domingo, 28 de junio de 2009

Servicio de asistencia al lector



Página 12


Macondo era ya un pavoroso remolino de polvo y escombros centrifugado por la cólera del huracán bíblico, cuando Aureliano saltó once páginas para adelantarse a los acontecimientos....

(Cien años de soledad. Gabriel García Márquez)

Si bien el personaje de Cien años de soledad empezó a saltar páginas de los manuscritos de Melquíades porque intuía el final de Macondo en el viento tibio de la nada y quería llegar al final antes de que desapareciera, no es agradable verse obligado a saltear páginas de una novela a la fuerza, por el simple hecho de que en la edición pirata que uno consiguió sencillamente faltan, y es por eso que cuando vi que a La caza del carnero salvaje, de Haruki Murakami, que me había regalado mi amigo Guillermo Mastroleo, le faltaban 23 en el momento más álgido, cuando todo está por resolverse, o mejor dicho no resolverse definitivamente al estilo de Murakami, salté de la cama con un grito ahogado y miré el reloj: las tres de la madrugada: esa hora insidiosa y retórica que raras veces existe. No era el momento de buscar una librería de urgencia (¿por qué no existen librerías de turno, como las farmacias, para estos casos?); lo cierto es que en la ciudad real, la que apenas existe, si es que existe, no iba a encontrar auxilio ni consuelo, y así fue como solo de toda soledad, a las tres de la mañana y frente a lo único real, Internet, busqué infructuosamente el libro en ese espacio real y contundente, que es el único amigo cálido que palpita a través de los cables o el wifi: ¿qué es lo que existe a las tres de la mañana, en la noche oscura del alma, salvo Internet?

Pero nada. Apareció, eso sí, una versión en japonés que de poca utilidad me resultaba y sólo profundizó el abismo que se abría a mis pies, hasta que vi, en una esquina de la pantalla, titilar el Número de Asistencia al lector.

Me precipité sobre el teléfono:

Serser vicio dde asistencia al lelector contestó una voz jovial. Soy Marco.... ¿en qqué podría ayudarlo?

Una inmensa felicidad descendió sobre mí.

Murakami balbuceé La caza del carnero salvaje, página tal y cual...

Un momento me dijo. Se oyeron varios eficientes clicksUUsted veverá; se... se tratrata de un estudiante de San Petersburgo qqué asesisina a uuna vieja usurera para rorobarle y a su tía....

No era la tía dije con superioridad, pero eso no es Murakami, es Crimen y castigo... que no es precisamente mi problema. Murakami.

Lo.... lo siento dijo Marco aa ver esto: un noble escocés asesina al rey para oo cupar el trono.

¡No! –aullé, aunque por lo visto progresábamos, ya que llegábamos a la “m”.

¿Sabe qué pasa? me dijo Marco recuperando el habla, yo soy sólo un pasante y además está por terminar mi tturno. Además, estudio veterinaria y esto de los libros no se me da muy bien. A ver... Un marino que se llama Edmundo Dantés...

¡No! ¡No! ¡Es el conde de Montecristo!

Lo tengo anotado como La guerra y la paz, de un tal Stoi. ¿Como me dijo que se llamaba el libro?

La caza del carnero salvaje.

No lo encuentro... –yo soy sólo un pobre estudiante de veterinaria que mató a una vieja usurera...

Con más razón le dije–. Un estudiante de veterinaria se tiene que entender con los carneros, aunque sean salvajes... A ver... probá con “El ataque al mundo salvaje de un carnero”. “El carnero que se volvió salvaje.” “El salvaje que se volvió carnero.”

Aquí hay algo me dijo: “La cabra domesticada, etiología de su desarrollo”. ¿Quiere que se lo lea?

¿Pero para qué sirve el servicio de asistencia al lector?

Nno lo sé me dijo Marco, apenas soy un pasante..., aquí encontré otra cosa que le puede interesar: coordinación de los sistemas de riego en regiones de lluvias intermitentes... Y empezó a leerme Madame Bovary.

¿Por qué no ponen a pasantes de letras? pregunté.

Los de letras están haciendo pasantías como repositores en los supermercados...

¿Y los de física?

En el servicio penitenciario..., la idea es que todos hagan todo, para que no haya división entre el trabajo manual y el intelectual.

Colgué. Pero enseguida volví a llamar.

Servicio de asistencia al lector, habla Karin, ¿en qué le puedo ser útil?

Murakami, etc. etc.

Mire me dijo, aquí tengo una novela policial donde hay un carnero salvaje... dijo... ¿quiere que le cuente quién es el asesino?

El mayordomo, por supuesto dije.

No dijo Karin, el asesino es justamente el carnero salvaje y lo mata al mayordomo... colgué.

Pero la compulsión era terrible.

–Servicio de Asistencia al Lector, habla Alejandra, ¿en qué puedo servirlo?

Mura... mura... Carnero... un carnero... Sólo eso...

¿No es lo mismo una ballena? Mire aquí tengo Moby Dick, la caza de la ballena salvaje...

Un animal de tierra...

Perros... gatos salvajes... ¿sabe cuándo tenemos más llamados?

En Navidad dije es cuando más pululan los carneros...

Y en el día de los enamorados...

Colgué y volví a llamar.

Aquí Jorge, servicio de asistencia al lector hoy tenemos Rayón y perlas nuevas, de Chris Turtsteka, o si prefiere, La persecución del carnero salvaje...

Me quedé mudo... ¡Lo había conseguido!

Me tiré a escuchar cómo me leían libro donde se describían los distintos tipos de trampas para atrapar carneros, ¿o eran tiburones?, escritas por un cazador del siglo XVII... pero eran carneros, carneros a pesar de todo... seguí escuchando la voz de Jorge hasta que amaneció y descubrí que me había dormido y la comunicación se había cortado.

Pero el mundo había cambiado. Y no me importó que ese mismo día tuviera una reunión con el ministro para diseñar una política en relación al carnero salvaje; sin desayunar siquiera, volví a llamar, pedí una novela de Agatha Christie, y mientras una voz me leía Vida y destino de Vasili Grossman, fui tirando a la basura todos y cada uno de los libros de mi biblioteca, ya inútil, sabiendo que nunca, que ya nunca jamás, me separaría del teléfono y del servicio de asistencia al lector.


martes, 23 de junio de 2009

“el país de las sombras largas”


Hans Ruesh

La mejor temperatura del año en el polo norte bordea cero grados, el punto de congelación del agua, en ese árido y cruel medio para la vida humana, es posible llegar a 70 menos, también es preciso saber que seis meses hay luz solar y los otros seis meses son de total obscuridad, ¿frutas?, ¿verduras”, que va! eso es imposible, la única comida es carne cruda, putrefacta y congelada, en diversas variantes: oso, nutria, morsa, pescado, etc..

Hasta 1920, el polo norte fue asiento de los esquimales, por miles de años, hasta que llegó, Gunnar Amundsen, a lomo de trineo, y descubrió la vida humana en aquellas heladas tierras.

El autor de la obra aquí analizada: Hans Ruesh, abandona su vida urbana, en Italia, para radicar en diversos lugares del polo, traba amistad con sus habitantes, los sigue en su constante peregrinar, come como ellos, vive como ellos, ama como ellos, y en esa maravillosa obra, nos describe el día a día de una familia esquimal, sus costumbres: no se bañan nunca, su manjar preferido es el seso putrefacto del oso, así como los ojos de las focas; cuando llega un amigo al iglú, su dueño debe prestar su mujer al amigo que llega…...pero quizás, lo más importante es la descripción de cómo llegan los representantes empresariales, la iglesia, la ley y el dios del mundo moderno, amén del dinero, las transacciones mercantiles, el empleo y el salario.

La lectura de esta obra nos transporta a un mundo nuevo, distinto, inimaginable, para nuestra percepción, pero además, nos permite “ver” la instauración del sistema capitalista en el polo norte y la consecuente destrucción de formas de vida, desarrolladas a lo largo de miles de años: los esquimales, siempre mataron para comer, el capitalismo requiere excedentes económicos, por los cuales, depreda a la naturaleza, las consecuencias las pagaremos todos.

Buscar la obra en: www.librostauro.com.ar


domingo, 21 de junio de 2009

el mundo de Sofía

por: Jostein Gaarden

Kant? Kierkegard?, Sartré?, Camus?, Vian? y otros apellidos famosos si pero, entre intelectuales y especialistas, no son autores para el gran público, ellos escribieron filosofía y literatura a veces complicadisima para el comun de los mortales, pero, he aquí, que un joven profesor de liceo en Oslo, resuelve escribir una obra de fácil y amena lectura para sus alumnos, que abarca la historia de la filosofía en todos los tiempos y espacios posibles.
La lectura parece la visualización de diapositivas ordenadas, para causar un profundo impacto en la mente del lector, por la extrema sencillez con que se expone los principios y fundamentos descubiertos por cada uno de los autores, ud ve y oye a cada filosofo en su circunstancia y su tiempo, el descubrimiento de conceptos y de leyes se vuelve comprensible en grado sumo.
la diferencia y semejanza entre un cementerio y una biblioteca se evidencian durante la lectura de esta utilisima obra: en ambos casos se albergan muertos, pero solo en el segundo caso es posible "conversar" con los muertos.
Si la tarea única de la universidad, es enseñar a pensar, pues, la obra de marras, debería ser material obligado de estudio ya en el primer año de todas las universidades, y es que no podemos olvidar la definición que dieron los griegos a la palabra "filo-sofía": la madre de todos los conocimientos. mas aún en estos tiempos y en las universidades latinoamericanas, en que prima la tecnología, el pensamiento mecánico, con los que se anula a la capacidad de relacionar y por tanto de imaginar.

miércoles, 17 de junio de 2009

Franz Kafka, una metáfora del siglo XX


Franz Kafka, una metáfora del siglo XX



Los historiadores se refieren al V antes de nuestra era como el siglo de Pericles, o al siglo XV como la era de los descubrimientos, o al XVIII como la Ilustración, o… Nosotros, al menos por lo que dure este escrito, vamos a llamar al no hace mucho tiempo concluido siglo XX como el siglo de FranzKafka.

Una afirmación osada, es verdad, ya que por muy influyente que haya sido este escritor en la historia de la literatura, dudamos que ello haya significado que el gran público lo lea masivamente cual best seller vendido en unos grandes almacenes y que por tanto pueda haber cambiado la vida de millones de personas. Sin embargo, pocas plumas del siglo pasado nos sirven tanto como la del autor de En la colonia penitenciaria para poder realizar a la vez una parábola y un resumen de esta época.

¿Quién no se ha querido jalar a Kafka para sí? El realismo mágico lo cita como antecesor, de hecho en el libro El olor de la Guayaba, entrevista de Plinio Apuleyo Mendoza a Gabriel García Marquez, éste reconoce cuánto le debe a La metamorfosis; el existencialismo ve como en sus relatos abunda el absurdo, la desesperación y un toque individualista; un individualismo, por cierto, en el que reparan ciertas tendencias anarquistas; el marxismo advierte su crítica a la burocracia al igual que de nuevo el anarquismo; el judaísmo- recordemos: Kafka es judío- busca simbolismos de esta religión; el psicoanálisis podría aclararnos si Franz es paranoico y cómo le han afectado sus traumas familiares; sabemos además que simpatizó con la Revolución rusa y el bolchevismo, etc. etc.

Hasta tal punto se prolonga la sombra de Kafka que varias veces flotan en el aire las preguntas de qué hubiera pensado del ascenso del nazismo y el holocausto (murió en 1924) e incluso, por qué no, qué hubiera dicho acerca holocausto contra el pueblo palestino.

Para ser un escritor “duro” y quizá de minorías no está nada mal…. De hecho existe el adjetivo kafkiano, que el diccionario define como “Dicho de una situación: Absurda, angustiosa”. No muchos autores tienen el lujo de contar con un adjetivo propio, nos viene ahora a la mente solo el término dantesco. Es verdad, se nos puede decir, que existen otros tales como cervantino, quevedesco, calderoniano, etc. pero hacen más referencia a la obra del autor o semejanzas con ella- humor quevedesco, por ejemplo- que a situaciones, digamos “independientes” de sus autores.

Franz Kafka nació, como es sabio, en la bellísima ciudad de Praga- si tenéis ocasión, visitadla- lugar que contaba con uno de los más antiguos guetos de Europa. Su lengua no será el checo sino el alemán- si bien dominaba las dos- ya que su padre fue la que impuso porque real o supuestamente le convendría para tener éxito en el mundo del comercio y los negocios; esto, unido a su origen judío le da una sensación de desubicado, de pseudoexiliado.

Su padre precisamente ha sido la persona que- para mal- más ha influido en su vida; una figura castradora y autoritaria, su Hitler-Stalin particular, y que de alguna manera simboliza la represión alienante del pasado siglo. “Te destrozaré como a un pez”, le dice a su hijo, según cuenta éste en la Carta al padre, una de las misivas más famosas del siglo XX y que jamás fue enviada. En lenguaje actual diríamos que trató de llevar a su hijo por el camino “políticamente correcto” para hacer de él un ciudadano de pro dedicado al comercio o la abogacía.

Podemos ver el rastro de la figura paterna represora en sus escritos: en La metamorfosis y, sobre todo, en La condena, donde, por motivos que no quedan aclarados, un padre condena a su hijo a muerte por lo que parece ser un terrible pecado de desobediencia.

¿Qué tanto pudo influir este pesado ambiente familiar y social en que nuestro autor padecer de insomnios y jaquecas? Además, para acabar de complicar la situación, padeció tuberculosis. ¿Cuánto marcó todo esto las relaciones de Kafka con otras personas, especialmente con las mujeres a las que amó? Sea como fuere, no pudo establecer relaciones sentimentales estables.

Su falta de seguridad en sí mismo y en su propia capacidad le provocó no sólo que fuera renuente a publicar sino que gran parte de su obra esté inacabada y fragmentaria. Según un mal chiste, tanto en el sexo como en la literatura, mister Kafka todo lo dejaba a medias.

Paradójicamente, esa forma de componer “a trozos” es definitoria del estilo kafkiano. No nos imaginamos al autor con unos manuscritos perfectamente acabados sino que pareciera acomodarse bien su estilo “roto” a sus intenciones en unos textos a la vez claros y oníricos. Claros, expositivos y fríos como un libro de leyes o de medicina, oníricos como el mejor de los sueños, o la peor de las pesadillas.

Pensemos en su obra más famosa y uno de los grandes referentes culturales de la era contemporánea, La metamorfosis. Gregor Samsa despierta una mañana convertido en un monstruoso insecto, dice la obra, y normalmente se suele pensar en una enorme cucaracha, un ser que a la mayoría de la gente le causa repulsión. El protagonista es viajante de comercio, tiene una familia bien interesada y, como se dijo anteriormente, un padre autoritario. El paralelismo con el escritor es evidente. ¿Así se veía el autor, despreciado como un bicharraco asqueroso? Pero, quién metamorfosea en realidad, ¿Gregor Samsa o su familia, que lo desprecia y arrincona ahora que no sirve para traer dinero y mantener la casa? ¿Y en verdad han metamorfoseado o siempre fueron así? ¿Y vosotras/os, no os habéis sentido alguna vez como bichos raros en este mundo de locos?

En El Proceso, Josef K- nombre que aparece en más relatos y sobre el que no es necesario insistir que la K coincide con la inicial del apellido del escritor- es acusado de algo que nunca sabremos y contra lo que no podrá defenderse en medio de una maraña de burocracia infranqueable. Aquí, insisto, el estar el texto incompleto y fragmentario ayuda a crear la atmósfera de absurdismo, de no entender exactamente qué pasa y en cierto modo, al igual que en las tragedias griegas, de vernos como unos peleles del destino o, más prosaicamente, de unas circunstancias surrealistas.

Precisamente en esta novela se encuentra el que considero su obra maestra, Ante la Ley (1), un relato que se publicó de manera independiente y que aparece en medio de este escrito. Es un texto muy corto, como de una hoja, y recomiendo su lectura. Es sin duda su creación más hermética y más dada a suposiciones e interpretaciones; omito las mías y os animo a buscar la vuestras.

Quizá su mejor amigo haya sido Max Brod, a la vez su editor y su albacea testamentario. Y quien publicó casi toda la obra de Kafka a la muerte de éste, pese a que dejó escrito que la destruyeran (también a veces la “retocó” de manera un tanto caprichosa para “adecuarla”, lo que ha llevado a que los estudiosos hayan tenido que trabajar duro para recuperar la pureza del original). ¿Estáis de acuerdo con esa decisión de editar sus trabajos contra la decisión de su autor? En contra de esta postura está, obviamente, el respetar la última voluntad de Franz, a favor, el que dado el carácter excepcionalísimo de su prosa, ésta ya no pertenece en exclusiva a su autor sino que es patrimonio de la humanidad y hubiera sido un crimen terrible destruirla. ¿Qué opinas, querido lector, querida lectora?


sábado, 13 de junio de 2009

la consagración de la primavera

Para el creador de este blog, la obra de Alejo Carpentier, es la mejor jamas escrita, con el perdón de los demas autores, mas, su obra cimera, es la mencionada en el título, se imaginan ustedes: hacia 1880 en el sur de Rusia nace en Bakú, (puerto maritimo ruso), en medio de una familia acomodada, una nena rubia, preciosa, que con los años será balletista y madre de Alejo; al poco tiempo de nacer ella, los comunistas se toman el poder municipal de la ciudad, la familia huye a San Petersburgo, en donde unos años mas tarde, Kerensky organiza su revolución socialista. la familia huye desesperada a Moscú, en donde en 1917, Vladimir Lenin, dirigente maximo del partido blochevique (comunista), toma el poder y la familia vuelve a huir, esta vez a Praga, donde viven hasta 1922, en que un golpe revolucionario los aleja nuevamente, ahora hacia Madrid, ciudad que pronto (1936), experimentará la guerra civil española, ensayo de lo que sería la II guerra mundial, el padre, anciano ya, pide a la familia, huir hacia algún lugar del planeta, a donde nunca llegaría el comunismo, huyen hacia La Habana, Cuba........
La obra es una vitina de los acontecimientos que cambiaron al mundo, es una galería de los mas importantes personajes de la primera mitad del siglo XX.
La madre de Carpentier, abre la primera escuela de Ballet en el centro de La Habana, conoce de cerca a quienes hacen la economía, el arte, la politica y ejercen el poder de distintos gobiernos corruptos, hasta que llega Fidel Castro, el Che y otras personalidades al poder, y el pueblo cubano es protagonista de profundos cambios en la historia.
Alejo Carpentier, fue embajador de la Revolución cubana, en París.