sábado, 29 de mayo de 2010

Aparece en Francia novela sobre el Che

Leyde E. Rodríguez Hernández
Rebelión

Publicada por la editorial francesa Publibook, circula por estos días en Paris la novela “Cuba mi amor”, de Kristian Marciniak, quien ha reconocido en mensaje a este cronista que Cuba ha sido en su vida el país que le concedió mayor felicidad, las más grandes alegrías y las más bellas emociones, entre las cuales se encuentra el orgullo de haber conocido al Che y trabajado junto a él en el Ministerio de Industria.
La novela “Cuba mi amor” es un libro impresionante de más de 400 páginas que posee una extraña combinación de un título en español para un contenido en francés, en una portada que ilumina con la más célebre foto del Che, expresión de toda la dignidad y de una mirada fija hacia el fututo de luchas por el socialismo en Cuba, América Latina y el mundo, como realmente ocurrió en el transcurso del siglo XX y sucede todavía hoy en nuestra América.
En mi opinión, se trata de una novela biográfica, de testimonio histórico y político que nos muestra la vida interesante, azarosa, difícil y la aventura de dos personajes: Jackie y Kris, ambos influenciados por el triunfo de la Revolución cubana y su gran admiración por el Che y Fidel, a quienes conocieron personalmente a inicios del proceso revolucionario en sus años de estancia y trabajo solidario en Cuba.
Este libro describe con justicia y rigor la modestia y la calidad humana del Che, asesinado por orden de la CIA y el imperialismo en Bolivia. Enfoca la traición de un francés en la guerrilla, cuyo nombre no se menciona porque sabemos quién es a partir de las referencias explícitas al diario del Che. Nos entrega hermosos diálogos del Che con Jackie en La Habana , nos acerca a sus ideales comunistas, a la unidad de acción y de pensamiento entre el Che y Fidel, y así nos cuenta la importante contribución del Che a la construcción del Socialismo en Cuba.
Esta novela es un viaje histórico por decisivas etapas de la Revolución cubana: la temprana imposición por Estados Unidos de un bloqueo económico, comercial y financiero, la invasión mercenaria por Playa Girón en 1961, la crisis de octubre o de los misiles en 1962, el robo de médicos y profesionales para debilitar la naciente Revolución, las acciones terroristas y atentados contra Fidel e incluso la obstinada política de Washington dirigida a construir una oposición política contra el gobierno revolucionario con el pretexto de la defensa de los “derechos humanos”.
La compleja evolución de la historia de Francia, desde la Revolución de 1789 hasta la actualidad, y la interacción con Cuba de algunas de sus personalidades políticas y culturales, queda reflejada en algunos de los capítulos de este libro.Se encuentra también en sus páginas la vasta erudición del autor con importantes menciones a la cultura universal, francesa y cubana, a través de la música y la literatura, tanto clásica como popular, el baile de la salsa acompañada del mojito o el ron cubano y el elogio a la belleza y simpatía inevitable de la mujer cubana. Todo esto y otras historias paralelas, se pueden leer en este libro fascinante de 26 capítulos de fácil lectura, que dejan bien claro desde el inicio la magnitud de una obra que no constituye un texto de propaganda política.
El autor demuestra con este libro su talento y capacidad para recrear una historia basada en sus recuerdos personales, la investigación de acontecimientos reales en revistas y periódicos parisinos y cubanos. El frecuente desplazamiento en el tiempo histórico y presente sin perder la lógica narrativa de la trama principal, de la política cubana, francesa y europea, constituye uno de los elementos que más atracción me produjo de la lectura de esta novela.
Considero que es consustancial con el ideal y la práctica comunista de Marciniak, su honestidad política y literaria que apunta hacia un cierto realismo en la intención de evidenciar las cosas tal y como fueron (son) sobre el fracasado socialismo en Europa del Este, los problemas del Partido Comunista francés, las actuales contradicciones en Cuba, así como la injusticia de dar lecciones desde el exterior -sin autoridad moral- a la Revolución cubana.
Marciniak nos ofrece, una vez más, su amistad, su fidelidad, su alegría de vivir, su amor por Cuba. Reitera su compromiso personal con el pensamiento comunista y la obra de Fidel y el Che, no pocas veces atacada por feroces campañas mediáticas en Francia.
Esta novela puede considerarse un homenaje a sus cuatro héroes principales: Che, Fidel, Jackie y Kris. Sería positivo que este libro se difunda y sea conocido por las nuevas generaciones con el objetivo de que Cuba continúe por siempre en Revolución y siga siendo: “Mi amor, nuestro amor”.
Solo me queda sugerir a los lectores que visiten el sitio en Internet http://www.cuba-marciniak.com para más información sobre el autor y la obtención de cualquier otra referencia relacionada con esta sorprendente obra.

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