores de la verdadera literatura.
Vienen cayendo y van a caer como lluvia, ¡como lluvia!, o como bombas que deshacen cerebros, las drogas que denominan “literatura” los centros que dirigen las editoriales pegadas al sistema. De la revista “Punto Final” entresaco del artículo “Intelectuales al servicio de la CIA” el párrafo que comienza bajo el título “Promoción del libro y la lectura”: “La CIA no descuidó los libros. Publicó millones de ejemplares además de lanzar tras “la cortina de hierro” (se refiere a los países denominados socialistas) miles de biblias. “Los libros son diferentes a todos los demás medios de propaganda –escribió uno de los jefes del Equipo de Acciones Encubiertas de la CIA-, fundamentalmente porque un solo libro puede cambiar de manera significativa las ideas y la actitud del lector hasta un grado que no se puede comparar con el efecto de los demás medios, (por lo que) la publicación de libros es el arma de propaganda estratégica (de largo alcance) más importante”. (1)
“Hacer que se publiquen o distribuyan libros en el extranjero sin que aparezca la influencia de Estados Unidos, subvencionando de forma encubierta a las publicaciones extranjeras o a los libreros” fue un objetivo de la CIA.”Hacer que se publiquen libros que no estén “contaminados” por ninguna vinculación pública con el gobierno de los Estados Unidos, especialmente si la situación del editor es “delicada”. (2)
Tienen que distraer la atención de los lectores de las consecuencias debidas al hundimiento capitalista. ¿Qué contienen esas drogas en formato libro, que enajenan, asustan, separan del resto, marginan el crimen social que se comete contra los trabajadores?: terror guerrero, ñoñerías de la clase media, sexo de ganadería, retorcimientos mentales, discursos evasivos, bajezas, simplonería cerebral, griterío, creación de formas que ponen nubes en los ojos, marcianos, sí, extraterrestres de todo tipo que abducen a los lectores, y otros pases de modelos cargados de desfachatez encubridora, todo esto vendido como una reserva para el cuidado de la tribu, vendido como una forma de adquirir apariencia, aquí todo es apariencia, aparentar para ser de la tribu o lo consideren de la tribu, convertirse en alguien en apariencia inteligente, promocionando la vida de la burguesía , despreocupada del medio en el que vive y de los destrozos que arrastra, aunque en realidad esos lectores han sido convertidos en fieles de la iglesia capitalista; capitalismo y capitalista que ha creado la edición en una fuente de dos grifos, uno con el que se da a la persona lectora un compuesto que le destruye el cerebro y hace que resulte sumiso o sumisa, y otro grifo que convierte al escritor y su libro en un trabajador que se presta a la difusión de sus ideas cuya resultante en el modo de producción les renta plusvalía, beneficios económicos. Esos libros van a mercantilizar objetiva y/ o subjetivamente sobre todo mucho, pero mucho, anticomunismo, hasta el punto de crear generalatos y darles un lugar preeminente en los medios de comunicación de que disponen; dos nombres bien conocidos: Vargas Llosa, escribidor, y, Sajarov, científico salido de la Urrss. El engaño de estos dos, escribidor y científico, uno vivo y otro muerto, usados por lo más reaccionario de Occidente dándoles premios a su mercenario vivo o creando premios con el nombre del muerto, que en el segundo caso se da a terroristas para atacar al pueblo digno y ejemplo de justicia social, dignidad y justicia social que los promotores del capitalismo niegan a sus ciudadanos convertidos en vasallos, el engaño con estos dos personajes, decía, no pasa de estar comprendido en el manual de la CIA: contra Cuba, contra la resistencia, y a contener a los lectores y demás cuyo cerebro no tenga criterio formado, éste, libre de carácter crítico, y si lo tiene a hundírselo, a dejárselo sin operatividad.
El lector es una isla separada del resto de la multitud que vive los conflictos, la ruina social y la degradación moral y ética que crea el sistema de explotación. Cuba es una isla geográficamente y sobretodo una isla en el pensamiento solidario, la contraria manera de pensar, la moral y la ética opuestas a lo que en el capitalismo se vive, y en su accionar social se reparte entre la población la enseñanza, el conocimiento, la riqueza que se tiene; y los acosadores no quieren que el lector sea otra Cuba, ponen en primera línea a los mercenarios, que en la crisis del sistema del que se aprovechan un grupo de asesinos sociales hay que crear nuevas barreras y mantener las viejas. Si esto fuese una película de Holliwood a la pareja, éste par de personajes, les habría tocado el papel de mercenarios sacerdotes, lo que les sirve actualmente para atacar y controlar los cerebros de los lectores y otros. Controladores literatos en la decadencia del capital.
Ramón Pedregal Casanova es autor de “Siete Novelas para la Memoria Histórica. Posfacios”, editado por Fundación Domingo Malagón y Asociación Foro por la Memoria (asociacion.foroporlamemoria@yahoo.es)





    1. Página 341, Chief of Cover Action Staff, CIA, citado en Final Reporto f the Church Committee, 1976.
    2. Ibid.

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